Los Arzhaelíes y Krigers que no habían
ido con Alaric, unos trasladaron a los heridos al Hospital mientras que otros
se quedaron con Iván haciendo lo posible por reparar los daños causados por los
Uzkys y atendiendo las heridas más
leves. Pero cuando Iván llegó cerca de las tres de la tarde del día siguiente,
Amy que había regresado un par de horas antes se aproximó corriendo.
-
Iván
ven conmigo, Elar… -- pero no pudo concluir porque Iván palideció
de tal manera que ella se alarmó -- ¿Iván?
-
¿Dónde? -- fue
lo único que preguntó y ella lo condujo
-- ¿Por qué no me avisaste? -- le
preguntó después que habían entrado en la habitación
-
No
lo sabía, me enteré hace un momento, ella estaba en el grupo de Garlan -- le
dijo mientras él efectuaba un rápido examen
-- ¿Cómo la encuentras? --
preguntó cuando él guardó su Gwialen
-- Daira me dijo que había
recibido varias heridas pero…
-
Está
intoxicada, el veneno… -- pero se detuvo y en su rostro se dibujó una
expresión de ira y salió de la habitación dejando a Amy más preocupada que
antes
Iván intentó serenarse y concentrarse
para ubicar a Daira, una vez que lo hizo caminó derecho hacia donde se
encontraba la Arzhaelí.
-
¡Daira!
-
¿Qué
sucede? -- preguntó ella volviéndose y mirándolo con
extrañeza, porque rara vez Iván levantaba la voz
-
Dímelo
tú --
le dijo acercándose -- ¿Qué sucedió con Elar?
-
La
dejé hace un momento después de administrarle el antídoto ¿Por qué?
-
Porque
no ha hecho ningún efecto, está…
-
¿Iván,
no me escuchaste? Se lo acabo de administrar, tenemos que esperar…
-
¿Cómo
que se lo acabas de administrar? ¿Por qué esperaste tanto? -- y
ahora la expresión de extrañeza de Daira se acentuó
-
No podía,
la trajeron hace algo menos de una hora
-- y entendiendo que Iván no
sabía nada pasó a explicarle lo que ella sabía
-- Anthony Gladstone fue el que
la trajo y me dijo que se había desmayado mientras estaban ayudando a los
heridos en el lugar del ataque.
-
Entiendo.
Lo siento Daira, discúlpame -- le dijo y se giró
-
Iván --
dijo ella sujetando su brazo
-- Elar es fuerte, va a estar
bien
Pero él no dijo nada y comenzó a
caminar. Sentía una opresión en el pecho y no quería reconocer el motivo para
ello. Encontró a Anthony cuando éste se dirigía a la puerta.
-
Gladstone -- lo
detuvo y el chico se volvió
-
¿Señor?
-
Entiendo
que fuiste tú el que trasladó a Elar
-
Sí
señor, estuvimos trabajando con los heridos desde que los Uzkys abandonaron la zona hasta el momento en el que ella perdió el
conocimiento -- se detuvo e intentó desviar la mirada pero
sin éxito -- Yo noté que tenía una herida en el brazo pero
ella dijo que no era importante y que teníamos que atender a aquellas
personas -- Iván seguía mirándolo y él sintió la
incomodidad de aquella mirada -- Si hubiese sabido qué tan mal estaba…
-
Gracias
Gladstone -- lo interrumpió Iván y se dio vuelta porque ya
había visto todo lo que necesitaba ver
Anthony se quedó con el malestar de
aquella inmisericorde invasión,
porque si bien era cierto que no tenía nada que ocultar, no era una experiencia
agradable, pero él al igual que todos, conocía la habilidad de Iván y sabía que
era perfectamente inútil oponer resistencia y haberlo intentado aparte de que
no tenía objeto, solo le habría generado un terrible dolor de cabeza que le
habría durado varios días.
Iván por su parte, aquella era una de
las pocas veces en las que utilizar su habilidad no le había generado ningún
remordimiento, pero tampoco se había preocupado por hacerlo en forma sutil,
quería saber exactamente qué había ocurrido y ya lo sabía. Pero eso lejos de
tranquilizarlo, solo lo preocupó más, y solo esperaba que el antídoto actuara
con la mayor celeridad, porque Elar había recibido varias heridas y la cantidad
de toxina que había ingresado a su sangre era muy alta, por lo que la
intoxicación debía estar causando estragos en sus órganos y el dolor tenía que
ser bestial. Antes de entrar de nuevo a la habitación, se preguntó si todas las
mujeres eran igual de tercas y obstinadas, o solo las que estaban cerca de él. Y
precisamente en ese momento había dos discutiendo en la habitación.
-
Samantha
has pasado toda la noche aquí y eso no le hace bien al bebé --
estaba diciendo Amy
-
¡Iván! --
exclamó Sam en cuanto lo vio entrar y se lanzó en sus brazos
-
Me alegra
mucho que estés de vuelta linda -- le dijo él
-
¿Estás
bien? --
preguntó ella mirándolo de arriba abajo
-
¿Lo
estás tú? -- preguntó él a su vez y ella asintió -- Es
bueno saberlo pero Amy tiene razón, debes descansar. Ya sé que no estás cansada --
dijo conociendo bien la replica que venía --
pero debes hacerlo por el bebé.
-
De
acuerdo -- dijo ella finalmente -- iré
a ver cómo sigue Jonathan y me voy a casa.
-
¿Jonathan? --
preguntó Amy
-
Sí,
lo trajeron anoche muy mal herido, fue salvajemente atacado por un Uzky, había perdido mucha sangre y tenía
heridas graves, pero cuando fui a verlo poco antes del amanecer parecía estar
recuperándose bastante bien.
-
¡Gracias
a los Dioses! -- exclamó Amy
-
Y a
Daira que va a verlo cada cinco minutos -- dijo
Sam y una imperceptible sonrisa asomó a los labios de Amy que fue advertida por
Iván más no por su hija, y aunque sintió curiosidad, decidió no intentarlo
porque Amy aun estaba furiosa con él por lo de Giulian
-
¿Dónde
están Giulian y papá? -- preguntó Sam
-
Fueron
con Alaric linda, aun había que dar cacería a esos mal nacidos.
Sam se sintió preocupada pero entendió. Después
que Sam abandonó la habitación, Amy intentó convencer a Iván de ir también él a
descansar un poco, pero no tenía ni la más mínima posibilidad, y aunque por un
lado se alegró porque a todas luces aquello indicaba el interés de Iván en Elar, también la preocupaba el agotamiento de
él. Pero finalmente se marchó dejándolo allí.
Para Iván fue una de las peores noches
de su vida. Elar había estado oscilando entre fiebres altísimas y estados que
llegaban casi a la hipotermia, y sumado a eso, la había escuchado gemir en
forma constante, lo que indicaba que estaba sufriendo un intenso dolor. Se
sentía desesperado, impotente y frustrado. Cerca del amanecer, sujeto su mano y
apoyó la frente en la orilla de la cama con cansancio.
-
Vamos
Elar, tienes que superar esto -- murmuró
-
¿Acaso
te importaría mucho si no fuese así?
-- escuchó y levantó la cabeza
con violencia
-
¡Elar! --
exclamó
-
Hola
Iván se puso de pie y procedió a un
rápido examen, después del cual se le quedó mirando.
-
¿Sabe
que es usted muy necia señorita? -- preguntó y ella arrugó la frente --
¿Tienes idea de la noche que me has hecho pasar?
-
Lo
siento, yo…
Sin embargo, no pudo concluir porque él
prescindiendo de todo pensamiento consciente la abrazó.
-
No
vuelvas a hacerme algo así, creí que iba a morir de angustia
-
Iván… --
pero él le colocó un dedo sobre los labios que fue rápida y eficazmente
sustituido por los suyos
Iván había luchado contra aquel impulso
una indecente cantidad de veces durante los últimos meses, pero toda su
resolución se había ido al demonio en aquel momento y habría sido mucho esperar
que el deseo que había estado latente no se manifestase en forma por demás
violenta. Por fortuna, una Nyrs interrumpió la incendiaria escena, algo que con
posterioridad él agradecería y mucho, porque de no haber sido por eso y siendo
que no estaba pensando para nada, habría cometido una barbaridad sin tener en
cuenta el estado de debilidad de Elar. Y en el caso de ella, estaba muy lejos
de querer detenerlo. Sin embargo, la pobre Nyrs se llevó un susto de muerte,
porque en cuanto Iván se separó de Elar y miró a la desdichada mujer, sus ojos
eran de un rojo brillante que hicieron que la mujer corriese despavorida. Iván
caminó hacia la puerta, la cerró y apoyó la cabeza en ella intentando recuperar
la cordura.
-
¿Iván? --
llamó Elar después de un momento y él se giró ya más sereno
-
Elar… --
comenzó él caminando hacia la cama de nuevo
-
Espero
que no me vayas a decir que lo sientes Iván Natchzhrer, porque soy capaz de… --
pero se detuvo al tenerlo a escasos centímetros
-
No
señorita, no voy a decir que lo siento porque eso equivaldría a mentir --
dijo mientras acariciaba su rostro, con lo que Elar se sintió
mareada -- Pero sí es muy conveniente que me mantenga a cierta distancia por unos días
-
¿Por
qué? --
logró articular
-
¿Por
qué? --
preguntó él elevando una ceja
-- Dudo mucho que no hayas notado
lo que estaba a punto de hacer. Esa chica acaba de salvarte de ser violada, mi
amor --
dijo con la sombra de una sonrisa en los labios, haciendo que Elar
enrojeciera -- De modo que tu por tu propia seguridad y
bienestar, lo más prudente es que mantenga la distancia.
Elar intentaba con todas sus fuerzas
entender lo que él estaba diciendo, pero mientras hablase y siguiese
acariciándola, eso sería imposible. Y la verdad no pudo volver a pensar con
claridad hasta que él no abandonó la habitación diciéndole que iba a su casa a
bañarse y a cambiarse pero que regresaría más tarde.
Daira había evitado volver a pasar por
la habitación de Jonathan desde la tarde anterior cuando éste había recuperado
por completo el conocimiento y con él su pesado humor. Seguía al tanto de su
evolución pero se había negado tercamente a pasar a verlo. Pero por supuesto,
con aquel sujeto nada era sencillo. Desde la noche anterior, al ver que ella
ignoraba sus mensajes, había comenzado a enviarlos con las Nyrs, y cada vez
eran más subidos de tono. Lo que hacía a Daira preguntarse, cómo era que
aquellas necias mujeres, se prestaban a hacer de mensajeras del infeliz ese,
pero la respuesta le llegó en forma automática, el desgraciado sabía cómo y qué
decirles sin duda alguna, para que hiciesen lo que a él le diese la gana.
Daira se encontraba hablando con Armel,
cuando se acercó una Nyrs, y Armel guardó silencio.
-
Daira
tengo un mensaje para ti -- dijo la mujer, la Arzhaelí suspiró con resignación y se volvió
-
Déjame
adivinar, al señor McKenzie le duele la cabeza, el estómago o cualquier otra
parte de su humanidad ¿no?
-
No,
en realidad dice que si no vas, vendrá a buscarte
Daira pensó en enviarle un mensaje
críptico pero se lo pensó mejor.
-
Bien,
si está en condiciones de ponerse de pie, entonces que un Läkare firme su alta
y se largue de una buena vez -- dicho esto le dio la espalda y miró a
Armel --
Siento la interrupción ¿dónde estábamos?
Armel tenía deseos de reír pero se guardó
muy bien de hacerlo, sin embargo, pensó que le encantaría ver cómo Daira
destrozaba a Jonathan, porque era algo que el muy necio estaba pidiendo a gritos
desde hacía mucho tiempo y nadie se explicaba cómo era que aún no había
sucedido, porque por mucha paciencia que tuviese Daira, Jonathan McKenzie era
realmente irritante sin esfuerzo, pero era evidente que ponía todo su empeño en
el caso de Daira.
Un rato más tarde, Daira se estaba
tomando un descanso cuando vio que se acercaban Amy y Samantha.
-
Samantha,
no deberías estar aquí -- dijo la Arzhaelí
-- Ya la emergencia pasó y tú
debes cuidarte.
-
Estoy
bien Daira y solo quise venir un momento a ver cómo seguían Elar y
Jonathan -- dijo la chica
-
Elar
amaneció bastante mejor, aún está muy débil porque como era de esperarse tuvo
una muy mala noche, pero la toxina ya comienza a abandonar su organismo. Pensé
que Iván te lo había dicho -- dijo mirando a Amy en forma cómplice
-
No
lo he visto -- dijo Amy, pero se moría porque Daira le
contase lo que evidentemente ella sabía y Amy no
-
¿Y
Jonathan? -- preguntó Sam en forma distraída mientras se
llevaba la taza a los labios
-
Ese
infeliz está bien sin duda alguna --
dijo ella con acidez y madre e hija sonrieron
-
Vamos
Daira, sé compasiva, el pobre chico está herido
-- dijo Amy, pero Daira guardó
obstinado silencio
-
Permiso --
escuchó la Arzhaelí
a sus espaldas
-
¿Y
ahora qué? -- preguntó de mal humor y las otras dos la
miraron sorprendidas de que hablase así a una Nyrs
-
El
señor McKenzie le envió un mensaje
-- Daira se llevó la mano a la
sien y se volvió hacia la chica
-
Sea
lo que sea no quiero saberlo ¿está claro?
-
¡Daira! --
exclamaron Amy y Sam
-
Ese
idiota ha estado enviando estúpidos mensajes durante todo el día y ya estoy
harta
-
Pero
podría ser importante -- insistió Amy
-
Estoy
segura que no lo es, créeme -- pero como seguían mirándola en forma
acusadora, cedió -- De acuerdo ¿de qué se trata ahora?
-
Si
no te importa, preferiría dártelo a solas
-
No
seas necia mujer, dilo de una vez
-- y la chica respiró antes de
hablar, con lo que Daira pensó algo tarde que podría ser algo en verdad
desagradable
-
Dice
que… bueno… dice que entiende que estés molesta porque… bueno porque tienen varios días sin hacer el
amor, pero que en cuanto salga va a…
La pobre chica no pudo concluir, Amy y
Sam habían abierto los ojos en forma desmesurada y Daira se había puesto
violentamente de pie volcando las tazas en el proceso, aquello ya era demasiado
y su paciencia había llegado al límite.
-
¡Ese
cretino infeliz me las va a pagar!
-- exclamó extrayendo su Gwialen
y corriendo por el pasillo
Amy y Sam pensaron acertadamente que si
no la detenían, posiblemente Jonathan sufriría aquello que todos habían estado
pronosticando desde hacía mucho tiempo. Amy corrió tras Daira pero Sam no podía
hacerlo porque ya tenía un embarazo de cinco meses, sin embargo, se apresuró
tanto como le fue posible. Daira empujó la puerta con violencia y alzó su
Gwialen.
-
¡Tú,
estúpido mal nacido, eres el último hombre al que yo llevaría a mi cama! --
pero aunque pensaba decir mucho más, se detuvo al ver la cantidad de
personas que había en la habitación y enrojeció hasta la raíz del cabello
-
¡Ah
señorita Clemmens! -- exclamó él con una sonrisa malvada -- Ya
conoces a mis padres y a mis hermanos según creo
En efecto allí estaban Anne, Peter, Will,
Kenneth y su esposa. Y para añadirle más color al asunto, Jonathan sostenía en
brazos a Elizabeth, la hija de Peter.
Amy estaba parada en la puerta y sintió
pena por Daira, pero mucha más por Jonathan, porque cuando saliera de esa cama,
lo mejor que podía hacer era irse muy, pero muy lejos. Daira murmuró una
apresurada disculpa y abandonó la habitación seguida de Amy, mientras que Sam
se quedó a saludar a la familia.
Después que pasó la conmoción, todos
saludaron a Sam y se alegraron mucho de verla, aunque Will fue tan seco como de
costumbre y procuró mantener la vista por encima del cuello de Samantha. Luego
de esto la chica miró a Jonathan con el ceño arrugado.
-
No
debiste hacer eso y sabes que te va a costar caro ¿verdad? -- le
dijo
-
¿Qué
cosa? --
preguntó él con fingida inocencia
-
Vamos
Jonathan, no seas descarado -- dijo Kenny
-- Samantha tiene razón desde
luego, y lo que sea que le hayas hecho a Daira esta vez, espero que lo pagues
muy caro
-
Pues
a mí me parece que esa señorita fue muy grosera
-- dijo Anastasia más que por el
hecho en sí, porque le molestaba que su marido le diese la razón a Samantha
-
Eso
lo dices porque no conoces bien a este infeliz
-- insistió Kenny, pero Jonathan
se limitó a reír
Después que Amy escuchó las mil una
formas en las que iba a morir Jonathan y de asegurarse que Daira estaba más
tranquila, se fue a ver a Elar. Obviamente Daira en las condiciones que estaba
no pudo contarle nada, de modo que lo averiguaría de la propia Elar. Pero
cuando abrió la puerta decidió que aquel era el día de las sorpresas, porque
sus ojos se toparon con aquellos dos en medio de un beso que difícilmente
habría podido calificarse de fraternal. De modo que con el mayor sigilo, volvió
a cerrar la puerta y sonrió, ya sabía lo más importante, los detalles podrían
esperar.
Aunque Amy había sido cuidadosa, el fino
oído de Iván captó el sonido de la puerta y con pesar y mucha fuerza de
voluntad, se separó de Elar.
-
Tengo
que buscar la forma de controlar esta debilidad
-- le dijo, pero ella estaba
mirando con asombro sus ojos
-
Iván…
-
No
te asustes por favor -- dijo con cierta nota de preocupación -- No
puedo controlar eso pero te aseguro que en este caso no son una señal de peligro,
al menos no como piensas -- agregó con una sonrisa triste
-
No
estoy asustada -- le dijo con rapidez al ver que aquello lo
incomodaba -- sé que no me harías ningún daño --
agregó acercando su mano al rostro de él
-
¿Por
qué yo Elar?
-
¿Tiene
que haber una razón? -- preguntó ella a su vez -- Yo
pienso que no, pero si necesitas una, tengo la mejor
-
¿Y
cuál es?
-
Porque
te amo Iván Natchzhrer, desde que puedo recordar
Él sintió una enorme calidez en su
interior y sonrió, algo decididamente inadecuado si pretendía que ella
mantuviese la suplicada distancia,
pero fue su propia resolución la que se fue a paseo y abrevió la distancia que
lo separaba de aquellos labios que acababan de decirle que ella lo amaba y que lo hicieron decidir abrirle
las puertas a una nueva oportunidad.