A la mañana siguiente,
Gail entró a la habitación de Sam y Mael que estaba con ella, lo miró mal.
-
Te recuerdo que las puertas existen por una razón Gail. La Nena pudo
haber estado cambiándose de ropa, infeliz
-- la sombra de un recuerdo pasó
velozmente por los ojos de Sam pero ellos no lo notaron
-
¿Y qué? Ella entra siempre sin llamar y me ha visto en todos los estados
de desnudez -- dijo con malignidad sabiendo que eso
fastidiaría mucho a Mael -- así que
déjate de estupideces cachorro -- y miró a la chica --
¿Estás lista? Pensé que Danny
estaba aquí, no está en su habitación
-
Sí ya estoy lista, pero no he visto a Danny
Mael sabía que Danny no había dormido en casa, pero en
principio no le diría nunca eso a Sam, en cuanto a Gail, aun quería darle una
paliza, así que tampoco se lo dijo. De manera que los tres bajaron al comedor y
para sorpresa de dos de ellos, Danny estaba allí.
-
¡Vaya hombre! -- exclamó Gail
-- Si no te conociera bien
pensaría que estás ansioso por hacer esto.
-
Deja de decir estupideces Gail
-- contestó Danny
Comenzaron a desayunar y
estaban en ello cuando bajaron sus padres y se sentaron con ellos.
-
¿Están seguros que quieren hacer esto solos? --
preguntó Iván
-
Ya no somos niños papá -- dijo Gail con fastidio
Nadie insistió y luego de
desayunar se marcharon. Llegaron a Kelten y se dirigieron hacia la zona
comercial. El banco nacional de los Arzhvael llevaba el ostentoso nombre de La Casa de la Moneda, y lo único que no había en ese lugar eran monedas
precisamente.
Era un enorme edificio
con más plantas de las que podían ver, el vestíbulo era de mármol veteado y
estaba absolutamente vacío. Sin embargo, en cuanto entraron un individuo con un
aspecto que estaba a medio camino entre un mayordomo muy estirado y un Stretlsi,
salió de quién sabía dónde a recibirlos.
-
Bienvenidos -- saludó
-- ¿En qué podemos servirlos?
Ninguno de ellos había
estado nunca allí, de modo que no sabían muy bien qué hacer. No obstante, Sam
tomó las riendas del asunto.
-
Tenemos entendido que poseemos unas cuentas aquí.
-
Entiendo -- dijo le hombre -- y
esta es su primera visita a nuestra institución. Síganme por favor.
Los chicos avanzaron tras
el individuo que los condujo a través de un largo pasillo alfombrado, se detuvo
ante una puerta y esta se abrió. Entraron y se encontraron en lo que les
pareció un despacho común. Un hombre se encontraba sentado tras un gran
escritorio de caoba pulida y les dedicó una sonrisa profesional. El que los
había acompañado desapareció sin darle ninguna explicación al ocupante de
aquella oficina.
-
Bienvenidos señores y señorita
-- saludó el sujeto -- Si
tienen la amabilidad de indicarme sus nombres completos, podemos empezar
Ellos se miraron un
momento y decidieron que empezase Gail.
-
Gail Vladimir Natchzhrer Cornwall
-- dijo el chico y el sujeto lo
miró con cierto asombro pero sin perder su profesional sonrisa
-
Bien señor Natchzhrer, pase por aquí por favor
Fue conducido hacia la
pared lateral donde los gemelos vieron un aparato muy parecido al que habían
visto antes en las tiendas y que al menos en el caso de Danny, asociaba con un
horno microondas. El hombre lo abrió y le dijo a Gail que introdujese la mano.
Él lo hizo y después de unos segundos el aparato emitió un zumbido y muy poco
después se encendió una luz verde en el panel que estaba situado en un lateral.
Volvieron hacia el escritorio y para sorpresa de los chicos poco después un
brazo mecánico descendió del techo y algo parecido a una tarjeta de crédito fue
depositada sobre el escritorio.
-
Aquí tiene señor Natchzherer, esa es su credencial --
dijo entregándosela a Gail y miró a los demás -- El
próximo.
-
Mael Elouen Berserker Arzhzurig
En el rostro del hombre
volvió a dibujarse una expresión de sorpresa pero antes de efectuar el mismo
procedimiento, miró a los gemelos y su mente registró por primera vez el hecho
de quiénes eran aquellos personajes. Los apellidos de aquellos individuos
parecían haber estado unidos al apellido Douglas de forma indivisible, de modo
que los otros dos jovencitos eran sin duda ellos. No obstante, no hizo ningún
comentario y condujo a Mael al mismo panel realizando el mismo procedimiento, y
una vez concluido miró a los gemelos.
-
¿Las damas primero? -- preguntó mirando a Sam -- Por
favor señorita Douglas
Ahora el asombro era de
ellos, pero llegaron a la rápida conclusión de que como de costumbre, todos
parecían conocerlos. Sam introdujo la mano como había visto que hacían los otros
pero a los pocos segundos el aparato comenzó zumbar y se encendió una luz roja,
por lo que Sam retiró la mano con rapidez y con mayor velocidad aún, Mael ya
estaba a su lado.
-
No se alarmen -- dijo el hombre -- No
es usted diestra ¿verdad?
-
No, soy zurda -- dijo ella
-
Eso lo explica, por favor introduzca su mano izquierda -- y
ella lo hizo
Después de eso todo
marchó bien. Cuando llegó el turno de Danny, el hombre lo miró con intención de
decirle que introdujese la mano izquierda pero Danny habló primero.
-
No, yo soy diestro -- le dijo
Una vez que todo parecía
haber concluido, Sam decidió preguntar.
-
¿Y qué se supone que hagamos con esto?
-- dijo señalando la credencial
Hasta donde ellos habían
podido ver cuando habían ido de compras con Iván o con Vlad, ellos nunca habían
utilizado aquella cosa. Aunque sí
recordaban que Iván les había entregado una parecida en su primer viaje a
Develieng. El individuo sonrió y pasó a
explicar.
-
Eso solo les sirve para acceder a sus bóvedas de seguridad -- les
dijo --
porque una vez que se hace el registro, pueden hacer uso de su dinero en
cualquier establecimiento
-
¿Y entonces, para qué necesitamos
esto? --
insistió Gail
El hombre los miró con
injustificada envidia, porque pensó que debía ser una maravilla tener padres
que se hubiesen encargado de satisfacer todas las necesidades de los chicos y
que éstos nunca se hubiesen preocupado o preguntado de dónde provenía el dinero
o cómo utilizarlo. Pero se reprendió enseguida, porque de haberse tratado de
otros individuos, habría sido justificado pensar que solo eran niños mimados,
pero él, al igual que todos los Arzhvael del mundo, sabía que aquellos chicos
no la habían tenido nada fácil. De modo que les explicó con paciencia.
-
Como les dije antes, eso solo les sirve para acceder a sus bóvedas, y aunque
no es usual, podría darse el caso que necesitasen disponer de sus fortunas en
físico, o bien de cualquiera de los objetos allí guardados -- vio
la sorpresa en sus rostros, de modo que agregó
-- En ocasiones los Arzhvael
necesitan ir al mundo Firbolg por ejemplo, de modo que toman alguna porción de
su oro para canjearlo por dinero Firbolg. Así como también pueden desear tener
a su alcance alguno de los objetos que guardamos aquí --
hizo una pausa y prosiguió
-- Ahora si lo desean, pueden ser
conducidos a sus bóvedas para echar un vistazo.
En realidad ninguno había
tenido intenciones de visitarlas, solo habían ido a cumplir con ese trámite
porque sus padres les habían dicho que debían hacerlo, pero ahora sintieron
curiosidad y accedieron. El hombre pulsó un timbre y de forma casi inmediata
apareció otro sujeto.
-
Él los conducirá hasta sus bóvedas
-- les dijo el empleado
Ellos agradecieron y
fueron tras él. Los condujeron hasta el final del pasillo y se detuvieron ante
lo que parecía un ascensor.
-
Una vez dentro, introduzcan su credencial y el Dver los conducirá
directamente a su bóveda.
-
¿Y cómo haremos para ir de una a otra?
-- preguntó Gail
-
Del mismo modo
-
¿Y para salir? -- preguntó Danny
-
Solo entren sin introducir la credencial en la ranura y serán llevados
directamente al vestíbulo de entrada.
-
Gracias -- dijo Sam mientras el empleado abría la puerta
y ellos entraban.
-
No parece muy simpático -- dijo Gail una vez que las puertas se cerraron
-
No es humano, de modo que no puede serlo
-- aclaró Mael y todos lo miraron
-
¿Qué? ¿Cómo lo sabes? -- preguntaron
-
-
Es un Golem y si prestaras la debida atención, tú también habrías notado
que no era humano -- dijo mirando a Gail
-
¿Y qué demonios es un Golem?
-- preguntó Danny
-
Es un antropoide creado a partir de tres materiales, hierro, arcilla o
carne con el fin de realizar diversas tareas que les resultan incómodas,
pesadas o fastidiosas a los humanos.
-
Pero creí que eran peligrosos
-- dijo Sam
-
Depende de quién los cree Nena -- dijo él
-- Como dije, los Arzhvaels los
utilizan para las tareas que mencioné, pero en el caso de los pocos magos que han logrado crearlos, ciertamente los han
utilizado con fines mucho más perversos y han podido hacerlo únicamente de
Hierro y Arcilla.
-
Otro que se tragó todos los filtros de información de la Biblioteca --
dijo Gail mientras ellos reían
Cuando empezaban a
preguntarse por qué aquello demoraba tanto, una voz metálica los sorprendió.
-
Ingresando a la zona de
máxima seguridad
-
¿Máxima seguridad? -- preguntó Danny a nadie en especial
-
Nuestras familias son de las más antiguas, de modo que en esas bóvedas debe
haber objetos muy valiosos justamente por su antigüedad --
aclaró Mael
-
¿Tu familia también es tan antigua?
-- preguntó Gail
-
Gail Natchzhrer, francamente tú pareces vivir en otro mundo --
dijo Sam con exasperación -- ¿Qué parte de que la familia de Mael es la
que dio origen a su raza no te quedó clara?
-
Y no podemos decir que los Berserker seamos precisamente nuevos
-- agregó Mael con sorna
Gail no dijo nada y miró
su credencial, pero en esta no decía absolutamente nada acerca de bóvedas
antiguas, solo se veía una serie de números sin aparente orden. Unos segundos
después se abrió la puerta.
-
¡Vaya! -- exclamó Gail
Hasta ese momento todo el
aspecto del banco era el de una estructura modernísima llena de mármoles,
madera y acero, pero ahora se encontraban en un lugar muy diferente que
les recordaba más a los sótanos de
Clever House y Heimalandinu, lo que los hizo experimentar un escalofrío. En la
entrada a la bóveda había una pequeña placa donde podía leerse en letras
doradas y muy elaboradas el nombre de Gail.
Los Arzhvael no tenían
una moneda como tal, el costo de los artículos estaba tasado en algo llamado Avels, pero no había nada que pudiese
ser señalado como un Avel. Las
fortunas de los Arzhvael estaban constituidas por piezas de oro de diferentes
tamaños y por lo que sabían, un Avel equivalía a un miligramo de oro, de modo
que cada vez que se efectuaba una transacción, esas piezas simplemente
disminuían de tamaño pasando a la cuenta del beneficiario.
-
Bueno, creo que ciertamente no vas a pasar hambre nunca --
dijo Danny en tono burlón al ver la cara de Gail
Aunque Gail nunca había
tenido necesidad alguna, tampoco tenía idea de que algún día poseería semejante
riqueza. El lugar era enorme, las paredes estaban cubiertas por estanterías
desde el piso hasta lo más alto del techo, llenas de las mencionadas piezas de
oro. Recorrieron un buen trecho y se fijaron que cada cierta distancia había
una puerta. Gail las fue abriendo y eran estancias más pequeñas con diversos
objetos de arte, pinturas, armaduras y toda clase de lo que él calificó de
cachivaches.
-
Hiciste bien en no traer a Aderyn o le daría algo al escucharte decir
eso --
dijo Sam
También había muchos
libros pero la mayoría estaba escrito en una lengua totalmente desconocida para
el chico y que Sam aclaró que era la hablada en el lugar de dónde eran
originarios los Natchzhrer. Salieron de allí y se dirigieron hacia la de Mael,
aunque él había dicho que no tenía ningún interés en ello.
-
Vamos cachorro, no me digas que no sientes curiosidad --
dijo Gail
-
No
Sin embargo, cedió ante
el fastidio de Gail y pasaron a la suya. En principio no era muy diferente a la
de Gail, solo que los objetos encontrados tenían diversos grabados en la lengua
nativa de Mael, había varias pinturas de
sus antepasados y muchísimos Arcos que databan de épocas muy antiguas. Después
de esto fueron a la de Sam donde no hubo mayores sorpresas y lo único que llamó
su atención fue un cofre que se encontraba en una de las estancias, y esto se
debió a que no había nada más en ella. De modo que se acercaron, lo abrieron y
dentro se encontraba un libro que por su aspecto debía ser extraordinariamente
antiguo. La cubierta era vino tinto pero ni en la portada ni en el lomo del
libro había ninguna inscripción, solo vieron unos grabados dorados, de modo que
Sam lo abrió.
-
Son Runas -- dijo ella con sorpresa porque aparentemente
estaba escrito en su totalidad de ese modo y por supuesto los símbolos estaban
hechos a mano.
-
Es un libro de Antigua Magia Arzhvael
-- dijo Mael volviendo a ver la
cubierta y luego miró las primeras páginas
-- Miren aquí, son conjuros
-
Pero para leer eso hay que saber muy bien Runas, ya no digamos hacer un
complicado encantamiento y que salga bien
-- dijo Danny
-
Bueno, es obvio que ni tú ni yo podríamos --
dijo Gail -- Pero sin duda el cachorro, Sam y Aderyn sí
-
¿Ustedes entienden? -- les preguntó Danny
-
Muy poco, las Runas Antiguas tienen algunas similitudes con las Runas
Modernas pero…
-
¿Modernas? Esas cosas son arcaicas
-- bufó Gail --
¿Cómo pueden haber antiguas y modernas, cachorro?
-
Pues las hay -- dijo Sam con exasperación -- En cualquier caso creo que pasará mucho
tiempo antes de que logremos entender bien algo de lo que dice y mucho para
practicar alguno de estos conjuros
-- concluyó Sam
-
Habla por ti, yo no creo que logre pasar de la primera página y eso con
mucha suerte -- dijo Gail
Todos rieron y Sam
decidió que se lo llevaría. Pasaron rápidamente por la bóveda de Danny y
salieron de allí. Los chicos querían ir a ver a sus novias mientras que Sam y
Mael querían ver los niños. De modo que se despidieron y marcharon en diferente
dirección.
La cena de ese día estuvo
muy silenciosa, ya que los chicos no estuvieron presentes y Sam dijo que no
tenía hambre. Se retiraron temprano porque al día siguiente comenzaban sus
nuevas actividades y Mael hizo una súplica silenciosa a los Dioses para que
ello distrajera y animara a Sam, aunque en el fondo sabía que era algo muy
improbable.
Un poco después que todos se habían retirado a sus
habitaciones, Sam salió de la suya. No podía dormir y quiso salir a tomar un
poco de aire aunque el jardín era un lugar que evitaba con diligencia. Sin
embargo, cuando pasaba frente a la habitación de sus padres escuchó a su madre
sollozando. Se alarmó y lo único que se le ocurrió fue llamar a su hermano.
-
Danny, ven rápido que algo le sucede a mamá
Por un momento tuvo miedo de que Danny no hubiese
vuelto aún, pero enseguida vio que el chico asomaba la cabeza por la puerta de
su cuarto. Se acercó a toda prisa pero Sam se llevó un dedo a los labios y
escucharon aparte de los sollozos un murmullo que supusieron era la voz de su
padre. Danny tocó la puerta pero Sam no estaba dispuesta a que les impidiesen
entrar, de modo que lo hizo sin esperar.
-
¿Madre? ¿Qué
sucedió? -- preguntó acercándose a Amy y mirando en forma
acusadora a su padre
-
Les juro que yo
no he hecho nada -- dijo Dan como un chico cogido en falta
-
Mamá --
probó Danny, pero Amy se limitó a mirarlo con los ojos anegados y lo
abrazó
Sam llamó a Crappy y le pidió una taza de té fuerte al
que su padre añadió un ingrediente misterioso pero que evidentemente contribuyó
a que Amy se calmase un poco y comenzase a hablar.
-
Me siento… muy
frustrada
Los chicos se miraron con extrañeza porque no
entendían nada, y en caso de que su madre se estuviese refiriendo a su próximo
inicio de actividades académicas, les parecía apresurado y así se lo hizo saber
Danny.
-
No es por eso… me
siento frustrada como madre
En ese punto los gemelos si que no sabían qué hacer o
qué decir. Miraron a su padre y éste les devolvió la mirada como diciendo Les dije que no tenía nada que ver, pero
eso no ayudaba mucho. Sin embargo, se obligaron a prestar atención porque ella
seguía hablando.
-
Siento que no los
conozco, si los hubiese visto crecer sería distinto, porque conocería sus
trucos, manías, sabría qué significan sus expresiones, adivinaría lo que están
pensando antes de que dijeran nada, eso es lo que se supone que hace una madre
¿no? Danny, tú ya eres un hombre, tienes novia y pronto te casarás -- y
aunque Danny no estaba muy de acuerdo con eso último, porque no tenía
intenciones de casarse en un futuro cercano, nada dijo y en cualquier caso Amy
ahora miraba a su hija pero comenzó a llorar de nuevo -- Samantha…
no puedo entender a mi propia hija.
Sam se tensó y no pudo evitar sentirse culpable al
recordar lo que le había dicho Iván de incluir a sus padres en su vida pero Dan
vino en su ayuda.
-
Mi amor, solo
tienes que recordar cómo eras tú a esa edad. Samantha se parece notablemente a
ti --
aquello era una mentira manifiesta pero él siguió adelante --
Recuerdo que me llevabas loco hasta que decidiste aceptarme sin importar
lo que dijesen tus hermanos y amenazando a Giulian si me tocaba un solo cabello.
Sam agradeció infinitamente la ayuda de su padre,
aunque sintió el conocido dolor en el
pecho como cada vez que alguien mencionaba a Giulian. Pero hizo eso a un lado y
se centró en lo inmediato. El problema era en su opinión, que las memorias de
sus padres se habían estacionado a la edad de veinte años aproximadamente y se
comportaban de acuerdo a lo esperado en unos jóvenes, y si a eso el agregaban
tener dos hijos que ellos veían como de su misma edad, el asunto se complicaba.
Y con lo que dijo Amy a continuación quedó confirmada la línea de pensamiento
de Sam.
-
Siento como si
ustedes fueran contemporáneos míos, no puedo reñirlos u ordenarles nada porque
ya son adultos, y… y yo ni siquiera los vi ser niños.
-
Mamá, por supuesto
que tienes derecho a reñirnos y a ordenarnos lo que creas conveniente, en
cuanto a que ya no somos niños, deberías verlo de forma positiva, no les
daremos los quebraderos de cabeza de un bebe y podemos ser amigos --
dijo Sam
-
He intentado
decirle eso pero… -- dijo Dan dejando la frase inconclusa
-
Además si tantos
deseos tienes de mortificarte por chicos, ahí están Brendan y Elijah, esos dos necesitan vigilancia
constante o tumbaran el Castillo cualquier día
-- agregó Danny
Mucho rato después se despidieron de una Amy mucho más
tranquila y volvieron a sus habitaciones pero Sam se sentía profundamente
desgraciada, no solo tenía un gran problema interno sino que ahora tendría que
preocuparse más por su madre y no hacerla sentir fuera de su vida.
Se acostó pero solo daba vueltas en la cama, de modo
que cuando no soportó más, intentó ponerse en contacto con su hermano pero no
recibió respuesta alguna, por lo que dedujo que ya Danny estaría dormido, había
esperado demasiado tiempo, pensó. Pero casi enseguida sintió que la puerta se
abría.
-
¡Danny! --
exclamó -- Me asustaste
-
Tú me asustaste a
mí, ya casi estaba dormido -- dijo él
-- ¿Qué sucede?
-
Lo siento -- se
disculpó ella -- Siéntate, necesito que me prometas guardar un
secreto -- le dijo mientras aseguraba la puerta contra
hipotéticas intrusiones y el lugar en general para no ser escuchados
-
¡Oh vamos Sam! -- se
quejó él -- ¿Desde cuándo necesitamos prometernos esa
clase de cosas?
-
Esta vez sí y es
sumamente importante -- insistió ella
Danny comprendió que algo de muy seria naturaleza le
ocurría a su hermana y se preguntó si finalmente había descubierto lo que la
había estado atormentando durante los últimos meses.
-
De acuerdo, te lo
prometo
-
Danny, siento que
voy a explotar si no te lo digo, me he esforzado mucho para que no lo supieras
pero ya no puedo más -- dicho esto comenzó a llorar
Danny no lo podía creer, su madre y su hermana en una
misma noche era demasiado. Sin embargo, intentó tener paciencia.
-
A ver Sam, sea lo
que sea estoy seguro que lo podemos resolver
-- le dijo
-
No Danny, esto no
tiene solución, perdí la cabeza por alguien
-- dijo mientras extraía un trozo
de papel de la mesita
A Danny no le gustó nada cómo sonó aquello pero en
cierta forma se sintió aliviado, ya que había pensado que podía ser algo mucho
peor. Di y Aderyn le habían dicho hasta el cansancio que Sam estaba en su
perfecto derecho y tenía la edad suficiente para tener novio, y aunque Gail y
él seguían apostando a Mael, si ella decidía otra cosa tendrían que esforzarse
en aceptarlo, aunque el sujeto no les agradase mucho y sospechaba que ninguno
les agradaría lo suficiente. De manera que intentó sonreírle a su hermana.
-
Tonta, crees que
yo me voy a poner violento ¿verdad?
-- le dijo -- No
tienes que preocuparte, te prometo que aunque no me guste mucho y ninguno me va
a gustar, intentaré verle el lado amable
Pero como Sam no dejaba de llorar, Danny comenzó a
alarmarse y un sinfín de ideas locas invadieron su mente.
-
¿Sam? --
preguntó con cautela -- Cuando dices que perdiste la cabeza… te
refieres a que… bueno… ¿Estás embarazada?
-- preguntó rogando porque no
fuese así
-
No --
dijo ella con tristeza y él soltó el aire -- El
problema no es que me haya enamorado Danny, sino de quién
Aquello disparó otra alarma en su cabeza, porque si el
quién era un problema, no quería ni
imaginárselo ¿Casander? ¿Aldridge? No, eso no era posible… con tal y no fuese…
¡Demonios! Eso no podía ser.
-
Sam, por favor
dime que no estamos hablando de… -- el nombre se le atragantó -- no
me digas que se trata de Lery ¡Maldición!
-
No Danny, es
mucho peor
Ya Danny no podía más, la tensión lo tenía agotado ¿Quién demonios
podía ser peor que Lery? Y por un momento pensó en Iván. Danny se había estado
parando y sentando alternativamente y en ese instante estaba de pie frente a
ella con la pregunta en los ojos.
-
Es… es Giulian,
me enamoré de Giulian, Danny
El chico no sabía si reír o llorar. Lo más probable
era que Sam estuviese terriblemente confundida y la admiración y el cariño que
sentía por Giulian lo estuviese confundiendo con amor. Todo eso pasó por su
mente en un segundo pero vio los ojos de su hermana y sintió una terrible
opresión en el pecho. Fue retrocediendo hasta chocar contra la pared y mientras
lo hacía, su memoria repasaba velozmente todo lo que sabía de la relación entre
Giulian y su hermana. Siempre su preferida… siempre su princesa… siempre tan
cariñoso… siempre tan violentamente celoso… y recientemente su súbita partida
después de un extraño comportamiento… pero… si era así… entonces… ¿Él también?
Danny quería gritar pero su voz se había perdido en
algún lugar de su garganta. Quería ponerse a destrozar cosas pero una pequeña
parte de su cerebro le decía que ella lo necesitaba, que estaba sufriendo y él había prometido protegerla
cuando tenían siete años, y más recientemente había prometido no volver a
gritarle.
-
Sam… ¿te has
vuelto loca? -- dijo con apenas un hilo de voz, no sabía por
qué estaba preguntando eso pero fue lo único que se le ocurrió
Ella hizo un supremo esfuerzo y trasladó a la mente de
su hermano todos sus recuerdos recientes para que viese lo que había ocurrido.
-
Yo no lo planee
Danny, solo ocurrió -- dijo al final
¿Solo ocurrió? Toda la
tensión que había dentro de él hizo violenta explosión y por primera vez hizo
lo que su hermana solía hacer, el espejo se hizo mil pedazos, todos los objetos
que había sobre los muebles volaron y se estrellaron con estrépito contra las
paredes. Danny tomó a su hermana por los
hombros y la zarandeó mientras ella intentaba poner en sus manos el trozo de papel
que había estado estrujando. Danny lo leyó y gritó con todo el dolor de su alma
-
¡VOY A MATARLO! -- cayó de rodillas frente a su hermana y dijo
con voz apagada -- Samantha… ¿Giulian?
Sam sin fuerzas ya, se
desvaneció en sus brazos, él la sujetó y lloró como hacía mucho tiempo que no
lo hacía.
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