LMA 3

LMA 3
La vida que habían vivido hasta ahora había sido peligrosa pero nunca se sentaron a ver lo que sucedía, sino que participaron activamente en todo ello. Ahora tenían que reconstruir sobre las cenizas de la tristeza y de la pérdida, y para poder seguir tenían que comenzar todo de nuevo. Nunca nada sucede como suponíamos o como teníamos previsto pero siempre el universo nos brinda una nueva oportunidad. La vida les había dado mil razones para llorar pero ahora se disponían a encontrar otras mil para reír, debían dejar descansar a los que se habían ido pero siempre tendrían un lugar en el recuerdo y en el corazón de todos, y disponerse a comenzar… Una nueva vida

sábado, 9 de agosto de 2014

Cap. 61 Los gemelos Cornwall…



En una helada meseta al norte de Noruega, Jonathan hacía lo mejor que podía por protegerse de aquel frío asesino. Llevaban alrededor de quince días  por aquellos inhóspitos parajes con temperaturas de aproximadamente -5 grados y estaban en pleno verano. Sin duda Jonathan McKenzie era el mejor de los amigos, había cumplido fielmente el encargo de Eowaz y no había dejado solo a Mael ni un solo instante. Al principio había resultado una tarea realmente ímproba, porque aquel individuo había quedado en estado lamentable.

Había demorado alrededor de quince días antes de lograr ponerse de pie con cierta estabilidad, el asunto de la alimentación fue un martirio, y si antes era silencioso ahora parecía haber perdido la capacidad de comunicarse, de modo que durante el primer mes, cualquier persona menos tenaz habría enloquecido. Sin embargo, Jonathan había demostrado tener la fortaleza y la decisión para sacar a su amigo de aquel deplorable estado.

Transcurrido el primer mes, al parecer el cuerpo de Mael comenzó a extrañar el ejercicio y aunque aun no estaba lo bastante fuerte, este sujeto también era muy decidido, de modo que comenzó una rutina de entrenamiento como si estuviesen en la Sede y al cabo de casi dos meses ya había recuperado su contextura. En un principio a Jonathan le pasó inadvertido, quizá por el hecho de verlo a diario, pero unos días antes de salir en aquella odiosa excursión, se fijó que si bien su cabello no había recuperado del todo su color natural, ya no parecía cubierto de nieve.

A pesar de que algo de su humanidad parecía haberse perdido, Mael había comenzado a comunicarse un poco más, aunque su humor se había vuelto bastante más ácido y a Jonathan le recordaba con frecuencia a Garlan, pero sin duda era un avance.  Alrededor de quince días atrás, Mael le había anunciado que se irían de cacería, y aunque Jonathan pensó que no era algo que el chico tuviese por costumbre, se equivocó en cuanto a lo que pensaba cazar. En aquellos parajes no abundaban las especies pero luego de tres días persiguiendo no sabía qué, una tarde vio que Mael extendía su Gwialen transformándola en arco y unos segundos después estaba disparando flechas a una velocidad endemoniada. Después de unos cuantos y caóticos minutos, avanzaron y Jonathan vio con sorpresa un claro que había quedado sembrado de cadáveres de Uzkys.

A partir de ahí, la cacería se intensificó y sin duda aquel sujeto tenía un especial instinto para dar con las guaridas de aquellos bichos y lo mejor que podía decirse de aquello, era que Jonathan había adquirido una enorme destreza en el asunto. Sin embargo, después de quince días Jonathan estaba cansado, congelado y con ganas de ver una cama pero Mael parecía no necesitar ni calor ni descanso. Dormía poco y comía menos, pero aún así parecía que su vitalidad estaba intacta.

Aquella noche mientras estaban sentados frente a un fuego que a Jonathan le parecía que calentaba muy poco, miró a Mael que a su vez había estado sentado con los ojos cerrados y en actitud concentrada, pero de pronto había abierto los ojos y su expresión era de preocupación, lo que causó la curiosidad y casi asombro de Jonathan, ya que pocas veces él expresaba alguna emoción.

-          ¿Qué sucede?

-          Está sufriendo

Jonathan no necesitó que colocase un nombre en ningún lugar de esa frase, porque aunque nunca hablaban de Samantha, aquel tono y aquella actitud solo podían obedecer a que pensaba en ella. Sin embargo, y aunque le preocupó aquella afirmación, no sabía muy bien qué hacer o qué decir.

-          ¿Qué quieres hacer?

-          Nada  --  dijo en tono seco

Después de eso no dijo nada más, de modo que Jonathan se preparó para descansar un rato, pero cerca de la medianoche vio que algo parecido a una sonrisa se dibujó en los labios de Mael.

-          Bien hecho Nena 

Jonathan sabía que ni estaba hablando con él ni esperaba que dijese nada, y por el cambio de expresión dedujo que cualquiera que hubiese sido el problema ya estaba resuelto.


En el Hospital de Arx y después de asegurarse de que su hija estaría bien, Dan salió acompañado de Danny a la sala de espera. Todo el peso de lo que habían vivido allí dentro pareció desbordarse al poner un pie fuera y ver los rostros angustiados de los que esperaban noticias.

Dan abrazó a Amy y las lágrimas que había estado conteniendo con tanto esfuerzo, corrieron finalmente libres por sus mejillas. Danny del mismo modo abrazó a una muy preocupada Diandra y lloró de manera convulsiva en sus brazos. Pero todos interpretaron muy mal aquella reacción.

-         Dan  mi hija… ¿qué pasó con mi hija?  --  preguntó Amy desesperada

Aderyn, sus padres y Kenneth que había llegado en cuanto Diandra le avisó, los miraban alarmados al igual que Alaric. Pero fue Kenny quien no soportó más la tensión.

-         Danny por favor  ¿Qué pasó? ¿Cómo está Samantha? 

Gail por mucho que se había esforzado en mantener la calma, tenía el rostro surcado de rebeldes lágrimas, mientras que Garlan estaba pálido y parecía a punto de perder el sentido, pero ambos aferraron firmemente sus Athame y estaban dispuestos a usarlos. El único que parecía del todo calmado era Armel y quizá si los demás lo hubiesen notado, se habrían tranquilizado. Finalmente Danny fue el que  pudo hablar primero.

-         Están bien, los tres están bien  --  dijo el chico

Gail sintió deseos de golpearlo por haberse tardado tanto en decirlo, pero al final se unió a las risas y las expresiones de inmenso alivio de todos.

Unos instantes después apareció Giulian en la puerta con sus hijos en los brazos y todos se acercaron a ver por primera vez a los pequeños. Después que todos los vieron, Danny miró a Gail y a Garlan que aún no se habían acercado por permanecer donde Danny los había dejado, aunque no era que Garlan tuviese especial interés en ver a los niños, y luego miró a Giulian de forma interrogativa

-         Déjala ir,  somos hombres de palabra  --  dijo el Arzhaelí

De modo que Danny asintió, se acercó a Estefanía y la soltó.

-         Eres libre de irte, pero si te acercas a mi familia y muy especialmente a mi hermana, no seré tan misericordioso la próxima vez.

La aterrorizada mujer huyó sin esperar a que le repitiese que podía irse. Después de eso, todos pudieron dedicarse a cargar y admirar a los bebes y por supuesto a felicitar a Giulian.

Los gemelos Cornwall pasaron su primera mañana bajo la mirada atenta y extasiada de su orgulloso padre. Después de una noche de descanso, Sam despertó y vio a Giulian al lado de su cama.

-         Los niños… --  dijo con la voz débil aún

-         Están perfectamente bien princesa, y son hermosos  --  se inclinó para besar a su esposa y acarició sus cabellos.

-         ¿Puedo verlos?  --  preguntó Sam

Giulian se acercó a las cunas y tomó al primero, regresó al lado de Sam y lo puso en sus brazos. Un hermoso bebe de mejillas sonrosadas que dormía plácidamente.

-         Derian Iván  -- dijo mirando a su esposo

-         Totalmente de acuerdo  -- le contestó sonriente y luego se acercó con el otro colocándolo  en brazos de su madre.

-         ¿Darien Mael?  -- preguntó insegura

-         Me parece bien  --  le dijo él para alivio y alegría de ella

Sam miró a sus dos hijos y unas lágrimas resbalaron por sus mejillas pero estaba sonriendo, porque esas caritas ya las había visto con anterioridad. Miró a su esposo quien le sonreía feliz y se sintió la mujer más dichosa del mundo.

Era cerca de medio día cuando llegaron sus padres y no mucho más tarde cuando llegó su hermano. Amy sostenía a uno de los bebes y Dan al otro.

-         Ustedes la tendrán tan difícil como la tuvimos nosotros con ustedes  --  dijo mirando a Giulian  --  porque son tan idénticos como lo fueron tú y Vlad

-         Seguramente cuando crezcan  habrá diferencias que hagan posible reconocerlos  --  dijo Danny sin mucha convicción

-         Por favor Danny,  la única razón por la que Sam y tú se diferencian es por el sexo, por lo demás son idénticos hasta en el último detalle, y en nuestro caso, debes recordar que nadie podía diferenciarnos.

-         Excepto cuando abrías tu gran boca  --  dijo Amy

-         Me muero de ganas por ver cómo van a hacerte la vida imposible estos dos, Giulian  --  dijo Dan maliciosamente

-         Si he sobrevivido a la madre,  sin duda podré con mis hijos  --  dijo él con seguridad y  Sam le lanzó una almohada.

En el transcurso del día desfilaron muchas personas por la habitación. Todos los McKenzie por supuesto, varios de sus compañeros de la Orden, Eowaz y hasta Dorila, pero esta última se marchó muy de prisa cuando llegaron Iván y Elar. Ya en la noche cuando se quedaron solos, Sam le pidió a Giulian que se fuera a la casa a  descansar, a lo que él por supuesto se negó.

-         ¿A quién crees que se parecerán?  --  preguntó Sam

-         Eso no me importa siempre que tengan tus ojos. Ya te había dicho que tendríamos un bebe hermoso y que tendría tus ojos ¿no? Solo que me equivoque en el número.

-         ¿Y acaso siempre consigues lo que quieres Cornwall?

-         Pues claro. Además, lo que más quería era a ti y ya te tengo. De modo que supongo que lo demás también.

Sam rió ante la descarada exhibición de arrogancia de aquel individuo pero lo amaba con todo y eso. A los pocos minutos se quedó dormida y Giulian se acercó a los niños  mirándolos con incredulidad, eran suyos, de verdad eran sus hijos, fruto del inmenso amor que sentía por su pequeña princesa y se juró a sí mismo que viviría cada día de su vida para hacerlos felices a los tres.

Una semana después del nacimiento de los gemelos, la familia se reunió en casa para la tradicional cena de los sábados y todos bromeaban acerca de lo cansado que se veía Giulian, a quien aparentemente sus preciosos gemelitos no dejaban dormir pero pronto lo dejaron en paz por otro asunto.

-         Aprovechando que están todos, les anunciamos que en abril nacerá otro Natchzhrer  --  dijo Gail como si les dijese que llovía

Pasados los primeros segundos de sorpresa, todo fueron gritos y alboroto pero mucho más tarde, cuando ya estaban en su habitación, Giulian estaba sentado en la cama mirando al vacío y con una extraña sonrisa en los labios.

-         ¿Debería preocuparme por lo que está pasando por esa cabeza?  --  preguntó Sam

-         Por supuesto que no,  solo estaba imaginando la poca tranquilidad que habrá en el Castillo dentro de un par de años cuando estos demonios anden por allí causando estropicios  --  dijo él y Sam sonrió.

-         Y no olvides que aún faltan, porque según recuerdo dijiste que me embarazarías todos los años para probar que me veía hermosa cuando llevaba a tu hijo en mi vientre  --  le dijo ella en forma maligna y él abrió los ojos con desmesura mientras ella se partía de la risa

El tiempo volaba, ya los gemelos estaban próximos a cumplir un mes y la vida en Averdeen no podía ser más dichosa. Giulian se había habituado rápidamente a la rutina de los niños y disfrutaba enormemente  todas las actividades que los involucraba, desde darles de comer hasta bañarlos o cambiarle los pañales. Elijah y Brendan pasaban la mayor parte del tiempo en la habitación de los gemelos y al parecer se habían tomado muy en serio su papel de hermanos mayores.

Samantha consideró la posibilidad de abandonar el Instituto  para cuidar de sus hijos pero por increíble que parezca, fue Giulian quien la convenció de no hacerlo. Argumentó que él se encargaría de los niños cuando estuviese en casa y mientras ella estaba en clases, además de que Crappy se dedicaría exclusivamente al cuidado de los gemelos.

Una noche estaban a punto de acostarse, ya Sam estaba entre las sábanas y Giulian aún no terminaba de bañarse cuando Crappy apareció en su habitación.

-         ¿Puede la señorita venir al cuarto de los niños?  --  preguntó la Nisser en tono preocupado

Sam se calzó y salió de prisa. Entraron al cuarto y enseguida vio el motivo de la preocupación de Crappy. Waldweibleim se encontraba en la habitación.

-         Crappy no ha podido hacer nada para que se vaya señorita  --  dijo  consternada  --  los duendes son malos

-         Quizá algunos Crappy, pero no éste. Tranquilízate, Waldweibleim es mi amigo  --  y el pequeño duende rió.

La habitación olía intensamente a césped y sobre la cuna de los niños  había guirnaldas de flores muy pequeñas que despedían un suave aroma también.

-         Hola Waldweibleim  --  saludó Sam

-         Solo vine a asegurarme de que los pequeños de mi señora estaban bien  --  dijo emitiendo su particular risita  --  no quería asustar a la Nisser.

-         Está bien Waldweibleim y gracias por las flores  --  y volviéndose a Crappy le dijo  --  Crappy ¿podrías traerme una taza de té?

No le apetecía en lo absoluto un té en aquel momento pero quería hablar con el duende.

-         ¿Waldweibleim, había algo que quisieras decirme?

-         No mi señora, como ya te dije solo vine a ver y a presentar mis respetos a los  pequeños. A los duendes nos gustan los niños por su inocencia y porque aún no han sido contaminados con las ideas adultas.

-         Entiendo, en ese caso voy a retirarme a mi habitación ¿está bien?

Pero en ese momento sintió una ráfaga de viento. Aine se acercaba. Mientras la esperaba aparecieron Liminiades y Sealkie. Sam los saludó a todos y aprovechó para agradecerles su ayuda el día del nacimiento de sus hijos.

-         Ya te lo hemos dicho, no solo estamos para servirte sino para protegerte también  --  dijo Liminiades.

-         Hoy no vamos a quitarte tiempo, solo vinimos a presentar nuestros respetos a los nuevos herederos de la sangre de Myrddhin  --   dijo Aine

Sam sintió un momento de pánico. ¿Estarían sus hijos destinados a algún futuro lleno de peligros?

-         No vale la pena que te plantees esas cosas ahora  --  dijo Aine  -- tienes asuntos más urgentes que resolver pero hablaremos de eso en otro momento. Por lo pronto me alegra que hayas aprendido a utilizar y a apoyarte en tu sangre para cuando lo necesites. Pronto entenderás su verdadero poder.

-         Mi señora  -- dijo Liminiadesme ofrezco como guardiana del sueño de tus hijos, si me concedes ese honor.

-         Por supuesto Liminiades, puedes quedarte.

Los demás se despidieron y se retiraron. Crappy estaba parada en una esquina de la habitación con la taza de té en las manos. Sam no sabía si había escuchado o no su conversación con los elementales, pero como los Nisser no hacen preguntas, Crappy se limitó a ofrecerle la taza. Sam le agradeció y se disponía a salir cuando llegó Giulian

-         ¿Sucede algo princesa?  --  dijo asomándose a las cunas de los gemelos

-         Nada mi amor, solo vine a darle un beso a los niños  --  se inclinó sobre ambos  y les dio un beso en la frente.

Giulian hizo lo mismo y ya se disponían a salir cuando Sam recordó algo.

-         Crappy, esa esfera de luz permanecerá en la habitación de los niños ¿de acuerdo?

-         Sí señorita  --  dijo la Nisser  y se retiraron a descansar.


Desde que Jonathan había desaparecido, la vida de Daira se había vuelto excesivamente tranquila, pero había dejado de engañarse a sí misma y finalmente reconoció que Amy y Elar tenían razón y que ella se había enamorado tontamente de aquel infeliz. Pero lo que más la enfermaba, era no tener ni una miserable noticia de él. En un principio pensó que el desdichado ese había huido cobardemente al darse cuenta que también sentía algo por ella. Preguntó con cautela entre sus amigos y ellos dijeron que estaba en una misión, algo que Eowaz confirmó. Así las cosas, se dijo a sí misma que era una tonta y que ciertamente él no sentía nada, solo había sido un beso como tantos otros y sin duda era algo que formaba parte de la rutina diaria de ese cretino.  Primero se enfureció y luego se deprimió, quería verlo para decirle unas cuantas cosas y de ser posible sacarle sus estúpidos ojos, pero finalmente solo le quedó el vago deseo de verlo de nuevo. Viendo todo eso, Amy y Elar habían adoptado a Daira y se dedicaban a visitarla, a sacarla de paseo, o simplemente se la llevaban a casa, pero cuando nacieron los gemelos estaban tan embelesadas con los niños que habían salido poco y Daira pasaba más tiempo en Averdeen, tanto que los niños ya se habían acostumbrado a verla y en el caso de los gemelos, uno de ellos que nadie a excepción de Sam sabía quién era, se había apegado mucho a ella.

Una noche durante la cena, la conversación giraba en torno a los gemelos, ya todos se habían puesto de acuerdo y aceptado que los pequeños serían una copia fiel y exacta de su padre con excepción de los ojos que para gran satisfacción de Giulian, eran pequeñas y relucientes amatistas.

-         Por lo pronto no te auguro un futuro tranquilo Giulian. Si los niños se parecen a ti no solo físicamente sino en todo lo demás, ya puedes ir preparándote para  no tener nunca un año tranquilo  --  dijo Elar

-         Lo cual sería en extremo justo  --  agregó Iván en forma maligna

-         Me encargaré personalmente de transmitirle todos mis conocimientos  --  dijo Dan

-         ¡DANIEL!  ¡Nosotros también sufriremos las consecuencias de eso!  --  se quejó Amy

-         Lo que sería muy justo también  --  dijo Daira sonriendo

-         Pero es que estoy dispuesto a pagar  un montón de Avels solo por verlo tirarse de los cabellos con las travesuras de los gemelos  --  insistió Dan

-         Dan, viví las nuestras, viví casi todas las de tus hijos y las de la otra joya  --  dijo mirando a Gail  -- ¿No crees que estoy preparado para afrontar las de mis propios hijos?  No creo que sean capaces de hacer nada que yo no haya hecho y tal vez peor.

-         Me dará una enorme satisfacción recordarte esas palabras, querido tío  --  dijo Gail con una sonrisa perversa

Todos rieron y estuvieron de acuerdo en que por mucho que Giulian dijera que estaba perfectamente preparado para las futuras travesuras de sus hijos, disfrutarían mucho viéndolo pagar por todo lo que había hecho en su vida por amargar la del prójimo.

De pronto Sam se tensó. Algo no estaba bien. Repasó mentalmente el cuarto de los niños y todo estaba en orden.

-         ¿Qué sucede?  --  escuchó a su hermano y lo  miró

-         No lo sé, presiento que algo no está bien.

Giulian que había asistido al intercambio de miradas entre los gemelos y viendo la cara de preocupación que había puesto Sam, se puso alerta. Los demás seguían el curso de sus conversaciones mientras que Sam se aisló y prestó atención. Pero pasados unos segundos, Aderyn y Diandra se tensaron también y acto seguido Daira sintió una opresión en el pecho. Casi en perfecta sincronía, los Arzhaelíes se pusieron de pie pero todos miraban a Sam que seguía sentada y con los ojos cerrados. Aquella actitud en contraposición con la de los demás, obedecía a que ella estaba viendo claramente como si estuviera allí, lo que estaba sucediendo. De pronto se levantó y vio que todos estaban de pie.

-         Rápido, están atacando la casa de tus padres  --  dijo mirando a Aderyn

Ninguno necesitaba preguntar nada para saber que lo que Sam estaba diciendo era verdad, porque todos habían sentido la alteración de la energía. Se dirigieron a toda prisa hacia al Dver, ambas casas estaban fuertemente protegidas y no podían aparecerse justo en el sitio,  pero cuando Giulian buscó a Sam para entrar con ella, su mujer no estaba, de modo que entró al Dver y aunque tampoco la vio allí, ya era tarde para volver.

Cuando salieron al Salón de los McKenzie ya Sam estaba en él y se batía con unos encapuchados. En cuanto los demás llegaron  la lucha se hizo encarnizada.

-         ¡Danny, Gail, busquen a Lizzy y sáquenla de aquí!

Pero todos estaban en cerradas luchas que los mantenían muy ocupados, de modo que Sam dejó a los sujetos con los que se batía, se desapareció y apareció en la habitación de la pequeña que lloraba. La tomó en sus brazos y llamó a Willow. El Nisser apareció, le entregó a la niña y le ordenó volver a casa. Ella volvió abajo,  buscó con la mirada a Peter y a Anne pero no los encontró.

Giulian tuvo un momento de pánico cuando vio a Sam peleando con dos de los encapuchados y al segundo siguiente ya no estaba, pero unos minutos después la vio cerca de la puerta del salón peleando con otros. Se sintió confuso pero no tenía tiempo para pensar, tenía que defenderse. Unos minutos después empezaron a llegar más Arzhaelíes y la lucha pronto acabó, eran demasiados contra los que quedaban.

Una vez que hubo finalizado la confrontación, descubrieron que los atacantes eran viejos Nemhains, de modo que les quedó claro que la razón para ese absurdo ataque seguía siendo la venganza.

Encontraron a los McKenzie tirados en el salón y terriblemente mal heridos aunque conscientes, así que se apresuraron a  llevarlos al hospital, pero los Läkares no se mostraron muy optimistas, dijeron que la fuerza, el número de las maldiciones con las que fueron atacados y la cantidad de veneno recibida, había sido  demasiado. Aderyn y Diandra miraron a Sam con angustia y suplica a partes iguales pero ellas no necesitaban pedir nada para que Sam estuviese más que dispuesta a hacer cuanto estuviese en sus manos por ellos.

Daira agradeció a los Läkare y les pidió que la dejaran con los McKenzie, una vez que los Läkare abandonaron la habitación, Iván hizo pasar a Sam. Ninguno de los dos hizo nada sino que se limitaron a ver cómo Sam aplicaba su considerable poder en atender las heridas de Peter y de Anne. Sin embargo, sintieron cuando ella comenzó a debilitarse, de modo que ambos sacaron sus Athame y trazaron a toda velocidad un círculo mágico y concentraron toda su energía que no era poca, en fortalecer la de Sam.

Entre tanto afuera, Danny y Gail también sintieron el debilitamiento de Sam y Danny se acercó con disimulo a su padre y lo apartó.

-         ¿Qué?

-         Sam nos necesita  --  dijo el chico

Dan no necesitó que le dijesen más y al igual que habían hecho Iván y Daira, extrajo su Athame y luego de trazar el círculo, unió sus manos a las de Gail y Danny y se concentraron en emitir con la mayor intensidad posible su energía para ayudar a Sam.

Alrededor de una hora después, la luz intensa que estaba emitiendo el cuerpo de Sam comenzó a desvanecerse y unos segundos después la chica se aferró al borde de la cama de Anne. Iván reaccionó de inmediato y la sostuvo.

-         Vamos linda, necesitas descansar  --  la sujetó por la cintura y la guió hacia la puerta

-         No  --  dijo ella deteniéndose  --  van a preocuparse, déjame descansar un minuto aquí

Iván le acercó una silla, ella se sentó y él se arrodilló a su lado.

-         Esto nunca me había sucedido Iván

-         No te preocupes, es natural  --  le dijo  --  Hace apenas un mes que nacieron los gemelos y te viste muy mal corazón. Ahora con una inversión tan intensa de energía es lógico que te sientas débil  --  pero al tiempo que decía esto, había notado que Sam sangraba por la espalda, de modo que se apresuró a detener la pérdida de sangre y aunque sabía que no le afectaría, verificó que no hubiese veneno en ella

Después que Daira examinó las heridas de los McKenzie, se acercó a ellos.

-         Un gran trabajo Samantha, todas han cerrado bien, lo que significa que no hay rastro de veneno  --  le dijo la Arzhaelí

-         Me alegro, díselo por favor a sus hijos, deben estar muy angustiados  --  Daira asintió pero miró a Iván

-         Deberían llevarla a casa Iván  --  él estaba de acuerdo pero ella no quería moverse, de modo que aun esperó un poco más mientras Daira salía a tranquilizar a los demás

Una vez que Sam se sintió mejor, aceptó marcharse a casa pero apenas salió de la habitación las McKenzie se abalanzaron sobre ella y la abrazaron.

-         Gracias Sam  --  logró decir Diandra, porque Aderyn seguía llorando

Will como siempre menos dado a las expresiones de afecto, se limitó a decirle que se lo agradecía mucho y nada más, mientras que Kenny que ciertamente era diez veces más expresivo que su hermano y en extremo apegado a su madre, no tuvo en consideración ni la presencia de su celosa esposa, ni la aun más peligrosa presencia de Giulian, y abrazó a Sam apretándola contra su pecho.

-         Mil gracias Samantha, no solo te debo mi vida sino la de mis padres

-         Olvídalo Kenny, ellos también son muy importantes para mí  --  el chico se apartó un poco, le dio un beso la mejilla y volvió a estrecharla contra su pecho

-         Déjala respirar  McKenzie  --  escucharon la voz helada de Giulian a sus espaldas

Kenny la soltó y sin mucha más ceremonia Giulian la tomó por un brazo y se marcharon sin despedirse de nadie.

Al día siguiente cuando fueron a ver a los McKenzie, Peter estaba consciente pero Anne no. Daira les dijo que debido a la excesiva pérdida de sangre aun estaba muy débil y que ambos tardarían algunos días en reponerse por completo. Pero aun así, Peter tenía preguntas por hacer y luego de los saludos y el lógico agradecimiento, procedió a preguntar lo que quería saber.

-         Llegaron cuando apenas estaban entrando ¿cómo lo supieron? Solo recuerdo haber pensado en ustedes al darme cuenta que no podría yo solo contra esos desgraciados y que tanto Anne como Lizzy  estaban en peligro.

-         Eso no tiene importancia ahora Peter  --  dijo Sam que ya tenía la respuesta que ella estaba buscando

-         Peter, cuando hay una alteración tan severa de la energía provocada por la fuerza de la energía negativa, podemos sentirlo  --  dijo Iván que sabía que Peter no iba a quedarse tan tranquilo


Sin embargo, aquella noche cuando estaban en Averdeen, Dan e Iván tenían la misma expresión y el primero miró a su hija.

-         ¿Cómo lo supiste Samantha? 

-         Ya Iván lo dijo

-         Eso aplica en forma general, pero en primer lugar es difícil precisar cuando se está a tanta distancia, puedes sentir la alteración pero en ningún caso puedes saber con exactitud de qué se trata y menos aun dónde  --  insistió él

-         Al principio no lo sabía papá, pero cuando hablamos con Peter tuve la respuesta. Él pensó en nosotros cuando empezó el ataque, de modo que imagino que debe haber sido por eso.

Dan e Iván se miraron y el primero  negó con la cabeza.

-         No Samantha, eso no es posible, piénsalo. Si hubiese sido así no habríamos llegado a tiempo de hacer nada. Entre el tiempo en que Peter pensó en nosotros y el que demoramos en salir para allá, ellos habrían tenido tiempo de matarlos. Cuando nosotros llegamos ellos prácticamente acababan de entrar. Lo que implica que presentiste el peligro mucho antes.

-         Pero ustedes también

-         No exactamente  -- intervino Iván  --  En el caso de Aderyn y Diandra es posible porque llevan su sangre, pero en el nuestro te sentimos a ti, fuiste tú la que nos advirtió de forma inconsciente lo que estaba sucediendo

Pero eso solo hizo que Sam se sintiera peor, porque si era así, habrían tenido tiempo de llegar antes de que los Nemhain pudiesen atacar a los McKenzie.

-         No podías saberlo Sam  --  dijo Danny

-         Y otra cosa  Sam,  nadie puede aparecerse en una casa protegida  --  dijo Iván

-         Pero ellos ya habían roto los hechizos protectores.

Giulian entendió en ese momento que su esposa no había ido por el Dver sino que se había desaparecido, pero…

-         No Samantha, aún así. No solo te  desapareciste de aquí, que ya eso es decir mucho, porque se supone que tampoco se puede desde donde estábamos y te apareciste en la casa de los McKenzie, sino que  dentro de la casa también lo hiciste. Tú no habitas en esa casa, es algo que se supone, no podías hacer  --  dijo Dan

Giulian poco a poco iba entendiendo todo lo que había sucedido y Sam suspiró cansada.

-         Papá, creo que hay cosas que deben saber.

Y les contó lo que le habían dicho los elementales. Les contó de su aparición en el despacho de la madre Cecilia y de que nadie la había visto hasta que ella deseó ser vista  y todos la escuchaban boquiabiertos.

-         ¡Pero claro!  --  exclamó Aderyn  -- ¿Recuerdan lo que decía el pergamino?   --  dijo la chica  y citó  --  …tendréis el poder de cambiar de forma, de haceros invisible…  ¿lo recuerdan?

Y ciertamente todos lo recordaban pero Sam estaba muy cansada, le dolía la cabeza y notó que la herida que le habían hecho el día anterior en la espalda aun le molestaba. Giulian percibió el malestar de su esposa y se acercó a ella.

-         Creo que debes descansar princesa  --  y dirigiéndose a los demás  --  Cualquier otra cosa que haya que discutir acerca de esto, lo haremos después.

Subieron a su habitación y con infinita ternura la ayudó a recostarse en la cama.

-         Giulian…

-         Ahora no princesa  --  la interrumpió él  --  como dije, cualquier otra cosa que debamos discutir lo haremos cuando hayas descansado.

Ella no protestó pero en realidad no tenía sueño, solo quería ordenar sus pensamientos. Sin embargo, cayó en una especie de limbo, no estaba ni dormida ni despierta.

-         Mi señora, ha llegado el momento de que comience tu entrenamiento  -- dijo Liminiades

-         ¿Entrenamiento? ¿A qué te refieres?

-         Es necesario que aprendas a manejar tus poderes  -- dijo Sealkie  --  hasta ahora  has estado utilizando tu energía de manera equivocada, por eso estas tan agotada.

-         Tu percepción se ha agudizado pero necesitas ponerla en sintonía con tu dimensión  --  dijo Aine

-         Tu manipulación de la materia hasta ahora es rudimentaria y eso también agota tu energía  -- dijo Waldweibleim.

Sam despertó y se sorprendió de que ya hubiera amanecido. Decidió darse una ducha rápida para ir a ver a los niños. Entró al baño y encontró a Giulian allí. El ver el cuerpo desnudo de su esposo le hizo olvidar cualquier otra cosa que hubiese estado pensando.

-         Buenos días princesa  --  dijo él sorprendido

-         ¿Necesitas ayuda Cornwall?  --  dijo con una sonrisa pícara en los labios

-         No deberías hacer esa clase de ofrecimientos a un hombre en mis condiciones  --  le dijo él

-         ¿A qué te refieres?

-         ¿Se da cuenta señora Cornwall, de cuánto tiempo hace que he estado privado de sus atenciones?

-         Pondremos remedio a eso de inmediato.


Y dejando caer su bata en ese gesto que a él lo enloquecía, se perdió en sus brazos.

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