Sam estaba terriblemente
cansada. Desde que llegó del Instituto estaba encerrada trabajando en sus
deberes, hizo una breve pausa para bajar a cenar a pesar de que había
considerado saltársela debido a la cantidad de tarea que tenía, pero en
realidad moría de hambre. Últimamente comía casi tanto como los chicos, lo que
tenía a su madre muy contenta, y gracias a eso ya no tenía que oír sus
peroratas acerca de que no se alimentaba como era debido.
Pero después de cenar,
volvió a enfrascarse en sus deberes. Ya
era cerca de la una de mañana cuando decidió cambiarse y se meterse en la cama.
Pensó en Giulian y tuvo deseos de ir con él pero luego se reprendió diciéndose
que seguía molesta. En realidad ya no lo estaba, pero lo estaba castigando para
que aprendiera a no tratar de controlarla. En el fondo sentía cierta pena por
él, en verdad parecía que estaba resintiendo su alejamiento, porque en los
últimos días parecía enfermo. Decidida,
se dijo que estaba recibiendo justo lo que se había buscado. Se giró abrazó la
almohada y a los pocos minutos estaba dormida.
Dan ya iba camino al
desayunador, cuando escucho a su hija maldecir. Se detuvo y asomó la cabeza
dentro de su habitación.
-
¿Está todo bien? -- le preguntó
-
Hola papá -- le contestó -- es solo que tendré que cambiarme.
Su padre le sonrió y le
dijo que la esperaba abajo. Sam buscó otro pantalón y se lo puso, se miró al
espejo y pensó que su madre ahora estaría satisfecha. De tanto que había comido
últimamente, parece que había ganado algunos kilos. Terminó de arreglarse y
salió. En el mismo instante iba saliendo Giulian de su habitación.
-
Buenos días princesa -- se acercó y le dio un beso --
¿Vamos a desayunar?
-
Sí, me muero de hambre.
Giulian había notado que
mientras él perdía el apetito, ella lo ganaba. Pero eso no lo preocupaba, lo
que lo mantenía en constante agitación era el hecho de que aunque ya no
peleaban a gritos, Sam había establecido una fría distancia. Desde el incidente
del jardín, no había vuelto a compartir su cama ni nada más íntimo que un
ocasional beso, y ya él comenzaba a estar realmente alarmado.
Sam lo observó durante todo
el camino al desayunador, y había podido ver casi todo lo que estaba pensando.
Se sintió mal, y antes de entrar se detuvo.
-
No he dejado de amarte Giulian,
solo quise castigarte por lo que pasó hace unos días. Lo siento, sé que
me he comportado como una…
Pero no pudo continuar. Se
sintió aprisionada en sus brazos y su boca
fue hecha presa de la de él. Unos segundos después fueron interrumpidos
por Dan que salía en ese momento.
-
Por favor, acabo de desayunar.
-
No fastidies Dan -- le contestó el otro y siguió en lo suyo.
Al final tuvieron que
separarse cuando una Amy muy enfadada, le gritó a Giulian que Sam necesitaba
comer antes de irse al Instituto.
-
¿Es realmente necesario que vayas?
-- preguntó poniendo su mejor
cara de cachorrito apaleado mientras ella terminaba de comer
-
Créeme amor, es muy necesario, tengo muchos trabajos que entregar y
no quiero perderme las clases.
-
¿Estás consciente de las muchas noches de soledad que me debes?
Sam sonrió. Ya había
terminado con su desayuno y sus padres le metían prisa para irse. Abrazó a
Giulian y le dio un beso de esos capaces de provocar incendios y un segundo
antes de entrar al Dver, le susurró al oído: Esta noche. El pobre hombre quedó peor de lo que estaba antes y
tendría un día muy largo.
El ambiente en el Instituto
había mejorado mucho desde que Lery y su grupo, fueron hechos presos por los
sucesos de navidad. Lo único que los preocupaba realmente, era la desaparición
de Jared.
-
No vale la pena preocuparnos por adelantado -- decía razonablemente Danny -- como te dije antes, sí aparece nos
encargaremos de él.
Al ver que su gemela seguía
inusualmente preocupada, agrego:
-
No te preocupes Sam. Ahora somos más contra él. ¿Crees que papá, Giulian
o yo, dejaríamos que te hiciera daño? Eso sin contar con Gail y el cachorro
Sam sintió la dolorosa punzada que sentía cada vez que mencionaban a
Mael, casi no se veían y seguía extrañándolo mucho.
-
No estoy preocupada por mí Danny. Presiento que su venganza contra
nosotros, no es sino algo secundario. Creo que va tras de algo más importante.
-
Explícate, porque no te estoy entendiendo.
-
No puedo, es solo un presentimiento. Mi instinto me dice que hay algo
más. Cuando lo ví por última vez, tuve la certeza de que tiene planes que
podrían ser catastróficos. No puedo explicarte cómo, solo lo sé.
Mientras hablaba su
angustia se iba haciendo más evidente.
-
Cálmate Sam. Como ya te dije, cuando regrese si es que regresa,
estaremos preparados.
-
Regresará. Puedes estar seguro.
En la clase con Iván tanto
su padre como su madre, habían entrado con éxito en las mentes de sus oponentes
y de la misma forma habían logrado bloquear los intentos de éstos de entrar en las
suyas. Gail pudo entrar con facilidad y su compañeros lo atribuyeron
naturalmente a sangre vampírica, pero tuvo dificultades a la hora de bloquear. Aderyn
consiguió ambas cosas mientras que Diandra pudo bloquear pero no entrar. Danny
también había logrado penetrar en la de su oponente y éste enfurecido por lo
que Danny había visto, casi lo alcanza con una maldición, solo que Danny era
muy rápido, cosa que había quedado demostrado en el Club de Duelo. A Sam le
tocó comenzar con bloquear y lo consiguió sin problemas, la chica con la que le había tocado no consiguió ni el más mínimo asomo a sus
pensamientos, y cuando le tocó penetrar lo hizo con una facilidad ridícula,
casi pensó que la chica no estaba oponiendo ninguna resistencia. Vio un recuerdo de la chica llorando por una
decisión que debía tomar y después de finalizado el ejercicio Sam pensó, no deberías hacer algo así niña tonta. Pero la sorpresa vino a la
salida. La chica con la que había estado practicando se le acercó.
-
¿Douglas, puedo hablar un momento contigo?
-
Claro. ¿Qué sucede? Si es por lo que vi no te preocupes, no voy a decirlo a nadie, pero debiste hacer lo
indicado para bloquearme ¿por qué no lo hiciste?
-
Ya sé que no dirás nada, eres una persona decente. Y sí lo hice, solo
que parece que no funcionó, pero no es de eso de lo que quería hablarte --
hizo un pequeña pausa y agregó --
Solo quería darte las gracias por lo que me dijiste. Ahora estoy segura de que
no debo hacerlo. Gracias.
La chica
se alejó y Sam se quedó perpleja. No solo había entrado en los pensamientos
de la chica, sino que… los había… ¿modificado? No, eso no podía ser y se fue a
la carrera a buscar a Danny.
-
Danny necesito que hagamos algo, ven.
Danny siguió a su hermana
hasta un pasillo vacío.
-
¿Y bien? -- preguntó intrigado
-
Hay algo que quiero probar y necesito tu ayuda.
-
Y es…
-
Se trata de la clase de Control
Mental
-
¡Oh Sam, acabamos de salir de esa
clase! -- protestó con fastidio, él realmente le tenía
aversión a aquello
-
Por favor Danny, es importante.
-
De acuerdo -- dijo con resignación.
-
Bien, lo que quiero que hagas es que entres en mis recuerdos, no voy a
oponer resistencia y…
-
¡Ah no! No, no y no, eso es algo que no quiero hacer.
-
Vamos Danny, no te portes como un tonto. Como te iba diciendo, después
que entres quiero que pienses algo, como por ejemplo, si me ves durmiendo que
me digas que no debo dormir tanto.
-
¿Sam qué pretendes? No entiendo.
-
Tú solo hazlo.
-
De acuerdo
¿preparada? -- la chica asintió y Danny se concentró en
penetrar los pensamientos de su hermana pero no ocurrió nada.
-
Se supone que no vas a oponer
resistencia ¿no?
-
No lo estoy haciendo. Concéntrate.
Danny tuvo una ligera y muy
borrosa visión de su hermana a la hora del desayuno y recordando lo que le había pedido lo único
que se le ocurrió pensar fue: No comas
tanto. Después de eso la imagen desapareció y se rompió el contacto.
-
No – dijo Sam -- contigo no me sirve. Lo único que hicimos fue
intercambiar pensamientos como siempre.
-
¿Sam, puedes explicarme qué pretendes?
Y Sam le contó lo que había pasado en clase, omitiendo
por supuesto qué era lo que había visto. Cuando llegaron al comedor, sus padres
y los demás ya habían comido, de modo que se sentaron y comieron ellos. Al terminar
les pidió lo mismo que a Danny pero sin explicarles la razón, les dijo que
después les explicaba, de modo que Dan se concentró pero nada ocurrió, volvió a
intentarlo pero sin éxito, hasta que finalmente se dio por vencido. Lo mismo
les sucedió a Gail, a su madre y a las chicas, de modo que Sam lo intentó de otra manera.
Colocó a Dan con Danny. Dan entró en un
recuerdo de una carrera y le transmitió un consejo en cuanto al vuelo pero
Danny no lo recibió. Intercambiaron y ahora fue Danny quien le transmitió algo
a su padre con el mismo resultado. En vista de esto, Sam lo hizo con su padre.
Inmediatamente vio a Dan trabajando en unos pergaminos muy viejos, trató de ver
mejor y vio que estaban escritos en Runas Antiguas, entonces implantó su
pensamiento Deberías dejarme ayudarte.
Después de eso rompió el contacto. Dan la miraba con la boca abierta, a esas
alturas ya todos estaban muy interesados en el experimento de Sam que ya les
había explicado el episodio con su
compañera de clase.
-
¿Qué? – preguntaron todos
-
Pues…sí…dijiste que…debería dejar que me ayudaras.
Miraron a Sam pero una vez
llegados a este punto Sam no sabía qué más decir. No se había preparado para
que resultara.
-
Quiero intentar
otra cosa -- Sam recordó que la chica le había dicho que
sí, la había bloqueado -- Quiero que opongan la mayor resistencia. Que se
defiendan de cualquier modo que puedan hacerlo.
-
Pero Samantha -- protestó Dan
-- Si hacemos eso podríamos
hacerte daño y lo sabes
-
No importa papá, estaré preparada
-
De acuerdo -- dijo Danny
-- Yo, lo haré.
Se colocaron en posición y
del mismo modo ella entró con absurda facilidad, pensó que Danny no se estaba esforzando y
rompió el contacto.
-
Escuché eso -- dijo su hermano -- si me estaba esforzando.
Lo intentó con
Gail ya que podía ser por la conexión que tenía con Danny, pero sucedió igual.
Habían decidido dejarlo hasta allí cuando un violento y doloroso recuerdo
penetró en la mente de Danny.
-
Un momento -- les
dijo y todos se detuvieron
-
¿Qué sucede? --
preguntó Dan
-
Hace unos años,
cuando fuimos a ver a mis hermanos, Vlad me explicó que Sam poseía el mismo
poder que Iván, de modo que aquí lo que está ocurriendo es eso y yo no lo
recordaba.
-
No, no puede ser
eso --
dijo Dan
-
¿Cómo que no?
Acabas de verlo -- porfió Danny
-
El control mental
de los Vampiros es una condición genética y en principio Samantha no lo es.
Segundo, para implantar órdenes, pensamientos o cualquier idea en la mente de
otro, es necesario mantener el contacto visual, en casos tan desarrollados como
el de Iván es posible, solo posible, que pudiese hacerlo sin contacto visual,
pero Samantha dijo que ella no había implantado ese pensamiento en la chica,
sino que lo había pensado después
Decidieron
dejarlo así y consultar aquello con Iván. Todos estuvieron conformes y en ese
momento escucharon la campana que anunciaba el inicio de las clases de la
tarde, de modo que se pusieron en camino, pero repentinamente Sam se apoyó en
Danny cuando sintió que las piernas le fallaban.
-
Quizá te esforzaste mucho con esto Sam.
Tal vez ese modo de hacer las cosas consume mucha energía.
Sam le sonrió al tiempo que
un recuerdo invadía su mente. ¿Energía? ¿Qué era lo que le había dicho Sealkie?, el elemental del agua, “… en el futuro inmediato deberás aprender a
compartirla”. En ese momento no tenía tiempo para pensar en eso, lo dejaría
para después. Llenó de aire sus pulmones varias veces y continuaron hacia las
clases. Entraron y Sam se sentó al lado de Aderyn.
-
Necesito hablar contigo, pero no ahora. Iré a tu casa esta tarde después
de las clases.
-
Muy bien. ¿Sucede algo?
-
No estoy segura.
El profesor pidió silencio
y comenzaron la clase. A la hora de la salida cada quien tomó un rumbo
diferente. Dan le pidió a Danny que lo acompañara al Centro Comercial porque
quería comprarse una nueva Glide, decía que no había podido ganar la última
carrera porque su Glide era un asco. Amy
tenía trabajo pendiente de modo que se fue directo a casa, y Diandra
debía ir por Dreo o Anne enloquecería, de modo que Sam se fue con Gail y
Aderyn.
Una vez en la casa,
subieron a ver como estaba Vladimir, jugaron un rato con el bebe y luego
bajaron al salón mientras Gail iba a darse un baño.
-
¿Y bien, qué es lo que ocurre?
-
Aderyn, creo que estoy embarazada – dijo Sam sin rodeos
Aderyn abrió mucho los ojos
y pensó varias cosas al mismo tiempo, pero apaciguó sus pensamientos antes de
hablar.
-
Creí que estabas tomando precauciones ¿qué pasó?
-
Y lo estaba haciendo, pero en navidad con todo el susto del secuestro,
lo olvidé.
-
¿En navidad? Sam ha pasado más de un mes.
-
Aderyn, he estado tan ocupada que no…
-
Pero Sam, debiste prestar atención a las señales. No solo la falta de
menstruación sino las náuseas, los mareos.
-
No he sentido nada de eso. Salvo ahora que lo pienso, un ocasional
mareo.
-
No lo puedo creer, a Di y a mí,
eso nos cargaba locas.
-
Bueno el asunto es que estoy bastante segura ahora -- pero de pronto comenzó a reír
-
¿Qué? -- preguntó la otra
sorprendida.
-
Giulian -- logró decir entre risas -- él sí lleva días descompuesto en las
mañanas, y mamá pensaba que era por su desordenada forma de comer.
Aderyn se quedó un momento
pensativa. No sabía qué pasaba por la cabeza de su amiga, porque su relación
con Giulian era tan explosiva que se había preguntado muchas veces cómo
terminaría aquello, pero ahora suponía que esto cambiaría mucho las cosas. Sin
embargo, conociendo a Sam nunca se sabía.
-
¿Y… esto es bueno o malo? -- preguntó con cautela
-
¡Aderyn! Un bebe siempre es algo bueno.
-
Bien, estoy de acuerdo -- dijo aliviada
-- ¿Y qué piensas hacer ahora?
-
Primero quiero asegurarme.
-
Por favor Sam, dos faltas son una clara señal.
-
Pero aún así, debo asegurarme
-
Bien, lo primero entonces es ir a consultar a un Läkare
-
¿Aderyn qué sucede contigo? ¿Un Läkare? -- al ver la cara de perplejidad de ella,
agregó -- Iré directo a hablar con Iván, solo que no quiero
hacerlo en casa ¿Me acompañas a Arx?
-
¿Ahora?
-
Pues claro
Aderyn asintió, subió a su
habitación y le dijo a Gail que saldría un momento con Sam. Él se mostró
curioso pero su mujer no le dijo nada. Partieron de inmediato pero cuando
llegaron se dieron cuenta que no le habían avisado a Iván, de modo que le
enviaron un mensaje y por suerte no tuvieron que esperar mucho.
-
¿Qué sucede? -- preguntó Iván alarmado
-
¿Iván podrías examinarme?
-
¿Por qué? -- preguntó más alarmado aun pero dirigiéndose a
uno de los cubículos -- Por favor déjenos -- le
ordenó al asombrado Läkare que se encontraba allí, y una vez solos se volvió a
ella --
¿Y bien, que te sucede linda?
-
Creo que estoy embarazada pero quiero asegurarme -- dijo
sin preámbulos
Con toda seguridad Iván podía haber esperado muchas cosas, menos
aquello. Aderyn miró a Sam y se preguntó por qué tenía que ser siempre tan
directa. El pobre Iván parecía a punto de desmayarse, porque si bien él quería
muchísimo a Aderyn y a Diandra, Sam era su niña, de modo que sintió el violento deseo de
hacerle mucho daño a Giulian. Sin embargo, hizo el mayor de los esfuerzos por
controlarse. Samantha estaba agitando la mano frente a su rostro y abandonó sus
pensamientos.
-
¡Ey! Sigo aquí -- le dijo
-
Lo siento -- se disculpó él y tratando de adoptar un tono
más profesional del que estaba muy lejos aún, le preguntó --
¿Cuándo tuviste tú última menstruación?
-
En diciembre -- contestó ella y él abrió mucho los ojos
-
¿En diciembre? ¡Samantha! Estamos en…
-
Sí ya lo sé, pero entre una cosa y otra se me pasó
-
Bien -- dijo tratando de calmarse
e ignorar la enorme tardanza para aquel examen
-- Vamos a ver, recuéstate aquí -- el
dijo condiciéndola hasta la camilla de examen.
Ella obedeció y él pasó su
Gwialen sobre la zona abdominal de Sam.
-
Confessus sum infantis
Y la chica vio una luz
plateada que brillaba con intensidad, salir de su cuerpo.
-
Revelium et Temporis.
En esta ocasión lo que
vio fue una especie de tablilla, como una regla y un punto de luz que
titilaba en una zona de esa tablilla. Después de esto, Iván la miró pero ella
ya sabía la respuesta
-
Tienes casi doce semanas de
embarazo, no puedo creer que… -- pero se
detuvo bruscamente al ver que ella comenzaba a llorar
-
No te preocupes linda, todo va a
salir bien -- le dijo pensando que la chica estaba asustada
-
No lloro porque esté preocupada, lloro de felicidad Iván. ¿Se imaginan?
Voy a tener un bebe de Giulian
-
Sí, me lo imagino -- dijo él no muy seguro de estar imaginando la
misma cosa
-
Y me imagino que quieres ir corriendo a decírselo ¿no? --
dijo Aderyn
-
Tengo que ver cómo decírselo
primero. Mamá va a sufrir un colapso nervioso con toda seguridad y papá la
emprenderá en contra de Giulian, así que tengo que ver como los manejo a todos.
-
Estás olvidando a Danny y Gail
-- dijo Aderyn
-
No, no lo he olvidado, pero dudo mucho que tengan algo que decir.
-
¡Ja! Sí claro. Sam, son Danny y
Gail, tus hermanos, los del carácter endemoniado, ¿lo recuerdas? ya me los imagino, al uno subiéndose por las paredes y al otro queriendo asesinar
a Giulian
-
Bueno, en primer lugar no tienen por qué, ellos hicieron lo mismo, pero
me ocuparé de eso después.
Sam le dio las gracias a
Aderyn por haberla acompañado y a Iván por haber venido tan pronto, se despidió
de Aderyn que ya debía volver y le preguntó a Iván si volvía con ella a casa,
pero él le dijo que debía hacer algo e iría más tarde. En realidad no tenía
nada qué hacer, solo necesitaba serenarse y ver cómo curaba el dolor que estaba
sintiendo por adelantado, ya que aparte de tratar de hacerse a la idea de ver a
su niña embarazada, pensaba en su otro hijo, y sabía perfectamente cómo iba
lastimar aquella noticia al ya muy maltratado corazón de Mael.
Sam llegó a casa muy
contenta pero encontró a un Giulian nada contento.
-
¿Dónde se supone que estabas? --
le preguntó apenas apareció -- Debiste
volver hace horas…
Sam sintió que la sangre
comenzaba a subir a su cabeza pero se controló, no quería que nada estropeara
su felicidad. Se acercó a él y sin mediar palabras y a pesar de que estaba
furioso, le enlazó los brazos en el cuello y le dio un largo beso. Por supuesto
el efecto fue instantáneo, la rodeó con sus brazos y se olvidó del mundo a su alrededor. Cuando
se separaron, trató de recordar qué era lo que le estaba diciendo pero no pudo
y volvió a besarla.
Esa noche durante la cena,
Dan los aturdió a todos hablando de su nueva Glide y les informó que al final
no iba a tener mucha ventaja en la próxima carrera, porque Danny también se
había comprado la misma Glide. Todos rieron y Amy hizo un comentario hiriente
acerca de la madurez de Dan. Sam los miró y consideró la posibilidad de darles
la noticia pero lo pensó mejor. Estaba segura de que Giulian le agradecería que
le diera la noticia a él primero y a solas, no en presencia de sus padres.
Llegó la hora de irse a la cama, Sam entró a su
habitación y Giulian se extrañó, después de su conversación de la
mañana.
-
¿Qué pasa, princesa? ¿Complicaciones femeninas? – preguntó – Prometo no
tocarte, pero no me gusta la idea de despertar y no verte a mi lado.
Ella sonrió, porque por un
buen tiempo esas “complicaciones” estarían ausentes.
-
No, no es eso, enseguida voy, es solo un momento.
Sam se cambió rápidamente y
se puso una ropa para dormir que con toda seguridad le permitiría cualquier
cosa menos dormir. Cuando entró a la habitación no lo vio por ninguna parte, de
modo que dedujo que estaba en el baño. Se sacó la bata y se acostó. Apoyó la cabeza sobre un brazo y esperó. Giulian
salió del baño secándose el cabello con una toalla y cuando la miró se quedó
paralizado. No era solo el conjunto de delicado encaje blanco, sino la posición
sugerente en la que estaba lo que le hizo perder la cabeza. La toalla resbaló
de sus manos y él seguía paralizado.
-
¿Piensas quedarte allí toda la noche?
¿O vendrás a darme un poco de calor?
El sonido de su voz actuó
como imán, se acercó y la miró con evidente codicia. La intensidad de su mirada
hizo que Sam sintiera lo mismo que si la estuviera acariciando, y las caricias
no se hicieron esperar. Deslizó sus manos por las piernas de ella, haciendo que
su boca en seguida recorriera el mismo camino. Fue subiendo con deliberada
lentitud despertando cada terminal nervioso de ese cuerpo que lo enloquecía.
Acarició sus pezones enhiestos por encima de la delicada tela y ella se
estremeció, subió por su cuello hasta llegar a sus labios. Fue un beso largo
que pasó por todos los niveles, desde la ternura hasta la más violenta pasión.
Deslizó la mano entre sus piernas y sintió el calor y la humedad que manaba de
ella. Sam emitió un gemido de placer y en ese momento él perdió todo control y
dominio de sus sentidos. Prácticamente le arrancó las ropas y la poseyó con la
pasión violenta que lo caracterizaba. Las uñas de ella quedaron marcadas en su
espalda como prueba del frenesí con que se habían unido. Solo a un minuto de
alcanzar el clímax Giulian tuvo un instante de lucidez, miró las brillantes
amatistas de sus ojos y gimió en su oído:
-
Te amo, princesa --
después de eso el universo hizo explosión a su alrededor
Mucho rato después de haber
recuperado el ritmo de su respiración, ella dormía pacíficamente en sus brazos y
él se sentía el hombre más feliz de la tierra.
A la mañana siguiente
cuando abrió los ojos, lo primero que notó fue el desastre a su alrededor,
prueba del desenfreno con que había actuado. La miró y se preguntó si le habría
hecho daño. Ella tan frágil y él tan bárbaro. En ese momento abrió los ojos.
-
Buenos días princesa -- le dijo y
le dio un suave beso
-
Buenos días mi amor -- le
contestó y se acurrucó más en sus brazos
-
¿Princesa?
-
¿Mmm…?
-
Anoche estuve un poco…
-
Estoy bien amor -- dijo ella y le
dio un beso en el pecho
Giulian sonrió feliz y
pensó que su vida no podía ser más perfecta. Se quedaron dormidos de nuevo pero
al poco rato él se despertó sobresaltado, era sábado y tenían el Club de Duelo. Le dio un beso y la
llamó con suavidad.
-
Princesa despierta.
-
Mmm… ¿por qué?
-
Porque me matarás si te dejo
faltar al Club de Duelo.
Sam se enderezó súbitamente
y eso produjo que todo comenzara a girar su alrededor. Esperó que el mundo se
detuviese y salió de la cama apresuradamente. La visión de ese cuerpo desnudo
paseándose ante sus ojos sin ninguna prudencia, hizo que Giulian recordara
vívidamente los sucesos de la pasada noche. Tuvo la imperiosa necesidad de
obligarla a meterse en la cama nuevamente, pero eso haría que se retrasaran
mucho. De modo que trató de ignorar la actividad de su entrepierna y esperó a
que Sam saliera de la habitación.
Cuando comenzaba a bajar la
escalera, sintió que ella salía corriendo de su habitación para alcanzarlo.
Bajaron juntos pero antes de entrar al desayunador donde se fijo que ya estaban
sus padres, se detuvo.
-
¿Qué sucede? – le preguntó él
-
Giulian necesito hablar contigo.
Lo sorprendió la seriedad
repentina pero la siguió. Dan y Amy que los vieron salir al jardín, se
preguntaron qué les pasaba ahora.
-
Giulian, hay algo importante que debo decirte
Por la expresión de su
rostro, Giulian se preparó para algo que posiblemente no iba a gustarle.
-
Giulian yo…yo estoy embarazada, vamos a tener un bebe.
Nada, absolutamente nada,
lo habría preparado para aquello y la miró con los ojos desorbitados.
-
¿Qué has dicho? -- logró
preguntar cuando había recuperado el dominio de su voz
-
Que estoy embarazada -- repitió
mas firme esta vez.
-
Tú…o sea…yo… es decir… ¿Sam?
Giulian sintió que el mundo
comenzó a girar y perdió el sentido cayendo sin darle tiempo a Sam de
amortiguar su caída. Ella se sentó en el piso y apoyó la cabeza de él en su
regazo
-
¡REINVIA! --
pensó y él recuperó la conciencia
-
Princesa… tú dijiste…
-
Sí, estoy embarazada y por favor no te desmayes otra vez --
dijo con fastidio
Pero lo que vio en los ojos
azules fue angustia.
-
¡Sam! ¿Por qué no me lo dijiste ayer?
-- comenzó a incorporarse --
Anoche pude hacerte daño, porque te hice
el amor de una forma…
-
Sí, lo sé y volverás a hacerlo porque tú eres así. No me ocurrió nada,
estoy o mejor dicho, estamos bien --
concluyó poniéndose una mano en el abdomen y sonriéndole, después de lo cual lo
ayudó a ponerse de pie
-
Sam ahora sí tenemos que casarnos,
Dan va a matarme, eso suponiendo que tu madre no lo haga primero.
La cara de Sam mudó de
expresión drásticamente.
-
¿Quieres casarte solo porque temes que mi padre te mate?
Pero sin darle ocasión para
responder le dio la espalda y se encaminó con decisión a la casa. Giulian tardó
un rato en reaccionar y corrió tras ella alcanzándola cuando ya casi llegaba.
-
Sam espera ¿qué vas a hacer?
-- dijo sujetándole el brazo
-
Observa -- y se soltó con
rabia
Entró al desayunador con cara
de querer asesinar a alguien y Dan lo notó. Vio a Giulian que no tenía mejor
expresión y se preparó para la tormenta. Con toda seguridad al que le tocara
enfrentar a Sam en el Club de Duelo le iba a ir muy mal.
-
Papá, mamá, estoy embarazada. Y quiero que sepan que no pienso casarme con este demente.
Giulian cerró los ojos con
resignación y no la vio dar la vuelta y salir corriendo. Los abrió cuando Amy
gritó.
-
¡Samantha, vuelve aquí inmediatamente!
Pero lo mismo podía estar
hablándole a las paredes, su hija ya se había perdido de vista. Giulian comenzó
a seguirla pero se detuvo cuando Amy le gritó a él.
-
¡Giulian Cornwall, tu no vas a ningún lado hasta que me expliques…!
-
Tengo que hablar con ella Amy – y le dio la espalda pero ahora fue Dan
-
¡No, te muevas! -- le gritó
Cuando se giró nuevamente,
pensó que había sido sensato detenerse, porque
vio que Dan lo apuntaba con su Athame y si no lo hubiese hecho,
probablemente ahora estaría tendido en el piso, y no podía perder el tiempo.
-
Dan, te concedo que tienes todo el derecho a matarme, pero eso tendrá
que esperar porque primero tengo que convencer a la cabeza dura de tu hija, que quiero casarme con ella
porque la amo y no porque esté embarazada. Después de eso puedes matarme si
quieres.
Dicho esto salió y se
encaminó a la habitación de Sam. Tocó la puerta pero no obtuvo respuesta.
Pasados cinco minutos, subieron Dan y Amy
-
Samantha -- estaba gritando
Giulian -- te juro que si no abres, voy a derribar la maldita puerta.
Sam estaba furiosa y no
quería verlo, si lo veía iba a matarlo. Pensó en cómo deshacerse de él. Ahora
estaba amenazando con derribar la puerta. Se desapareció, reapareció en el
salón y se metió al Dver
Giulian sacó su Athame y le
advirtió de nuevo.
-
Voy a entrar
tanto si quieres como si no, apártate porque voy a echar la puerta abajo --
pero Dan lo agarró por el brazo.
-
No seas imbécil, en un par de horas…
-
¡No pienso esperar un par de horas, ni un par de minutos más! ¡Suéltame!
-
Giulian, no puedes ir por allí destruyendo la casa, solo porque…
-
¿Ah no? Solo obsérvame
La puerta voló hecha pedazos
pero Sam no estaba allí. Giulian maldijo su suerte y se preguntó ¿dónde
demonios se habría metido ella?
No hay comentarios:
Publicar un comentario