LMA 3

LMA 3
La vida que habían vivido hasta ahora había sido peligrosa pero nunca se sentaron a ver lo que sucedía, sino que participaron activamente en todo ello. Ahora tenían que reconstruir sobre las cenizas de la tristeza y de la pérdida, y para poder seguir tenían que comenzar todo de nuevo. Nunca nada sucede como suponíamos o como teníamos previsto pero siempre el universo nos brinda una nueva oportunidad. La vida les había dado mil razones para llorar pero ahora se disponían a encontrar otras mil para reír, debían dejar descansar a los que se habían ido pero siempre tendrían un lugar en el recuerdo y en el corazón de todos, y disponerse a comenzar… Una nueva vida

viernes, 11 de julio de 2014

Cap. 23 Las Bodas…



Llegó el día de la boda y todos estaban de cabeza, Sam había ido a ver a las chicas porque Danny y Gail estaban desquiciados.

-         ¿Y qué te pareció la casa?  --   le estaba preguntando Sam a Diandra

-         Es  hermosa,  aunque Danny dice que eso no es una casa, ya sabes lo que opina de los lugares tan grandes, pero ya escogimos el cuarto del bebe   --  dijo Diandra emocionada

-         ¿Cuánto tiempo  piensan estar fuera? --  preguntó Aderyn  --  Porque Gail dice que quiere estar aquí el dieciséis, ya saben, es el cumpleaños de los gemelos

-         Pero  Giulian no está  --  dijo Diandra con tristeza

-         Pero igual quiere estar aquí, supongo que por Iván, aunque tus padres y tú estén aquí  --  dijo mirando a Sam  --  Gail y yo pensamos que será duro para él.

-         Sí, ya Danny me lo había dicho, así que supongo que nosotros también estaremos de vuelta para entonces y espero que Giulian también.

-         Menos charla niñas,  ya casi es la hora  --  dijo Anne asomando la cabeza

-         Bueno, voy a ver cómo están los chicos. Danny debe estar subiéndose por las paredes. Le dije que no tardaría.

-         Sí, es mejor que vayas, últimamente tu hermano está de un humor macabro  --  dijo Di con la misma desvergüenza que su futuro marido

Sam rió, ya que eso no era estrictamente cierto, porque ambos habían estado del mismo humor,  la boda los tenía estresados a los dos aunque nadie sabía por qué, ya que ni él ni ella habían tenido que hacer prácticamente nada, porque Sam y Amy se habían encargado de todo.

Como se lo había imaginado, el gemelo estaba literalmente arrancándose el cabello, mientras que Gail caminaba de un lado a otro a una extraordinaria velocidad haciendo que Iván desease amarrarlo. Amy había huido de la habitación y Dan hacía infructuosos esfuerzos por arreglarle la corbata a Danny, mientras Mael intentaba que se estuviese tranquilo.

-         ¿Dónde estabas?  Solo te pedí que fueras a ver cómo estaba Di  --  le dijo furioso a Sam

-         Deja  a la Nena tranquila Danny --  dijo Mael en tono peligroso   

-         Y quédate quieto por favor, o terminaré por sacarte un ojo  --  le advirtió Dan

-         Déjame a mí papá   --  dijo Sam, se paró frente a su hermano y le  tomó las manos  -- Tranquilízate, Diandra está bien y está preciosa además. Y no, no va a arrepentirse  --  y aunque Danny no estaba tan seguro de eso último teniendo en cuenta su anterior amenaza en ese sentido, se quedó tranquilo permitiendo que Sam le arreglara la corbata y le diese un beso  --  Estas guapísimo --  le dijo y luego se dirigió hacia Gail

Dan no lo podía creer, él llevaba más de media hora tratando de tranquilizar a Danny y Sam solo tardó un par de minutos. Si ella era capaz de hacer esa clase de milagros, tal vez lograra mantenerlo calmado el resto del tiempo que faltaba para la ceremonia. 

-         ¡Gail!  --  exclamó ella para que se detuviese  --  Quédate tranquilo o cuando bajes estarás hecho un desastre mientras que Aderyn estará preciosa

-         Sam no puedo  --  dijo él  --  necesito salir de aquí ahora mismo

-         ¿Y qué piensas hacer? ¿Huir?

-         Por supuesto que no, pero me estoy ahogando

Sam miró sus ropas y decidió que no podía ser por eso, ya que a diferencia de Danny, que vestía con un formal traje negro con chaleco y corbata, Gail se había negado en redondo a ello, de modo que su traje era blanco y en lugar de una camisa, llevaba una franela sin mangas y ella suponía que se pondría la chaqueta a último minuto. Iván aprovechó la momentánea inmovilidad de su hijo y le sujetó la cabeza.

-         ¿Qué haces papá?  --  protestó el chico

-         Intento que no saltes por el balcón  --  le dijo

Amy asomó la cabeza con cautela y como vio que su hijo volvía a ser una persona normal, entró. Cuando Jonathan se asomó para avisar que ya estaba todo listo, Sam miró a su hermano

-         Todo va a estar bien, estás a punto de hacerla tu esposa, así que tranquilo

Mael le dio el brazo a ella y comenzaron a bajar. Habían colocado una gran carpa en los jardines y todo estaba hermosamente decorado. Mientras Sam esperaba que bajaran las novias, se comunicó por última vez con su hermano Llegó el momento.

Peter McKenzie llevaba del brazo a Aderyn y otro tanto hacía Jonathan con Diandra. Sam que era la dama de honor de ambas iba detrás, y Mael que era el padrino de las bodas, la esperaba junto a los chicos. Al llegar ante el funcionario que oficiaría la ceremonia, Peter le entregó la mano de Aderyn a un Gail extraordinariamente sereno, que nada tenía que ver con el de hacía apenas unos minutos antes. Y cuando Jonathan le entregó la mano de Diandra a Danny, éste lucía una tranquila sonrisa. Sam se situó al lado de Mael y cuando les dijeron que podían sentarse, lo hicieron al lado de sus padres y ella paseó la vista por los invitados mientras se llevaba a cabo la ceremonia. Había esperado con el corazón apretado que tal vez…Giulian, pero parecía que no, no  había venido. Salió de sus pensamientos cuando escuchó que el funcionario decía:

-         Gail Natchzhrer  ¿Tomas a Aderyn Scarlett McKenzie Windsor…

Sam se distrajo un momento  cuando vio a Casander, pero decidió que dejaría eso para después.

-         Aderyn McKenzie ¿Tomas a Gail Vladimir Natchzhrer Cornwall, como tu legitimo esposo?

-         Sí, lo tomo

-         Daniel Douglas  ¿Tomas a Diandra Gretchen McKenzie Diermissen como tu esposa?

-         Sí, la tomo   --  contestó su hermano

-         Diandra McKenzie  ¿Tomas a Daniel Iván Douglas O’Neill,  como tu legítimo esposo?

-         Sí, lo tomo   --  contestó Diandra

Sam se dio cuenta de que por haber estado pensando en Giulian, se había perdido de los votos de los chicos.

-         …entonces los declaro unidos en matrimonio   --   dijo el funcionario mientras unía las manos de lo chicos con unas cintas y a continuación una lluvia de estrellas plateadas  flotaron por encima de las parejas

Todos prorrumpieron en aplausos y las personas comenzaron a acercarse para felicitar a las parejas de recién casados. Sam decidió esperar que pasara la conmoción y se apartó un poco, pero sintió que se le erizaban los vellos en la base del cuello y cuando giró la cabeza tuvo que aferrarse al respaldo de una silla para no caer cuando sus ojos se encontraron con los azules de Giulian. Él se encontraba en un extremo alejado pero ahora avanzaba hacia ella. Sam buscó desesperadamente un lugar a dónde escapar pero chocó con su padre. Dan se volvió y acto seguido:

-         ¡Giulian!  --  gritó Dan con alegría

Sam cerró fuertemente los ojos y aún tuvo tiempo de pensar

-         Danny, conserva la calma. No es el momento, no hoy, no ahora.

-         Hombre pensé que no aparecerías tampoco hoy, pero habría sido imperdonable que no asistieras a la boda de tus sobrinos   --  Dan abrazó a su amigo y se volvió a su hija --  Samant…   --  pero las palabras murieron en sus labios --  ¿Hija qué tienes?

Sam estaba blanca como la cera y parecía a punto de desmayarse pero aun así saco fuerzas de no sabía dónde.

-         Debe ser el calor papá   --  dijo a modo de disculpa. Levantó la mirada y los ojos de Giulian estaban clavados en los suyos.

-         Hola  princesa   --  dijo el hombre y Sam sintió que aquellas simples palabras se le clavaban dolorosamente en el alma.

-         Hola Giulian  --  logró contestar  --  Discúlpenme   --   y salió de allí lo más rápido que pudo.

Dan había observado con asombro lo que había sucedido pero decidió que quizá la tensión y actividad de todos esos días la habían afectado. Agarró a Giulian por el brazo y se abrió camino hasta los novios. Llegaron primero a Gail y Aderyn, Giulian los felicitó y Gail se alegró sinceramente de verlo. Aderyn, a pesar de que le alegraba ver a Giulian, buscó inmediatamente con la mirada a Sam pero no la encontró por ninguna parte. Siguieron moviéndose hasta llegar a Danny y Diandra. Giulian abrazó a la rubia deseándole muchas felicidades y se volvió a Danny para abrazarlo y lo hizo,  pero cuando se separó vio su mirada acusadora. Danny lo sabía. Sintió deseos de no haber ido, hacerlo había sido una locura.

Danny por su parte aceptó las felicitaciones de Giulian y solo por atender a la silenciosa súplica de  su hermana, no dijo todo lo que tenía ganas de decir. Además, como le había dicho Sam, no era el momento.

Sam se había refugiado en el salón de la casa. Necesitaba serenarse pero no podía esconderse todo el rato, ni siquiera había felicitado a las parejas. Tomó aire varias veces y se dispuso a salir. Lo primero que vio fue que ya las personas comenzaban a distribuirse en las mesas y que Mael se dirigía hacia ella. 

-         ¿Dónde estás?  --  le llegó la voz de su hermano   

Buscó con la mirada y lo localizó un poco a su derecha

-         Tratando de llegar a ustedes.

Mael había llegado hasta ella y la miraba con atención.

-         ¿Estás bien Nena?

-         Sí claro, intento llegar hasta los recién casados

Él tomó su brazo y esquivando mesas por fin alcanzaron a la pareja. Sam le dio un abrazo a Diandra y luego a su hermano.

-         Felicidades Danny

-         Gracias, me comporté, controle mi genio  --  le susurró

-         Ya lo sé, gracias

-         Pero prométeme que no te esconderás, tú no tienes nada de qué avergonzarte y no pienso pasar el día de mi boda sin ti.

-         No lo haré.

Se separaron y comenzaron a bailar. Los novios salieron primero y luego comenzaron a sumarse los demás. Mael bailó la primera pieza musical con Sam y luego fue en busca de Aderyn mientras Sam intentaba hacerse invisible, porque no quería tropezarse con Giulian.

-         ¿Me seguirás ignorando o al menos bailarás conmigo?  --  preguntó Casander poco después de que Mael la había dejado

-         No te ignoraba Casander, estaba ocupada, eso es todo  --  contestó la chica

-         ¿Y por qué Berserker tuvo el privilegio de ser el primero?

-         Casander por favor, Mael es…

-         Olvídalo

Cuando estaba bailando con su novio, sintió los ojos de Giulian clavados en su espalda. Trató de ignorarlo pero en una vuelta se encontró con ellos y vio reproche. No lo podía creer ¿Con qué derecho? ¿Cómo se atrevía a reprocharle nada? Pero decidió que debía estarse imaginando cosas y prestó atención porque Casander le estaba hablando.

-         ¿Qué es lo que te está pasando Samantha?  Hace días que estas extraña, quiero decir, mucho más de lo usual  --  decía el chico

-         Casander, no creo que sea el momento para discutir cualquier cosa que tengamos que discutir

-         ¡Ah! Pero entonces sí aceptas que sucede algo --  insistió

-         Casander por favor   --  dijo Sam con voz cansada.

-         Disculpa ¿Me permites?  --  preguntó una voz demasiado conocida

Sam rogó para que Casander dijese que no, pero su novio era demasiado educado para eso. Se inclinó cortésmente ante Sam y le dejó su lugar a Giulian. Apenas él la tocó, ambos supieron que eso era un enorme error. Sin embargo, los dos eran obstinados y decidieron comportarse como si nada.

-         ¿Cómo estás?  --  le preguntó Giulian

-         Bien --  mintió ella  --   ¿Y tú?

-         Te he echado de menos -- dijo Giulian y al minuto siguiente estaba maldiciéndose.

¿Qué estaba haciendo? Se suponía que se mantendría a raya.

-         Pues nadie lo diría --  contesto ella sarcásticamente  --  Por la forma tan diligente como te has mantenido alejado, más bien se diría lo contrario

-         Princesa, yo… -- Sam se tensó y él lo sintió -- yo no quiero hacerte daño, solo quería asegurarme de que estabas bien.

-         Pues demasiado tarde -- dijo con todo el dolor que tenía acumulado, pero no podía ponerse a llorar ahí, no ahora.

Giulian la miraba y no sabía qué hacer. Veía sus labios moverse y deseaba con desesperación besarlos. Veía sus ojos y quería borrar el dolor que estaba viendo en  ellos. La tenía en sus brazos y quería estrecharla contra su pecho aunque ello significara enfrentarse a la ira de todos. La atrajo un poco más hacia sí pero en ese momento fueron interrumpidos

-         Me gustaría recuperar a mi novia, si no le importa   --  dijo Casander.

Giulian lo miró con deseos de matarlo pero se apartó. Ya se encargaría después de este payaso, pensó.

Casander estaba molesto. No le gustó como ese hombre miraba a Samantha y como todo hombre enamorado, estaba celoso, pero al mismo tiempo se sintió confuso. Él sabía perfectamente que Giulian Cornwall era el padrino de Samantha y su confusión fue aún mayor cuando fue a pedirle que le devolviera a su novia y él lo había mirado con un odio manifiesto.

La fiesta estaba llegando a su fin y los novios estaban por marcharse, pero antes de partir, Danny se llevó aparte a Sam.

-         Promete que te cuidarás y no harás tonterías   --  le dijo

-         Danny… --  comenzó

-         No, solo promételo --  insistió él

-         De acuerdo, pero no…

-         Te amo Sam, solo recuérdalo  --  dijo abrazándola fuertemente

Sam sintió un nudo en la garganta, besó a su hermano y éste se fue con su esposa, y al poco rato los invitados comenzaron a marcharse también. Casander se había quedado con Sam a pesar de que sus padres se fueron temprano, y ahora estaban al pie de la escalinata.

-         Estoy cansada Casander   --  dijo Sam

-         ¿Quieres que me vaya?   --  preguntó

-         Creo que sería lo mejor,  mañana nos vemos.

Casander normalmente era un muchacho dulce y amable, y siempre trataba a su novia con mucha delicadeza, pero esa noche había bebido más de la cuenta. Se acercó a Sam y la abrazó.

-         ¿Ta casarías conmigo Samantha?  --  preguntó de improviso

Lo que menos se esperaba ella era algo así. Había notado que Casander había bebido mucho, así que atribuyó a eso la inesperada proposición.

-         Casander, creo que no es un buen momento para esto

-         ¿Y cuándo lo será?

A Sam le había comenzado un desagradable dolor de cabeza. Ciertamente, ni este, ni ningún momento sería bueno. Llevaba días planeando cómo terminar con aquella relación, realmente quería a Casander, era un hombre maravilloso pero no para ella. Nunca podría quererlo como él se lo merecía. De tal suerte, que aquella pregunta solo venía a complicar aún más la situación. El problema inmediato era que él no estaba en condiciones de razonar nada en aquel momento.

-         Casander escúchame -- comenzó Sam

-         No, escúchame tú a mí  --  dijo interrumpiéndola  -- Tú sabes que te amo, he esperado pacientemente a que me des un lugar en tu corazón, pero creo que ya es hora de obtener una respuesta.

Sam estaba sorprendida, él nunca le había hablado de ese modo ni se había comportado de forma tan agresiva, así que intentó otro camino.

-         Casander te prometo que mañana hablamos de esto ¿sí?

Aparte de estar muy enamorado de Sam, él estaba también muy borracho, así que besó a la chica con violencia. Cuando ella trató de alejarse, la cercó más entre sus brazos. Sam casi se estaba ahogando. Un “déjame” apenas audible salió de sus labios. Trató de relajarse para hacer uso de sus poderes y poder soltarse, pero en ese momento Casander la soltó. Giulian lo había cogido por detrás de la chaqueta, lo había lanzado un par de metros más allá y le tenía su Gwialen clavada en el pecho.

-         Cuando una mujer te dice que no, lo más aconsejable es hacer caso -- dijo con voz fría -- especialmente si esa mujer es Samantha.

-         Giulian… -- comenzó a decir la chica consternada

-         ¡Cállate  Samantha! --  le dijo sin mirarla --   Entra a la casa.

-         Tú no… -- pero calló al ver los ojos del hombre que  había vuelto la cabeza para mirarla.

-         ¡He dicho que entres a la casa, ahora!

Sam se dio vuelta y se fue.

-         En cuanto a ti  --  continuo Giulian  --   sal de mi propiedad ahora mismo, y si vuelvo a tener noticia de que la tratas de manera similar, te juro que voy a perseguirte y a hacerte pedazos.

Casander estaba furioso con aquel sujeto, pero a pesar de tener el cerebro nublado por el alcohol, se moría de la vergüenza con su novia. De modo que salió sin decir nada más.

Sam había subido las escalinatas de entrada  corriendo  y no paró  hasta llegar a su habitación donde se tiró en su cama llorando lágrimas de frustración y de rabia. ¿Qué derecho tenía él a ordenarle nada? ¿Y por qué había sido tan estúpida como para obedecerle? ¿Quién se creía? Y Casander  había tenido que escoger precisamente ese día, y justo el momento en que Giulian estaba mirando para comportarse de aquel modo. La puerta de su habitación se abrió con violencia y ahí estaba él.

-         ¡Fuera!  --  le gritó

-         No me iré hasta que no me hayas escuchado -- dijo Giulian  -- Quiero saber por qué permites que te trate así

-         Eso no es asunto tuyo   --  dijo Sam con rabia.

-         Claro que es asunto mío, no voy a permitir que ningún patán… --  pero se detuvo al ver que Sam lo apuntaba con su Athame

-         ¿Tú no vas a permitir qué cosa? ¿Qué otro me haga daño? ¡Ah no, claro! Eso es solo privilegio tuyo ¿verdad? ¿Crees que después de haber destrozado mi vida, tienes derecho de venir aquí y decirme qué hacer? Pues déjame decirte que haré lo que se me antoje, con quien se me antoje y cuando se me antoje. Y ahora sal de aquí y no vuelvas

Giulian la miró incrédulo. ¿Qué le había pasado a su niña? Pero no queriendo hacer un escándalo abandonó la habitación dando un portazo. Se dio de frente con un sorprendido Dan, murmuró un “buenas noches” y entró a su habitación. Dan por su parte que iba a darle las buenas noches a su hija, se preguntó si sería buena idea, pero aún sin respuesta, decidió entrar y encontró a Sam llorando en su cama.

-         Hija…

-         Ahora no papá, solo déjame sola.

Más confundido que antes, Dan salió silenciosamente.  Algo extraño sucedía aquí, muy extraño, y sumido en sus pensamientos se retiró a descansar. Mientras tanto, Iván decidía que había llegado el momento de hablar seriamente con Giulian, había respetado su silencio y su deseo de estar solo, pero ya era suficiente, tendría que escucharlo quisiese o no.

Mael por su parte no se había enterado de nada, porque un poco después que los novios se habían marchado, había subido les dió un beso a los niños y se disponía a salir.

-         ¿Dónde crees que vas?  --  lo detuvo Jonathan

-         A cualquier parte, solo quiero alejarme

-         Si supones que…

-         No estoy suponiendo nada Jonathan, como dije solo quiero alejarme

-         De acuerdo, pero no lo harás solo, vamos


Y probablemente gracias a ello Casander y Giulian seguían con vida.

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