Ya el viaje de bodas de Giulian y
Sam iba por un mes y Dan comenzaba a
desesperarse, porque aquel cretino había jurado que no estarían fuera más de
quince días pero la semana anterior habían enviado un mensaje diciendo que se
demorarían un par de días más.
Mientras Dan andaba furioso, Amy se reía de él lo que no contribuía en nada a
mejorar su humor.
-
Vamos
Dan, déjalos en paz, busca alguien más a quien molestar
Sin embargo, él se limitó a mirarla muy
mal y ella pensó que el apego que sentía Daniel por su hija era excesivo, sin
darse cuenta que era el mismo que sentía ella por su hijo a cuya casa no dejaba
de ir ni un solo día aunque solo fuese un momento.
Llegó el día del cumpleaños de Aelig y
la feliz pareja aun no había regresado, de modo que les tocó ir sin ellos. Aquel
fue un día particularmente difícil, porque apenas llegaron, Elijah se sentó en
un rincón y no hubo manera de hacerlo mover de allí, mientras que Brendan
parecía haber recordado que era un Cornwall y causó tantos estropicios como le
fue humanamente posible. Vladimir que ya tenía seis meses, no se portó mucho
mejor y desapareció de la vista de
sus padres en varias oportunidades, mientras que Dreo que ya iba por los cinco
y en teoría gatear no se le daba muy bien aun, no fue impedimento para que tirara todo lo que
estuvo a su alcance y lo que no, y se escondiera en la chimenea que para su
buena fortuna estaba apagada. Finalmente y a la hora de picar el pastel, en
cuanto la pobre Aelig sopló las velitas, el pastel voló salpicando crema en todas direcciones. Aunque no podían acusar
a ninguno de los angelitos en forma
directa, la mayoría apostaba a Dreo, pero lejos estaban de saber que el autor
de la broma era el único que no
estaba presente alrededor de la mesa y que en aquel momento tenía una sonrisa
malvada en sus labios.
Daira Clemmens tal y como había dicho
Amy, era la persona más dulce y ecuánime del planeta, pero por aquellos días
estaba de un humor asesino y a punto de perder la cordura. Jonathan McKenzie
era realmente un desastre natural y había hecho de su cruzada particular
convertir su vida en un infierno. Ella había rechazado la invitación a la casa
de los McKenzie con motivo del cumpleaños de la hija de Kenneth, aduciendo que
como ella no tenía niños, no tenía objeto asistir a una fiesta infantil, pero
el verdadero motivo siendo que le encantaban los niños, era no encontrarse con
el niño aquel. Pero parecía inútil
cualquier cosa que hiciese, porque ese desgraciado para lo único que servía era
para fastidiarla y aquella noche mientras ella terminaba la ronda por el
Hospital, se presentó allí.
-
Buenas
noches señorita Clemmens -- escuchó a sus espaldas y cerró los ojos con
resignación
-
Lo
fueron hasta este momento
-
Por
supuesto, ahora son mejores porque
llegué yo -- dijo él
-
¿Qué
quieres aparte de lo obvio, McKenzie?
-- preguntó con fastidio
-
¿Y
qué es lo obvio? -- fastidiar
pensó ella, pero se volvió y lo miró
-
¿Estás
herido?
-
No
que yo sepa
-
¿Alguien
más lo está?
-
Misma
respuesta
-
Entonces
lárgate y déjame en paz -- dijo volviéndose y comenzando a caminar
-
No
seas desagradable Daira, solo vine a asegurarme que estabas bien
-
Aclaremos
algo McKenzie, mi salud y en realidad nada relativo a mi persona, es asunto
tuyo, de modo que te quedaría muy agradecida si te olvidaras de que existo.
Sin embargo, Jonathan McKenzie era de la
clase de individuo al que lo traía sin cuidado los deseos de otros si éstos
contravenían los suyos, y el suyo en aquel momento parecía ser única y
exclusivamente amargarle la vida a aquella pobre criatura. De modo que continuó
hablando ignorando olímpicamente lo que ella acababa de decir.
-
Como
supondrás me preocupé mucho porque no asististe a la reunión en casa, mamá
estuvo preguntando por ti.
-
¿Eres
sordo McKenzie?
-
Aunque
debo decirte que estuviste acertada, porque los chicos casi tiran la casa --
siguió él impertérrito
Daira lo miraba incrédula,
definitivamente aquel sujeto era mucho. No obstante, no tuvo tiempo de
insultarlo y mandarlo a paseo, porque en ese momento se presentó una conmoción
y ambos se olvidaron de en qué estaban y corrieron hacia la entrada.
Un grupo de Krigers y Arzhaelíes venían
entrando y por lo que pudieron ver, traían varios heridos.
-
¿Qué
sucedió? -- preguntó Jonathan a Klausen
-
Un
ataque de Uzkys
-
¿Qué? --
preguntó con asombro -- ¿Dónde demonios estaban estos sujetos?
-
Hace
unas horas avisaron de un ataque de Uzkys
a una población cercana a Norland y salió un grupo a darles caza, pero al
parecer eran demasiados
-
¿Norland?
¿No está eso muy alejado de sus predios habituales?
-
Así
es, razón por la cual nos sorprendió el número. Eventualmente emigran un poco
más al sur pero en pequeños grupos, nunca tantos.
-
¿Ya
avisaron a Alaric?
-
No,
vinimos directo al hospital, estos sujetos están muy mal y ya sabes lo que un
ataque de Uzkys pude significar.
-
Entiendo,
yo me haré cargo, tú quédate aquí y si necesitamos alguna información adicional
te avisaré
-
Sí
señor --
a pesar de que Klausen era un Arzhaelí mucho mayor que Jonathan, éste
era miembro del Consejo y le debía obediencia, de modo que acató la orden sin
objeciones
Jonathan caminó hacia donde estaba Daira
impartiendo órdenes para la ubicación de los heridos.
-
Daira,
me reuniré con Alaric y los demás miembros del Consejo, por favor mantennos
informados -- dijo el chico y ella asintió
Lo vio alejarse sin dejar de notar la
transformación que acababa de operarse ante sus ojos, hacía unos minutos había
tenido ante sí al niño necio, fastidioso y condenadamente irritante, pero ahora
veía alejarse a un hombre diametralmente opuesto y no dejó de sorprenderse. No
era que no supiese que era un excelente Arzhaelí, ya que lo había visto en
acción, pero suponía que siempre la sorprenderían aquellas dos personalidades
que convivían en el interior de aquel individuo.
Unos minutos después, Jonathan se
encontraba reunido en la Sala
del Consejo con los otros miembros del mismo informándoles lo que acababa de
suceder. Los ausentes eran Giulian, Eowaz y Mael pero el primero estaba de
permiso y los otros dos hasta donde sabían se encontraban en alguna misión, de
modo que una vez que Jonathan concluyó el informe, todos dirigieron sus miradas
hacia Iván que en ausencia de Eowaz era el miembro más antiguo del Consejo,
porque aunque en teoría Amy y Dan eran tan antiguos como él, Iván llevaba más
tiempo ejerciendo sus funciones.
-
Alaric,
organiza a tu equipo y prepárense a salir lo antes posible.
-
Y
si no hay inconveniente, Dan y Jonathan vienen conmigo --
dijo Alaric
-
Sin
problemas -- dijo Iván y luego miró a los demás --
Garlan tú y tu grupo cubrirán a Alaric. Armel y Philip organicen a los
Krigers y estén prevenidos en caso de que Alaric necesite refuerzos. Delos y
Dorila ocúpense de la protección de las personas que habitan en las zonas
adyacentes y susceptibles a ser atacadas. Waleska y Amy vienen conmigo, sin
duda hay más heridos aparte de nuestros hombres.
Escasamente media hora después, los
grupos estaban organizados y listos para partir. Diandra y Danny habían sido
los primeros en ser llamados para acompañar a Alaric, ya que ambos eran
excelentes arqueros y Diandra cumplía la doble función de arquera y
rastreadora, y en ausencia de Mael era su mejor opción. Gail había sido enviado
con Delos y Dorila, mientras que Aderyn se iba en el grupo de Iván.
Poco antes de partir les llegaron dos
mensajes de distinta naturaleza pero igualmente alarmantes. Uno era de Daira
participándoles que cinco de los Krigers y un Arzhaelí habían muerto a causa de
la pérdida masiva de sangre y había aun dos que no sabían si podrían salvarse. Y el otro era de Bahr notificándoles que
estaban en medio de un ataque.
Con las cosas así, Iván tomó la decisión
de enviar un mensaje urgente a Giulian y a Sam. A él lo necesitaban en las
filas de ataque y Sam se quedaría a ayudar a Daira, ya que en ningún caso
podría ir al lugar del conflicto. Después de esto partieron a toda prisa con la
única modificación de que los hombres de Armel y Philip partieron junto con los
de Alaric.
Un ataque de Uzkys era algo verdaderamente sangriento, aquellos salvajes estaban
muy alejados de lo que en apariencia eran. Un Uzky tenía el aspecto de un ser humano, es decir, tenía todas las
características físicas de uno, cabeza, tronco y extremidades. Poseían una
elevada estatura y complexión recia. Sus facciones tampoco diferían en mucho y
generalmente eran armoniosas, en su mayoría tenían largas cabelleras rojizas o
castañas y ojos invariablemente negros. De manera que un Uzky podía pasar fácilmente por un hombre común y de hecho lo
hacían con el fin de infiltrar las zonas que pensaban atacar. Durante el día
podían convivir entre humanos aunque no solían ser especialmente comunicativos,
primer detalle éste que establecía las diferencias, no tomaban agua y de hecho
la miraban con aversión aunque no les hacía ningún daño hasta donde sabían y se mantenían a
mucha distancia del fuego que sí podía matarlos. Pero al llegar la noche,
aquellos seres se convertían en bestias salvajes. Sus incisivos crecían varios
centímetros, el iris de sus ojos se extendía con lo que éstos parecían dos
trozos de ónix, y su instinto asesino se magnificaba destruyendo todo a su
paso.
Generalmente vivían en grupos y su
localización eran las montañas escandinavas, pero aunque se habían reducido
mucho, aun en el Norte de Noruega los había en gran cantidad. Su enemigo
natural eran los Berserker, era la única especie a la que en realidad temían,
pero siendo que no habían muchos y solo uno que fuese un descendiente directo
de éstos, en la actualidad representaban una amenaza menor para los Uzkys.
Las épocas más peligrosas del año y en las
que atacaban con mayor ferocidad, eran verano e invierno, aunque no se sabía la
razón para ello. Motivo éste por el que les resultaba a los Arzhaelíes tan extraño
un ataque de esa magnitud cuando aun no finalizaba la primavera.
En cuanto Iván y los suyos llegaron a la
población que había sido atacada primero, sintieron verdadero pesar. Era un
caserío pequeño habitado por algunos pescadores y sus familias, pero había
quedado completamente destruido. Si bien la intención de Iván era prestarles
algún socorro a los heridos, se encontró con que lo único que había eran
cadáveres. No pudiendo hacer nada allí, se trasladaron con rapidez a la zona
que estaba siendo atacada.
Cuando los Arzhaelíes habían llegado al
lugar donde Bahr y los demás sostenían el enfrentamiento, los Uzkys comenzaron a internarse en el
bosque, su instinto de supervivencia los
llevaba a protegerse de las amenazas buscando la espesura de éstos, pero una
vez en ellos, se posicionaban de la mejor manera posible y comenzaban a atacar
a sus perseguidores.
Alaric había dado órdenes precisas a sus
hombres en el sentido de protegerse bien con sus Skiks para evitar las flechas Uzkys, ya que éstos las envenenaban con
una sustancia sumamente tóxica y siendo que él mismo ya había sufrido el
asunto, sabía exactamente lo terrible que era.
El grupo dirigido por Diandra estaba
exterminando con relativa rapidez a los que se le ponían a tiro igual que el de
Dan, solo que el de éste lo hacía a mayor velocidad. Y en el caso de Alaric,
estaba demostrando sin lugar a dudas por qué había sido considerado el mejor
Arco de la Orden
hasta que había llegado Mael Berserker, porque si bien Alaric era muy veloz y
certero, podía competir con Mael en puntería pero no en velocidad. Sin embargo,
estaba haciendo un excelente trabajo.
Giulian había llegado y se había unido
al grupo de Jonathan, pero ninguno de los dos era tan bueno con el Arco, por lo
que lo tenían más difícil, el mejor de ese grupo y el que estaba dirigiendo el
ataque era Urs pero ya Giulian se estaba desesperando, porque a pesar de que él
contaba con la ventaja de su nictalopía, aquellos bichos eran condenadamente veloces y para los demás que no contaban
con ella, les resultaba bastante difícil acertarles. Jonathan miró la hora y
maldijo por lo bajo, aun faltaba mucho para que amaneciese, por lo que les
quedaba aún mucho rato de aquella fiesta.
-
¡Odio
a éstos bichos! -- había dicho Giulian sacudiéndose una flecha
que se había clavado en su bota
-
Pues
seguro eres correspondido -- le dijo Jonathan y siguieron en lo suyo
El grupo de Garlan había cercado la
zona, inicialmente con el fin de evitar que muchos Uzkys pudiesen huir hacia
sus cuevas estuvieran éstas donde estuvieren, pero al ver el apuro en el que se
encontraba el grupo de Urs, decidió dar la orden de ataque y hay que decir que
fue una decisión por demás acertada, porque los Uzkys se habían ido acercando
peligrosamente y si era arriesgado enfrentarlos a distancia, en una batalla
cuerpo a cuerpo podía resultar mortal.
Alaric también había advertido el
peligro, de modo que giró una orden urgente a Dan que estaba más cerca, de
manera que éste cambió la dirección de su ataque y Danny corrió tras él. Sin
embargo, cuando estaban más cerca, Danny vio con horror que uno de aquellos
seres se abalanzaba sobre Giulian,
apuntó su Arco pero repentinamente las palabras que le había escuchado a Aderyn
algún tiempo atrás durante el entrenamiento, penetraron en su cerebro: solo hay dos formas de matarlos, con fuego o con una flecha envenenada.
-
¡BRAENDE! -- lanzó con la mayor precisión y el Uzky fue envuelto por las llamas
Esto había sido posible ya que el Uzky en cuestión no lo estaba mirando,
de lo contrario acertarle habría sido poco probable, pero lo había hecho y con
ello había salvado el cuello de Giulian. Pero Jonathan estaba en una situación
igualmente comprometida y nadie parecía haberlo advertido, tenía al Uzky encima y éste le había causado ya varias
heridas serias. Finalmente Dan lo había visto y estaba apuntando su flecha
cuando el Uzky cayó desplomado encima
de Jonathan. Giulian que ya estaba de pie y Dan, corrieron hacia allá y vieron
que tenía una flecha clavada en el pecho, y aunque se preguntaron cómo había
sucedido aquello si ninguno de los dos había disparado, lo dejaron por
irrelevante y se apresuraron hacia Jonathan.
Por un momento Giulian sintió que su
corazón dejaba de latir, porque el cuerpo del chico estaba ensangrentado y él
parecía sin conocimiento.
-
¡Hay
que sacarlo de aquí! -- exclamó Dan
-- Danny llévatelo
El chico no espero a que se lo
repitieran, aferró con firmeza a Jonathan y se desapareció. Después de lo cual
Dan se volvió hacia Giulian.
-
¡Giulian! -- lo
sacudió -- ¡Muévete o te van a masacrar!
Y ciertamente las flechas seguían
lloviendo a su alrededor. Sin embargo, poco a poco y no sin mucho esfuerzo, las
cosas comenzaron a emparejarse pero aquello duró hasta que el cielo comenzó a
clarear, momento en el que los Uzkys
comenzaban a perder su fuerza aunque no su salvajismo, pero sabían que en
aquellas condiciones no podían enfrentarse a un enemigo superior, de modo que
empezaron a huir. Ignorando su cansancio, Alaric organizó con rapidez a sus
hombres y comenzó la cacería. Diandra y Dan fueron con él, la una por su pericia
en rastreo y el otro por su habilidad con el Arco. Danny, Urs, Garlan, Gail y
Giulian también fueron en ese grupo y ninguno regresaría hasta casi una semana
después.
Danny había llegado al Hospital de Arx y
enseguida varias Nyrs se apresuraron a ayudarlo a colocar a Jonathan en una
camilla. Mientras lo trasladaban para ser atendido, Danny que estaba
desesperado por marcharse de nuevo recordando lo comprometido de la situación
en la que estaban los suyos, se detuvo cuando escuchó un grito, se giró y vio a Sam y
a Daira que miraban horrorizadas a Jonathan pero mientras su hermana se abalanzaba
hacia el chico Daira perdía el conocimiento. Danny se acercó con rapidez y
extrañeza, porque si bien era cierto que Jonathan estaba bastante molido, Daira era una Arzhaelí con años
de experiencia y ciertamente estaba seguro que había vivido situaciones mucho
peores. Sin embargo, se ocupó de levantarla y colocarla en una silla y luego
procedió a reanimarla.
-
¡REINVIA! -- y una vez que ella comenzó a abrir los ojos,
él se retiró unos pasos -- ¿Estás bien?
-
Daniel… --
pero luego pareció recordar y palideció
-- ¿Dónde está?
-
No
estoy seguro pero…
Ella no escuchó nada más y salió en
carrera dejando a Danny confuso, pero no teniendo tiempo para perderlo y aunque
también le habría gustado poder saludar a su hermana, decidió que lo haría
luego y se marchó de nuevo. Daira corrió hacia la sala de urgencias y mientras
lo hacía iba rogando a todos los Dioses
y casi derriba a un Läkare, le dio una disculpa apresurada y entró a la
sala aproximándose a la cama.
Ya habían limpiado la sangre pero se
veía aún muy lastimado. Tenía una herida grande en el cuello, en la que
trabajaba Samantha en ese momento, otra igualmente profunda en el pecho que
aunque ya no manaba sangre, podía verse el daño que había causado. Tenía muchas
más en el torso pero de menor profundidad y de algunas aún brotaba la sangre.
En brazos y piernas tenía lo que parecían arañazos y aun esos no habían sido
atendidos.
-
¡Daira! --
exclamó Sam por tercera vez y la Arzhaelí que obviamente no la había escuchado,
finalmente levantó la mirada -- ¿Estás bien? Puedo llamar a alguien más si…
-
No,
por supuesto que no -- dijo con rapidez --
Estoy bien Samantha, disculpa
-
De
acuerdo -- dijo la chica
-- Te decía que lo revisaras, porque yo simplemente
detuve la sangre, no sé si tiene alguna lesión interna.
-
Bien,
pero no creo, los Uzkys solo atacan
con flechas o con sus dientes y garras y
no pueden hacer magia de ninguna especie. Lo que sí tenemos que suministrarle es
el antídoto, porque esta de aquí -- dijo señalando una herida no muy grande en el
costado -- fue hecha por una flecha y utilizan un veneno
sumamente tóxico. No va a matarlo pero…
-
Algo
que… lamentarás sin duda
Ambas elevaron la vista, porque habían
continuado trabajando mientras hablaban y se sorprendieron al escucharlo.
-
¡Jonathan! --
exclamó Sam con mucho alivio
-- ¡Por todos los Dioses, que
susto me diste! ¿Cómo te sientes?
-
No
estoy muy seguro… creo que… ¿estoy muerto?
Las chicas se miraron y pensaron que
estaba delirando, de modo que a pesar de que era algo que ambas habían
verificado ya, Daira apartó le apartó el cabello de la frente y colocó su mano
allí, comprobando que seguía sin fiebre. Así que Daira le habló con suavidad
-
A
ver Jonathan, fuiste atacado por un Uzky,
de modo que es posible…
-
¡Por
los Tesoros del Gran Druida, sí estoy muerto!
-
Jonathan --
intentó Sam -- no estás muerto corazón
-
Entonces
estoy soñando, porque Daira no me está gritando
Samantha sonrió con diversión mientras
Daira componía una cara de incredulidad.
-
¡McKenzie,
eres un…!
-
¡Ah,
gracias a los Dioses! Sí estoy vivo
Pero cualquier cosa que Daira pensara
decir, en caso de que el deseo de golpearlo fuese menor, quedó en suspenso
porque una Nyrs asomó la cabeza.
-
¿Señora
Cornwall, puede venir un momento?
-- preguntó la mujer
Sam se disculpó y salió mientras que
Daira se volvía hacia Jonathan con mirada tormentosa.
-
Eres
necio, infantil y estúpido
-
Ahora
me siento mejor -- dijo él
-
Debería
dejarte tal y como estás -- dijo mientras terminaba de cerrarle la herida
del pecho.
-
Supongo
que es un espectáculo agradable para ti
-- dijo con sonrisa maligna -- pero comienzo a tener frío ¿sabes?
Daira adquirió el mismo color de su
cabello al darse cuenta que aquel individuo estaba casi desnudo y se preguntó
inútilmente por qué demonios él tenía que habérselo hecho notar. Sin embargo,
intentó ignorar el hecho de su semi desnudez y siguió trabajando en silencio,
pero a partir de ese momento ya no resultó tan sencillo. Una vez que concluyó, lo cubrió con una sábana
y se animó a mirarlo pero él parecía haberse quedado dormido, de modo que lo
elevó lo colocó en una camilla y lo trasladó a una habitación. Lo pasó a la
cama y le acomodó las mantas. Lo miró durante un par de segundos y se volvió
para marcharse pero sintió que aferraba su muñeca y giró la cabeza.
-
Gracias
señorita Clemmens
-
Intenta
descansar McKenzie -- le dijo, pero no estaba segura que hubiese
escuchado porque había vuelto a dormirse.
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