Sam de forma inconsciente
se apareció en aquella austera oficina y al minuto siguiente se dio cuenta de
su error, era un lugar Firbolg y había gente allí. Tendría que actuar rápido
para no ser vista, pero para su sorpresa nadie parecía notar su presencia. Las
dos mujeres seguían hablando como si ella no acabara de aparecer de la nada en
ese rincón y escuchó una risita burlona a su lado.
-
Waldweibleim -- dijo bajando la voz
-- ¿qué haces aquí? Ya es bastante malo que me vean a mí para que tú
también decidas dejarte ver.
-
No lo harán, mi señora.
-
Pero… ¿qué dices? -- se puso
alerta, una de las mujeres se levantaba y abandonaba la estancia en ese
momento.
-
Tienes que desear ser
vista. De otro modo no te verán – dijo emitiendo la conocida risita
Estaba confundida. ¿Desear
ser vista? No entendía lo que le decía Waldweibleim,
pero tenía que aprovechar que la mujer se había quedado sola para hablar
con ella. Dio un paso al frente y…
-
¿Madre?
Una sorprendida madre
Cecilia le devolvió la mirada. Hacía años que no la veía, pero enseguida
comprendió que llevaba una pena muy grande en el corazón. No hizo preguntas, cuando
estuviera lista para hablar, lo haría. Le dieron una habitación y nadie la
molestó.
Mael se presentó en la
tarde y no quiso advertir a nadie de su presencia, de modo que entró con la
mayor cautela, hasta localizar a Sam. Entró en silencio y se sentó en la orilla
de la cama.
-
Mael… -- dijo cuando abrió los ojos y lo vio
-
Tranquila Nena, descansa, yo me quedaré contigo
Sam volvió a cerrar los
ojos y él se quedó a su lado. Había estado en Averdeen después de su paso por la casa de Danny. Conversó con los
niños y les dijo que su mami había tenido que ir a trabajar, ya los chicos
comenzaban a entender ese concepto, de modo que la única pregunta que hicieron
fue si demoraría mucho. Después Mael conversó aparte con Elijah diciéndole que
ese día no podrían salir como acostumbraban, porque él también tenía que
trabajar. Un rato después se despidió de ellos y antes de salir su hijo lo
detuvo.
-
Papi -- llamó el niño y él se volvió
-
Dime
-
Cuídala
Aquella era una de las
extrañas actitudes de Elijah que siempre los sorprendía, parecía saber más
cosas de las que se le decían. Mael le sonrió y después se marchó. Había pasado
luego por Arx, había hablado con Eowaz solicitando un permiso por asuntos de
orden personal, y luego con Alaric, quien le dijo que se tomase el tiempo que
le fuera necesario, porque él se haría cargo durante su ausencia, y ahora
estaba sentado allí contemplando el demacrado y triste rostro de Sam.
Hacía unas horas había
descargado su ira, pero hasta ahora no se había dado oportunidad para darle
rienda suelta a su dolor. Sin embargo, tampoco era momento para hacerlo porque
ella lo necesitaba.
A la mañana siguiente, Sam
despertó un poco más tranquila y salió a
caminar. Dieron un largo paseo por el hermoso prado, aunque en esos momentos no
estaba lleno de flores porque el invierno aún no finalizaba. Le habló a Mael de
lo mismo que le había hablado en otras ocasiones, de la tristeza que la había
embargado durante sus primeros años de vida al sentirse sola en el mundo, y de
la gris vida que había llevado durante su estancia en el Orfanato que en nada
se parecía a éste. Habló y habló mientras Mael la escuchaba, pero en ningún
momento mencionó el asunto por el que estaba allí, y él respeto su silencio. En
un momento en el que se quedó callada, pensó de nuevo en el extraño suceso de
su llegada. ¿Por qué nadie la había visto? Pero no teniendo una respuesta a esa
pregunta, su mente fue invadida por el recuerdo de su familia y un llanto
silencioso se deslizó por sus mejillas. Mael la abrazó pero tampoco dijo nada
aunque sabía lo que ella estaba pensando.
Pasaron dos días y ella
seguía sin enfrentar el asunto. Mael había cumplido su promesa y no se había
apartado de su lado. Sabía que todos intentaban comunicarse con él pero había
bloqueado cuidadosamente tanto los mensajes, como la energía de ambos para no
ser localizados. Sam aun no estaba preparada.
La noche del tercer día, Mael
decidió que de algún modo tenía que hacerla encarar la realidad. A él más que a
nadie le habría gustado que esa realidad fuese otra, pero no siendo así, había
que hacer algo, porque se estaba debilitando al no alimentarse y no dormir como
era debido. Durante ese día Sam había
comenzado a hablar de Giulian pero sin mencionar al bebé ni el asunto del
conflictivo matrimonio. Se había limitado a un recuento de lo que había sido la
vida a su lado y por mucho que esto le doliese a Mael, si no hubiese tenido
claro que la chica amaba a aquel individuo, ese día no le habría quedado
ninguna duda. De modo que se planteó seriamente el ir a buscarlo y de ser
necesario lo obligaría a ir de rodillas a pedirle perdón por cualquier
hipotética ofensa que le hubiese causado a Sam. Pero se inclinó a probar
primero por otro camino.
-
Nena -- dijo llamando su atención -- ¿Tú
confías en mí?
-
Por supuesto -- le contestó ella con voz cansada
-
Nena, en ocasiones los eventos que nos toca vivir nos superan, bien sea
porque las cosas no salen como las planeamos, o bien porque aunque todo haya
sido realizado como se planificó, los resultados no fuesen los que esperábamos.
Pero en nuestras vidas siempre hay una constante invariable y son nuestros
sentimientos y aunque podemos creer que estos se alteran producto de las
emociones de ciertos momentos, es solo una fantasía momentánea, porque cuando
todo pasa, nos damos cuenta que siguen allí, intactos --
hizo una pausa antes de continuar, porque lo que iba a decir le dolía
más a él que a nadie -- Nena, tu amas a Giulian sin importar la clase
de infeliz que pueda ser. Entiendo que lo de tu embarazo no estuviese
planificado, pero un hijo siempre es motivo de alegría. Elijah no pudo ser
concebido de una peor manera, pero lo amamos por encima de todo. Por lo tanto
éste --
dijo colocando su mano sobre el vientre de Sam -- que
es producto del amor, no puede ser diferente, tiene que ser el motivo de tu
mayor alegría y la razón que impulse tus deseos de vivir --
aunque ella lloraba en silencio, él hizo el mayor esfuerzo por
continuar -- No puedes esconderte para siempre Nena, todos
están preocupados por ti y aunque decidieses seguir escondida, no puedes
esconderte de la realidad que en unos meses estará en tus brazos. Sin embargo,
sabes que estoy dispuesto a hacer cualquier cosa que me pidas. Si decides no
volver, puedo llevarte lejos y nadie te encontraría jamás, pero piensa ¿es eso
lo que realmente quieres? -- y por último ignorando el dolor de su corazón
agregó -- ¿Estás absolutamente convencida de que
Giulian no te ama? Porque si es así, bastará con que me lo pidas y ya mismo voy
por Elijah y nos vamos tan lejos como sea posible, pero si por el contrario, albergas en tu corazón la más mínima esperanza
de que sí te ama, entonces lucha por ese amor
-- fue inevitable por muchos
esfuerzos que hizo, que una lágrima se deslizase por su mejilla --
Pero si decides volver, ten la seguridad que siempre, esté donde esté, en
cualquier circunstancia, con razón o sin ella, podrás contar conmigo -- le dio un beso en la frente y abandonó la
habitación.
Samantha se había quedado
en el mismo lugar durante toda la noche. No se dio cuenta que había amanecido y
que no había dormido. Pasó todo el día de igual manera y aunque Mael no
apareció en todo el día, ya que decidió que debía dejarla pensar por sí misma,
permaneció cerca a la espera de que reaccionase. Se moría de la angustia, ya
con ese eran cinco días en la misma situación y temía por su salud, porque
aparte de la falta de sueño, se negaba a alimentarse. Sin embargo, decidió
esperar un día más, si ella no reaccionaba, entonces él tomaría una decisión
por ella.
La noche del quinto día,
Sam no se había movido en todo el día, no
se había levantado, ni había comido. La habitación estaba a oscuras, no tenía
deseos de levantarse a encender las luces y en ese lugar sabía que no debía hacer ningún tipo de magia pero
apareció Liminiades.
-
No es bueno permanecer en
la oscuridad de tus pensamientos, mi señora
-
Liminiades.
-
-
La oscuridad es el terreno
fértil para la energía negativa. Tú eres un ser de luz y estas haciendo daño a
tu propia sangre.
Gruesas lágrimas corrían
por sus mejillas. No quería escucharla, solo quería estar sola. Sabía que su
familia debía estar sufriendo, Mael se lo había dicho, pero necesitaba ese
tiempo para pensar.
-
Es mi obligación
obedecerte, pero mayor es mi deber de protegerte. Y no me refería a tus
ancestros cuando hablé de tu sangre,
sino a los que ahora dependen de ti.
Un rayo de luz se abrió
camino en su mente. ¿Le estaba haciendo daño a su bebe?
-
Aún los seres que no han
llegado a esta dimensión pueden verse perjudicados por la oscuridad. Necesitas
descansar. Duerme.
A los pocos minutos estaba
dormida. Al día siguiente se levantó y aunque aún estaba muy triste, decidió
salir al campo. Mael se alegró cuando la vio, pero mantuvo su decisión de no
acercarse, de modo que siguió observándola a distancia.
Sam llevaba muy poco andado
cuando una ráfaga de aire le azotó el rostro, supo de inmediato que se trataba del hada del aire
y a los pocos segundos la vio.
-
Aine
-
Mi señora, tengo un mensaje
para ti.
-
¿Y cuál es?
-
No intentes buscar respuestas a preguntas que
no existen. Los sentimientos no son verdades absolutas porque no están en el
plano de lo físico sino en el plano de lo intangible. Son reales en la medida
en que crees en ellos. Una mentira solo se vuelve realidad si creen en ella, en
consecuencia, la única verdad de los humanos es aquella en la que creen. Por lo
tanto, ninguna verdad es absoluta y siempre será subjetiva.
Sam escuchó todo aquello
con la creciente sensación y que ya se había instalado en su corazón desde que
Mael le dijera todo lo que le dijo, de
que había cometido un gran error. Sintió que unas gotas de agua salpicaban su
rostro y prestó atención de nuevo. Sealkie
estaba ante ella también.
-
Mi señora, estas
desperdiciando tu energía poniéndola al servicio de la desesperación. Ahora más
que nunca es vital que la conserves porque debes compartirla. Hay otros que
dependen de ti.
Ahora estaba segura de que
había cometido un error. De pronto lo vio todo con claridad meridiana. Había
sido una tonta.
-
El poder que reside en tu
sangre te dará la sabiduría para descifrar y entender la mente y el corazón de
los hombres -- dijo Aine
-
La energía en uno de sus
estados más puros reside en tu sangre, es tu deber hacer buen uso de ella -- dijo Sealkie
-
El poder del fuego habita
en tu ser y la habilidad para manejarlo corre por tus venas – dijo Liminiades que también había hecho acto
de presencia.
-
El poder para modificar el plano físico es un don que
te fue legado hace muchos siglos -- dijo alguien con una
risita conocida -- Pronto aprenderás a utilizarlo a tu libre albedrío, porque es un legado
de tu sangre pero necesitas estar equilibrada
--concluyó Waldweibleim.
Sam los miró a todos y
sintió una inmensa gratitud hacia ellos. Se fueron alejando hasta desaparecer
y supo que era momento de regresar a
casa.
Habían pasado cuatro días.
Cuatro días de angustia. Cuatro días en los que Giulian había pasado por todos
los estados de ánimo posibles, concebibles e inconcebibles. Desde la ira más
violenta hasta la más abyecta desesperación. Después que había salido del
hospital a donde habían tenido que llevarlo de urgencia después de ser atacado
por Mael, casi habría preferido que dejasen que el chico lo matase. Amy parecía una sombra, no podía imaginar a su
hija embarazada, sola y desesperada en algún recóndito lugar fuera de su
alcance. Dan, con más ecuanimidad, tenía una confianza ciega en que su hija que
habitualmente sabía cuidarse muy bien, estaría pronto de regreso. Gail y Aderyn
en un principio albergaron el secreto terror transmitido por Diandra, de que el
hijo de Bastian hubiera dado con ella. Danny en cambio tenía la seguridad de
que eso no había ocurrido, insistía en que lo habría sentido y hasta ahora
había identificado varios estados de ánimo y ninguno incluía el terror. E Iván
estaba positivamente seguro al igual que Jonathan, que Mael estaba con Samantha
y mientras él estuviese con ella, sabían que no corría ningún peligro. Lo único
que les habría gustado era que el chico se hubiese comunicado con ellos.
-
No lo ha hecho ni lo hará -- dijo Jonathan
-- porque si abre un solo canal
de comunicación, sabe que daríamos con ellos
Y Jonathan tenía toda la
razón del mundo, porque Garlan había
hecho su mayor esfuerzo, llevaba cuatro días sin dormir, apenas si había comido
nada y en aquel momento discutía con Alaric.
-
¡Maldita sea! -- exclamó --
¿Dónde demonios estás Niña?
-
Te dije que no perdieras tu tiempo
-- le dijo Alaric --
Ella está bien
-
No me interesa eso -- dijo de malos modos -- Me
pidieron que la trajera de vuelta y es todo lo que quiero hacer
-
Claro, si no te conociera bien, diría que solo habla tu orgullo herido,
porque es la segunda vez que no puedes hallar a alguien y te aconsejaría
dejarlo así, porque después de todo tú eres en cierto sentido responsable, ya
que en esta materia Samantha Douglas es hechura tuya, tú la entrenaste. Por
otro lado, insisto en que dejes de preocuparte porque ella está con Mael y…
-
¡Ese infeliz me las va a pagar!
-
¿Por qué? Mael Berserker nunca ha ocultado lo que siente por ella como
se han esforzado en hacerlo otros, de modo que solo actúa en consecuencia y
también fue entrenado por ti. De modo que enfrentarte a ellos es absurdo desde
todos los puntos de vista que lo mires.
-
Bien, si no vas a ayudarme, déjame en paz
-
Si serás mal agradecido, me has tenido cuatro días de un lado para otro
y todavía te atreves a quejarte
-
Yo no te pedí que me acompañaras
-
Con más razón, lo hago porque soy tu amigo, estúpido -- le
dijo deteniéndolo -- Garlan, descansa un poco, ella volverá cuando
lo estime conveniente
-
¡Pues no se me da la gana esperar!
-- y se marchó
Alaric se quedó pensando
unos segundos antes de seguirlo. Aquel sujeto podía ser tan molesto e irritante
que provocaba ahorcarlo, pero para ser un individuo que se pasaba la mitad de
su vida quejándose de Giulian Cornwall y la otra mitad quejándose de la Niña ,
se estaba mostrando muy recalcitrante en su manía por encontrarla.
Al amanecer del quinto día,
estaban todos en el salón de Averdeen.
Danny, Gail y Aderyn no podían ocultar su abatimiento y repasaban una y otra
vez los lugares donde no habían buscado. Mientras que Diandra seguía diciendo
que era inútil, porque al igual que Alaric, ella después de pensarlo un poco
había llegado a la conclusión de que Jared no tenía a Sam, porque sin duda Mael
la estaba cuidando. Aunque los chicos estaban casi tan seguros de ello como la
chica, en el caso de Danny aparte de querer tenerla de vuelta, lo estaba
matando la angustia que sabía estaba experimentando su gemela por estar
sintiéndola él también. Gail podía tener la misma confianza en que Mael
estuviese con ella, pero solo quería verla en casa y segura. Y Aderyn no solo
estaba preocupada por como podía estar sintiéndose Sam, sino que estaba viendo
a Giulian consumirse bajo el peso de la culpa, la angustia y la desesperación.
-
¡Esto es increíble! -- exclamó Danny con indignación -- Somos diez Arzhaelíes, la mayoría con una amplia trayectoria, entre
los que se cuentan un sujeto que fue capaz de escapar de Heimalandinu --
dijo mirando a Giulian que parecía ausente -- uno
que es considerado el mejor del mundo en Rastreo y Rescate -- y
miró a Garlan que tenía aspecto de querer matar a alguien --
cinco de nosotros fuimos capaces de ir y volver de Asgard, entre todos
acabamos con Bastian O’Neill, y sin embargo, ¿no somos capaces de encontrar a
mi hermana? -- finalizó varios decibeles por encima de lo
considerado normal
Todos lo miraron con pena.
Sabían que todos estaban sufriendo la ausencia de Samantha pero él además podía
“sentir” su angustia.
De pronto Giulian se
levantó de su asiento y todos lo miraron. Un recuerdo había entrado con
violencia en su torturado cerebro y supo con absoluta certeza dónde estaba
Samantha. Se dirigió con decisión a la puerta y todos corrieron tras él.
-
Giulian -- lo detuvo Amy
-
Voy a buscarla
-
Pero…no sabemos… -- comenzó Gail
-
Yo sé dónde está – dijo con seguridad
-
Vamos contigo – dijo Dan
-
No, iré solo.
-
Pero… -- comenzó Danny
-
Traeré a nuestra chiquita de vuelta casa, Enana -- dijo
tomando por los hombros a Amy -- Te juro
que la traeré.
-
Lo sé -- le respondió ella --
confío en ti.
Y se marchó. Cuando llegó a
las puertas del Orfanato y llamó, estaba lleno de confianza. Sabía como si la
estuviera viendo, que ella estaba ahí. Lo hicieron pasar habló con la superiora
y sin omitir ni un solo detalle, le contó lo que había pasado. La mujer en un
primer momento tuvo la intención de negar la presencia de Samantha, pero la
venció la sinceridad de aquel hombre y lo hizo conducir a donde ella se
encontraba.
Sam se estaba preparando
para ir a despedirse de la madre Cecilia, no había conversado con ella en todo
el tiempo que había permanecido allí, pero estaba segura que cuando le contase
lo sucedido, ella la entendería. Pero cuando se dirigía a la puerta, se
sorprendió mucho de que alguien la abriese sin llamar, eso nunca sucedía en ese
lugar y por un momento pensó que se trataba de Mael. Pero su sorpresa se salió
de los límites cuando vio a su visitante.
-
Hola princesa, he venido para llevarte a casa, para decirte que sin
importar lo que pienses vas a casarte conmigo y que pretendo que vivas el resto
de tu vida a mi lado, que tendremos
juntos un hermoso bebe que tendrá tus ojos, y que si no estás dispuesta a hacer
todo eso, te suplico que saques tu Athame y acabes con mi vida que es simplemente
miserable sin ti -- ella estaba paralizada aún y él pensó que lo
echaría -- Princesa, te quiero a mi lado simplemente…
porque te amo --
concluyó con los ojos llenos de lágrimas
Samantha se lanzó a sus
brazos y luego lo miró.
-
De cualquier modo pensaba regresar
-- dijo sonriendo y recibiendo finalmente el beso que debió recibir cuando
le anunció que serían padres.
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