Llegó el día de la boda y
todos estaban de cabeza, Sam había ido a ver a las chicas porque Danny y Gail
estaban desquiciados.
-
¿Y qué te pareció la casa?
-- le estaba preguntando Sam a
Diandra
-
Es hermosa, aunque Danny dice que eso no es una casa, ya
sabes lo que opina de los lugares tan grandes, pero ya escogimos el cuarto del
bebe -- dijo Diandra emocionada
-
¿Cuánto tiempo piensan estar
fuera? -- preguntó Aderyn --
Porque Gail dice que quiere estar aquí el dieciséis, ya saben, es el
cumpleaños de los gemelos
-
Pero Giulian no está --
dijo Diandra con tristeza
-
Pero igual quiere estar aquí, supongo que por Iván, aunque tus padres y
tú estén aquí -- dijo mirando a Sam --
Gail y yo pensamos que será duro para él.
-
Sí, ya Danny me lo había dicho, así que supongo que nosotros también estaremos
de vuelta para entonces y espero que Giulian también.
-
Menos charla niñas, ya casi es la
hora --
dijo Anne asomando la cabeza
-
Bueno, voy a ver cómo están los chicos. Danny debe estar subiéndose por
las paredes. Le dije que no tardaría.
-
Sí, es mejor que vayas, últimamente tu hermano está de un humor
macabro -- dijo Di con la misma desvergüenza que su
futuro marido
Sam rió, ya que eso no era
estrictamente cierto, porque ambos habían
estado del mismo humor, la boda los
tenía estresados a los dos aunque nadie sabía por qué, ya que ni él ni ella
habían tenido que hacer prácticamente nada, porque Sam y Amy se habían
encargado de todo.
Como se lo había
imaginado, el gemelo estaba literalmente arrancándose el cabello, mientras que
Gail caminaba de un lado a otro a una extraordinaria velocidad haciendo que
Iván desease amarrarlo. Amy había huido de la habitación y Dan hacía
infructuosos esfuerzos por arreglarle la corbata a Danny, mientras Mael intentaba
que se estuviese tranquilo.
-
¿Dónde estabas? Solo te pedí que
fueras a ver cómo estaba Di -- le dijo furioso a Sam
-
Deja a la Nena tranquila Danny --
dijo Mael en tono peligroso
-
Y quédate quieto por favor, o terminaré por sacarte un ojo -- le
advirtió Dan
-
Déjame a mí papá -- dijo Sam, se paró frente a su hermano y
le tomó las manos -- Tranquilízate,
Diandra está bien y está preciosa además. Y no, no va a arrepentirse -- y
aunque Danny no estaba tan seguro de eso último teniendo en cuenta su anterior
amenaza en ese sentido, se quedó tranquilo permitiendo que Sam le arreglara la
corbata y le diese un beso -- Estas guapísimo -- le dijo y luego se dirigió hacia Gail
Dan no lo podía creer, él
llevaba más de media hora tratando de tranquilizar a Danny y Sam solo tardó un
par de minutos. Si ella era capaz de hacer esa clase de milagros, tal vez
lograra mantenerlo calmado el resto del tiempo que faltaba para la
ceremonia.
-
¡Gail! -- exclamó ella para que se detuviese --
Quédate tranquilo o cuando bajes estarás hecho un desastre mientras que
Aderyn estará preciosa
-
Sam no puedo -- dijo él
-- necesito salir de aquí ahora
mismo
-
¿Y qué piensas hacer? ¿Huir?
-
Por supuesto que no, pero me estoy ahogando
Sam miró sus ropas y
decidió que no podía ser por eso, ya que a diferencia de Danny, que vestía con
un formal traje negro con chaleco y corbata, Gail se había negado en redondo a
ello, de modo que su traje era blanco y en lugar de una camisa, llevaba una
franela sin mangas y ella suponía que se pondría la chaqueta a último minuto.
Iván aprovechó la momentánea inmovilidad de su hijo y le sujetó la cabeza.
-
¿Qué haces papá? -- protestó el chico
-
Intento que no saltes por el balcón
-- le dijo
Amy asomó la cabeza con
cautela y como vio que su hijo volvía a ser una persona normal, entró. Cuando
Jonathan se asomó para avisar que ya estaba todo listo, Sam miró a su hermano
-
Todo va a estar bien,
estás a punto de hacerla tu esposa, así que tranquilo
Mael le dio el brazo a
ella y comenzaron a bajar. Habían colocado una gran carpa en los jardines y
todo estaba hermosamente decorado. Mientras Sam esperaba que bajaran las
novias, se comunicó por última vez con su hermano Llegó el momento.
Peter McKenzie llevaba
del brazo a Aderyn y otro tanto hacía Jonathan con Diandra. Sam que era la dama
de honor de ambas iba detrás, y Mael que era el padrino de las bodas, la
esperaba junto a los chicos. Al llegar ante el funcionario que oficiaría la
ceremonia, Peter le entregó la mano de Aderyn a un Gail extraordinariamente
sereno, que nada tenía que ver con el de hacía apenas unos minutos antes. Y
cuando Jonathan le entregó la mano de Diandra a Danny, éste lucía una tranquila
sonrisa. Sam se situó al lado de Mael y cuando les dijeron que podían sentarse,
lo hicieron al lado de sus padres y ella paseó la vista por los invitados
mientras se llevaba a cabo la ceremonia. Había esperado con el corazón apretado
que tal vez…Giulian, pero parecía que no, no
había venido. Salió de sus pensamientos cuando escuchó que el
funcionario decía:
-
Gail Natchzhrer ¿Tomas a Aderyn
Scarlett McKenzie Windsor…
Sam se distrajo un
momento cuando vio a Casander, pero
decidió que dejaría eso para después.
-
Aderyn McKenzie ¿Tomas a Gail Vladimir Natchzhrer Cornwall, como tu
legitimo esposo?
-
Sí, lo tomo
-
Daniel Douglas ¿Tomas a Diandra
Gretchen McKenzie Diermissen como tu esposa?
-
Sí, la tomo -- contestó su hermano
-
Diandra McKenzie ¿Tomas a Daniel
Iván Douglas O’Neill, como tu legítimo
esposo?
-
Sí, lo tomo -- contestó Diandra
Sam se dio cuenta de que
por haber estado pensando en Giulian, se había perdido de los votos de los
chicos.
-
…entonces los declaro unidos en matrimonio -- dijo
el funcionario mientras unía las manos de lo chicos con unas cintas y a
continuación una lluvia de estrellas plateadas flotaron por encima de las parejas
Todos prorrumpieron en
aplausos y las personas comenzaron a acercarse para felicitar a las parejas de
recién casados. Sam decidió esperar que pasara la conmoción y se apartó un
poco, pero sintió que se le erizaban los vellos en la base del cuello y cuando giró
la cabeza tuvo que aferrarse al respaldo de una silla para no caer cuando sus
ojos se encontraron con los azules de Giulian. Él se encontraba en un extremo
alejado pero ahora avanzaba hacia ella. Sam buscó desesperadamente un lugar a dónde
escapar pero chocó con su padre. Dan se volvió y acto seguido:
-
¡Giulian! -- gritó Dan con alegría
Sam cerró fuertemente los
ojos y aún tuvo tiempo de pensar
-
Danny, conserva la calma.
No es el momento, no hoy, no ahora.
-
Hombre pensé que no aparecerías tampoco hoy, pero habría sido
imperdonable que no asistieras a la boda de tus sobrinos --
Dan abrazó a su amigo y se volvió a su hija -- Samant…
-- pero las palabras murieron en
sus labios -- ¿Hija qué tienes?
Sam estaba blanca como la
cera y parecía a punto de desmayarse pero aun así saco fuerzas de no sabía
dónde.
-
Debe ser el calor papá -- dijo a modo de disculpa. Levantó la mirada y
los ojos de Giulian estaban clavados en los suyos.
-
Hola princesa --
dijo el hombre y Sam sintió que aquellas simples palabras se le clavaban
dolorosamente en el alma.
-
Hola Giulian -- logró contestar --
Discúlpenme -- y salió de allí lo más rápido que pudo.
Dan había observado con
asombro lo que había sucedido pero decidió que quizá la tensión y actividad de
todos esos días la habían afectado. Agarró a Giulian por el brazo y se abrió
camino hasta los novios. Llegaron primero a Gail y Aderyn, Giulian los felicitó
y Gail se alegró sinceramente de verlo. Aderyn, a pesar de que le alegraba ver
a Giulian, buscó inmediatamente con la mirada a Sam pero no la encontró por
ninguna parte. Siguieron moviéndose hasta llegar a Danny y Diandra. Giulian
abrazó a la rubia deseándole muchas felicidades y se volvió a Danny para
abrazarlo y lo hizo, pero cuando se separó
vio su mirada acusadora. Danny lo sabía. Sintió deseos de no haber ido, hacerlo
había sido una locura.
Danny por su parte aceptó
las felicitaciones de Giulian y solo por atender a la silenciosa súplica
de su hermana, no dijo todo lo que tenía
ganas de decir. Además, como le había dicho Sam, no era el momento.
Sam se había refugiado en
el salón de la casa. Necesitaba serenarse pero no podía esconderse todo el
rato, ni siquiera había felicitado a las parejas. Tomó aire varias veces y se
dispuso a salir. Lo primero que vio fue que ya las personas comenzaban a
distribuirse en las mesas y que Mael se dirigía hacia ella.
-
¿Dónde estás? -- le llegó la voz de su
hermano
Buscó con la mirada y lo
localizó un poco a su derecha
-
Tratando de llegar a
ustedes.
Mael había llegado hasta
ella y la miraba con atención.
-
¿Estás bien Nena?
-
Sí claro, intento llegar hasta los recién casados
Él tomó su brazo y
esquivando mesas por fin alcanzaron a la pareja. Sam le dio un abrazo a Diandra
y luego a su hermano.
-
Felicidades Danny
-
Gracias, me comporté, controle mi genio
-- le susurró
-
Ya lo sé, gracias
-
Pero prométeme que no te esconderás, tú no tienes nada de qué
avergonzarte y no pienso pasar el día de mi boda sin ti.
-
No lo haré.
Se separaron y comenzaron
a bailar. Los novios salieron primero y luego comenzaron a sumarse los demás.
Mael bailó la primera pieza musical con Sam y luego fue en busca de Aderyn
mientras Sam intentaba hacerse invisible, porque no quería tropezarse con
Giulian.
-
¿Me seguirás ignorando o al menos bailarás conmigo? --
preguntó Casander poco después de que Mael la había dejado
-
No te ignoraba Casander, estaba ocupada, eso es todo --
contestó la chica
-
¿Y por qué Berserker tuvo el privilegio de ser el primero?
-
Casander por favor, Mael es…
-
Olvídalo
Cuando estaba bailando
con su novio, sintió los ojos de Giulian clavados en su espalda. Trató de
ignorarlo pero en una vuelta se encontró con ellos y vio reproche. No lo podía
creer ¿Con qué derecho? ¿Cómo se atrevía a reprocharle nada? Pero decidió que debía
estarse imaginando cosas y prestó atención porque Casander le estaba hablando.
-
¿Qué es lo que te está pasando Samantha?
Hace días que estas extraña, quiero decir, mucho más de lo usual --
decía el chico
-
Casander, no creo que sea el momento para discutir cualquier cosa que
tengamos que discutir
-
¡Ah! Pero entonces sí aceptas que sucede algo -- insistió
-
Casander por favor -- dijo Sam con voz cansada.
-
Disculpa ¿Me permites? -- preguntó una voz demasiado conocida
Sam rogó para que
Casander dijese que no, pero su novio era demasiado educado para eso. Se inclinó
cortésmente ante Sam y le dejó su lugar a Giulian. Apenas él la tocó, ambos
supieron que eso era un enorme error. Sin embargo, los dos eran obstinados y
decidieron comportarse como si nada.
-
¿Cómo estás? -- le preguntó Giulian
-
Bien -- mintió ella -- ¿Y
tú?
-
Te he echado de menos -- dijo Giulian y al minuto siguiente estaba
maldiciéndose.
¿Qué estaba haciendo? Se
suponía que se mantendría a raya.
-
Pues nadie lo diría -- contesto
ella sarcásticamente -- Por la forma tan diligente como te has
mantenido alejado, más bien se diría lo contrario
-
Princesa, yo… -- Sam se tensó y él lo sintió -- yo no quiero hacerte
daño, solo quería asegurarme de que estabas bien.
-
Pues demasiado tarde -- dijo con todo el dolor que tenía acumulado, pero
no podía ponerse a llorar ahí, no ahora.
Giulian la miraba y no
sabía qué hacer. Veía sus labios moverse y deseaba con desesperación besarlos.
Veía sus ojos y quería borrar el dolor que estaba viendo en ellos. La tenía en sus brazos y quería
estrecharla contra su pecho aunque ello significara enfrentarse a la ira de
todos. La atrajo un poco más hacia sí pero en ese momento fueron interrumpidos
-
Me gustaría recuperar a mi novia, si no le importa --
dijo Casander.
Giulian lo miró con
deseos de matarlo pero se apartó. Ya se encargaría después de este payaso,
pensó.
Casander estaba molesto.
No le gustó como ese hombre miraba a Samantha y como todo hombre enamorado,
estaba celoso, pero al mismo tiempo se sintió confuso. Él sabía perfectamente
que Giulian Cornwall era el padrino de Samantha y su confusión fue aún mayor
cuando fue a pedirle que le devolviera a su novia y él lo había mirado con un
odio manifiesto.
La fiesta estaba llegando
a su fin y los novios estaban por marcharse, pero antes de partir, Danny se
llevó aparte a Sam.
-
Promete que te cuidarás y no harás tonterías -- le
dijo
-
Danny… -- comenzó
-
No, solo promételo -- insistió él
-
De acuerdo, pero no…
-
Te amo Sam, solo recuérdalo
-- dijo abrazándola fuertemente
Sam sintió un nudo en la
garganta, besó a su hermano y éste se fue con su esposa, y al poco rato los
invitados comenzaron a marcharse también. Casander se había quedado con Sam a
pesar de que sus padres se fueron temprano, y ahora estaban al pie de la
escalinata.
-
Estoy cansada Casander -- dijo Sam
-
¿Quieres que me vaya? -- preguntó
-
Creo que sería lo mejor, mañana
nos vemos.
Casander normalmente era
un muchacho dulce y amable, y siempre trataba a su novia con mucha delicadeza,
pero esa noche había bebido más de la cuenta. Se acercó a Sam y la abrazó.
-
¿Ta casarías conmigo Samantha?
-- preguntó de improviso
Lo que menos se esperaba
ella era algo así. Había notado que Casander había bebido mucho, así que
atribuyó a eso la inesperada proposición.
-
Casander, creo que no es un buen momento para esto
-
¿Y cuándo lo será?
A Sam le había comenzado
un desagradable dolor de cabeza. Ciertamente, ni este, ni ningún momento sería
bueno. Llevaba días planeando cómo terminar con aquella relación, realmente
quería a Casander, era un hombre maravilloso pero no para ella. Nunca podría
quererlo como él se lo merecía. De tal suerte, que aquella pregunta solo venía
a complicar aún más la situación. El problema inmediato era que él no estaba en
condiciones de razonar nada en aquel momento.
-
Casander escúchame -- comenzó Sam
-
No, escúchame tú a mí -- dijo interrumpiéndola -- Tú sabes que te amo, he esperado
pacientemente a que me des un lugar en tu corazón, pero creo que ya es hora de
obtener una respuesta.
Sam estaba sorprendida,
él nunca le había hablado de ese modo ni se había comportado de forma tan
agresiva, así que intentó otro camino.
-
Casander te prometo que mañana hablamos de esto ¿sí?
Aparte de estar muy
enamorado de Sam, él estaba también muy borracho, así que besó a la chica con
violencia. Cuando ella trató de alejarse, la cercó más entre sus brazos. Sam
casi se estaba ahogando. Un “déjame” apenas audible salió de sus labios. Trató
de relajarse para hacer uso de sus poderes y poder soltarse, pero en ese momento
Casander la soltó. Giulian lo había cogido por detrás de la chaqueta, lo había
lanzado un par de metros más allá y le tenía su Gwialen clavada en el pecho.
-
Cuando una mujer te dice que no, lo más aconsejable es hacer caso --
dijo con voz fría -- especialmente si esa mujer es Samantha.
-
Giulian… -- comenzó a decir la chica consternada
-
¡Cállate Samantha! -- le dijo sin mirarla -- Entra a la casa.
-
Tú no… -- pero calló al ver los ojos del hombre que había vuelto la cabeza para mirarla.
-
¡He dicho que entres a la casa, ahora!
Sam se dio vuelta y se
fue.
-
En cuanto a ti -- continuo Giulian --
sal de mi propiedad ahora mismo, y si vuelvo a tener noticia de que la
tratas de manera similar, te juro que voy a perseguirte y a hacerte pedazos.
Casander estaba furioso
con aquel sujeto, pero a pesar de tener el cerebro nublado por el alcohol, se
moría de la vergüenza con su novia. De modo que salió sin decir nada más.
Sam había subido las escalinatas
de entrada corriendo y no paró
hasta llegar a su habitación donde se tiró en su cama llorando lágrimas
de frustración y de rabia. ¿Qué derecho tenía él a ordenarle nada? ¿Y por qué
había sido tan estúpida como para obedecerle? ¿Quién se creía? Y Casander había tenido que escoger precisamente ese
día, y justo el momento en que Giulian estaba mirando para comportarse de aquel
modo. La puerta de su habitación se abrió con violencia y ahí estaba él.
-
¡Fuera! -- le gritó
-
No me iré hasta que no me hayas escuchado -- dijo Giulian -- Quiero saber por qué permites que te trate
así
-
Eso no es asunto tuyo -- dijo Sam con rabia.
-
Claro que es asunto mío, no voy a permitir que ningún patán… -- pero se detuvo al ver que Sam lo apuntaba con
su Athame
-
¿Tú no vas a permitir qué cosa? ¿Qué otro me haga daño? ¡Ah no, claro!
Eso es solo privilegio tuyo ¿verdad? ¿Crees que después de haber destrozado mi
vida, tienes derecho de venir aquí y decirme qué hacer? Pues déjame decirte que
haré lo que se me antoje, con quien se me antoje y cuando se me antoje. Y ahora
sal de aquí y no vuelvas
Giulian la miró
incrédulo. ¿Qué le había pasado a su niña? Pero no queriendo hacer un escándalo
abandonó la habitación dando un portazo. Se dio de frente con un sorprendido
Dan, murmuró un “buenas noches” y entró a su habitación. Dan por su parte que
iba a darle las buenas noches a su hija, se preguntó si sería buena idea, pero
aún sin respuesta, decidió entrar y encontró a Sam llorando en su cama.
-
Hija…
-
Ahora no papá, solo déjame sola.
Más confundido que antes,
Dan salió silenciosamente. Algo extraño
sucedía aquí, muy extraño, y sumido en sus pensamientos se retiró a descansar.
Mientras tanto, Iván decidía que había llegado el momento de hablar seriamente
con Giulian, había respetado su silencio y su deseo de estar solo, pero ya era
suficiente, tendría que escucharlo quisiese o no.
Mael por su parte no se
había enterado de nada, porque un poco después que los novios se habían
marchado, había subido les dió un beso a los niños y se disponía a salir.
-
¿Dónde crees que vas? -- lo detuvo Jonathan
-
A cualquier parte, solo quiero alejarme
-
Si supones que…
-
No estoy suponiendo nada Jonathan, como dije solo quiero alejarme
-
De acuerdo, pero no lo harás solo, vamos
Y probablemente gracias a
ello Casander y Giulian seguían con vida.
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