LMA 3

LMA 3
La vida que habían vivido hasta ahora había sido peligrosa pero nunca se sentaron a ver lo que sucedía, sino que participaron activamente en todo ello. Ahora tenían que reconstruir sobre las cenizas de la tristeza y de la pérdida, y para poder seguir tenían que comenzar todo de nuevo. Nunca nada sucede como suponíamos o como teníamos previsto pero siempre el universo nos brinda una nueva oportunidad. La vida les había dado mil razones para llorar pero ahora se disponían a encontrar otras mil para reír, debían dejar descansar a los que se habían ido pero siempre tendrían un lugar en el recuerdo y en el corazón de todos, y disponerse a comenzar… Una nueva vida

viernes, 22 de agosto de 2014

Cap. 73 ¿Quién dijo vida tranquila…?



Una semana después del encuentro con Armel y con Daira, y luego de haberse estado negando el asunto tan tercamente, Jonathan se vio obligado a claudicar y reconocer ante sí mismo que sí, que se había enamorado de Daira y la quería a su lado aunque le rebanase el cuello cualquier día. Y del mismo modo que había sido obstinado para una cosa, comenzó a serlo para la otra, porque aunque no intentó acercársele, a partir de ese día inundó el departamento de Daira con flores a diario y le envió tantas notas pidiéndole disculpas, que la arzhaelí habría podido empapelar toda su casa con ellas, y en todas venía lo mismo: Perdón. Cásate conmigo.

Una mañana de finales de noviembre y mientras Jonathan, Alaric, Garlan y Mael daban instrucciones a un grupo de krigers para un ejercicio de campo, vieron caminar hacia ellos a la arzhaelí cuyo avanzado embarazo ya le impedía desplazarse con mucha facilidad y miraron a Jonathan con aprensión.

-          ¿Qué?  --  preguntó él al ver las caras de los otros

-          Sugiero que escuches lo que escuches mantengas la boca cerrada McKenzie  --  dijo Garlan

-          ¿De qué hablas?  --  pero no hubo tiempo para nada más

-          ¡McKenzie!  --  y al reconocer la voz, una sonrisa se dibujó en los labios del chico, pero la suprimió antes de girarse

-          Buenos días preciosa  --  la saludó  --  ¿Me buscabas?

Por un momento Diara se sintió sorprendida, porque lo usual era que la llamase señorita Clemmens acompañado de alguna pesadez. De modo que lo miró con detenimiento.

-          ¿Estás enfermo McKenzie?

-          ¿Por qué habría de estarlo? Aunque te agradezco la preocupación

-          No estoy preocupada, solo me extraña que estés siendo… amable

-          No puedo comportarme de otra forma con mi futura esposa  --  dijo él

Los ojos de Daira se dilataron y los arzhaelíes que ni siquiera se habían atrevido a moverse, suspendieron además sus respiraciones a la espera de la conocida reacción.

-          ¿Has perdido el juicio?  -- le gritó ella finalmente

-          Eso creo, pero…

-          ¡No me casaría contigo aunque fueses el último hombre sobre la tierra!

-          Tendré que esforzarme más y hacer las cosas mejor entonces  --  dijo él

-          ¡Tú eres incapaz de hacer nada bien!

-          Bueno, creo que puedo hacer un par de cosas bastante bien  --  dijo mirando ostensiblemente su abultado vientre  --  pero como no es mi intención molestarte no lo discutiré.

-          ¡McKenzie!  Solo quiero que dejes de enviarme flores y estúpidas notas pidiendo perdón y…  --  lo otro se le atragantaba en la garganta

-          ¿No te gustan las flores mi amor?

-          ¡No me llames… así! Y sí, sí me gustan pero no quiero morir ahogada por ellas  --  dijo con exasperación

-          De acuerdo, pero a menos que me digas que ya estoy perdonado y que le pongas fecha la ceremonia, no podré dejar de enviar las notas y sustituiré las flores por… ¿Chocolates?

-          ¡No tienes que enviarme nada!

-          Ya sé que no tengo que hacerlo, pero me gusta hacerlo señora McKenzie!

Los arzhaelíes pensaron que ahora sí este infeliz iba a volar por los aires, de modo que aferraron sus Athames listos para lanzar un escudo, sin embargo, y aunque Daira parecía a punto de hacer violenta explosión, no dijo nada, dio la espalda y se marchó.

La inesperada visita de Daira no cambió en nada la situación, porque tal y como había dicho Jonathan, si bien suprimió el envío de flores sustituyéndolo por cajas y más cajas de todos los tamaños y colores con chocolates, las notas también siguieron inundando el departamento hasta que ella se presentó inopinadamente otro día, le dijo que estaba perdonado y sin agregar nada más se marchó. Jonathan sonrió y la miró alejarse.

-          Ya estoy más cerca señora McKenzie

Al día siguiente de esa visita cuando Daira despertó, se encontró con la habitual caja de chocolates y otra nota, por lo que maldijo por lo bajo y estaba a punto de tirarla cuando vio que llevaba más texto del habitual. De modo que le prestó atención.

Como ya he sido perdonado, me gustaría que me permitieses comprarle algunas cosas a NUESTRO hijo

Daira se llevó la mano a la sien y se preguntó qué se proponía ahora aquel desquiciado, pero se armó de valor y continuó leyendo.

Si te parece bien, pasaré por ti a las tres para ir de compras. Que tengas buen día señora McKenzie
                                                                                                                                                          J.M.


Daira se preguntó qué mal le había hecho ella al mundo para estarlo pagando de aquella manera. Pensó en enviarle una nota de vuelta y decirle que se fuese a paseo pero sabía que no la dejaría en paz y ya había demostrado ser capaz de fastidiarla en todos los sentidos. De modo que se contentó con enviarle un simple De Acuerdo

A partir de aquel día si bien era cierto que ya Daira había comprado algunas cosas para el bebé, Jonathan literalmente se bajó las estanterías de las tiendas. Compró desde una monstruosidad de cuna que Daira estaba segura que no cabría en su departamento, hasta biberones en cantidad suficiente como para alimentar a cien bebés, pasando por toda una variedad de ropa para recién nacido que con toda seguridad su hijo no tendría oportunidad de usar ni cambiándolo cien veces al día. Lo que a muy duras penas logró frenar fue la adquisición de una ridícula cantidad de muñecas, porque ella se había negado a que le dijesen el sexo del bebé, ya que quería vivir la emoción de esa sorpresa, de manera que le parecía absurdo que comprase aquellas muñecas sin saber si al final sería un chico pero él seguía empeñado en que sería una niña.

Otros que tenían una discusión parecida, eran Sam y Giulian aunque en el caso de éstos la discusión giraba en torno a la decoración de la habitación del bebé.

-          Giulian, sé razonable  --  le decía Sam  --  No podemos ponerlo todo rosado porque no sabemos aun…

-          Será una princesita tan hermosa como su madre  --  la interrumpió él

-          ¿Cómo puedes estar tan seguro?

-          Porque es más mi más ferviente deseo

Sam finalmente se dio por vencida y lo dejó hacer, ya se encargarían de remodelar si resultaba niño.

Hacia finales de noviembre la carga de Sam comenzó a hacerse muy pesada y ya no podía trasladarse con mucha facilidad y a Giulian comenzó a preocuparle que aparte de aquel excesivo cansancio, Sam lucía pálida y demacrada, aunque ella insistía en que se sentía perfectamente bien.

Llegó diciembre y con él la preparación para las fiestas. Sam hizo un enorme esfuerzo por ir con Giulian a comprar los regalos de los niños y a pesar de que él había insistido en que podía hacerlo solo a Sam no le pareció la mejor de las ideas, porque si iba solo haría desastres y de eso estaba segura. Pero después de esa salida, Sam prácticamente no volvió a levantarse de la cama para desesperación del arzhaelí.

-          ¡Me dijiste que si tenía el descanso apropiado estaría bien y está mucho peor que la vez anterior!  --  explotó Giulian una noche en contra de Iván

-          Giulian cálmate  --  le ordenó Amy

-          ¡No puedo!  --  le gritó él  --  ¿Es que nadie más lo nota?  --  preguntó mirándolos a todos  --  Se está apagando como si…  --  pero no pudo concluir y cayó abatido sobre un sillón con la cabeza entre las manos

Ciertamente todos lo habían notado pero Iván les había dicho que estaba bien, solo que este bebé estaba consumiendo algo más de energía que los gemelos y aunque en ese momento tenía unas ganas inmensas de poder decirles otra cosa, le había dado su palabra a Sam y no iba  a faltar a ella. Elar era la única que sabía lo que estaba sucediendo pero ella tampoco traicionaría la confianza de su esposo por mucho que le mortificara la preocupación de los demás.

-          Giulian, estoy seguro que Iván no nos mentiría  --  le dijo Dan en un extraño gesto de seriedad

-          No estoy diciendo que lo haga pero puede estar equivocado  --  y dicho esto abandonó el salón

Otro que fue a verlo pocos días antes del cumpleaños de Sam fue Mael. Iván acababa de llegar a la Sede cuando el chico se presentó ante él y a Iván le bastó con mirarlo para saber por dónde venía.

-          ¿Qué está sucediendo con la Nena?

-          Nada, solo está cansada

-          Padre, tu no me mentirías ¿verdad?

-          No, no lo haría

Aquello pareció tranquilizar un poco a Mael pero seguía teniendo la sensación de que le ocultaba algo y eso no le gustaba, pero decidió confiar en él.

El día anterior a su cumpleaños, Sam despertó y Giulian la estaba mirando con cara de preocupación y ella se sintió fatal, de modo que decidió levantarse.

-          ¿A dónde vas princesa?

-          Es hora de levantarme, debo ayudar a mamá con…

-          No tienes que ayudar a nada  --  la interrumpió él  --  todo está marchando bien y después de todo es una comida para celebrar el cumpleaños de ustedes, de modo que no tienes nada qué hacer

-          Pero aun así quiero ir a ver a los niños también

-          ¡Crappy, Willow!  --  llamó él

-          ¿Llamó el señor?  --  preguntó Willow

-          Sí, trae a Brendan y a Elijah, y tú Crappy trae a los gemelos

Pero antes de que los Nisser desaparecieran, Elijah abrió la puerta de la habitación y asomó la cabeza.

-          Buenos días G  --  lo saludó, y tras él venía Brendan

Un momento después estaban los cuatro niños alrededor de Sam, de modo que no tuvo más excusas para salir de la cama.

Sin embargo, al día siguiente y aunque los niños se presentaron a primerísima hora para felicitar a su madre, Sam por fuerza tendría que levantarse en la noche y bajar. De modo que a la hora de la comida cuando estuvo lista y se disponía a bajar las escaleras, ya que tanto el Läkare como Iván le habían dicho que era mejor que no utilizase la desaparición en su avanzado estado, Giulian la detuvo.

-          Con su permiso señora Cornwall  --  y diciendo esto la levantó en brazos

-          ¡Giulian!  --  exclamó ella, pero él se limitó a sonreír y bajó con su preciada carga

Como ya estaba nevando, la comida no podía efectuarse en el jardín como tanto le gustaba a Sam, de modo que Amy y Elar se habían encargado de decorar el jardín de invierno y les había quedado precioso. Los niños corrían y jugaban entre las masetas pero Sam detuvo a los gemelos y les advirtió que dejaran las plantas en paz, recordando la tendencia que tenían ellos a hacerlas crecer en forma acelerada.

Los grupos subversivos ya estaban definiéndose. Brendan y Elijah que eran los mayores seguían liderándolos, pero Dreo, Vladimir y Lizzy eran una célula peligrosa por sí misma, actuaban de forma coordinada y decididamente criminal en opinión de Dan. 

Los gemelos Cornwall y sus primos los gemelos Douglas, eran dos pares de individuos positivamente explosivos y nadie estaba seguro cuando ellos estaban cerca. Sin embargo, Eurielle sin duda era amante del peligro, porque no se despegaba de ellos para consternación de Anastasia que estaba viendo como su hija se convertía en una amenaza de la misma especie.

Los más pequeños de aquella partida eran Nathaniel y Lyserid, que eran tan opuestos entre sí como el día y la noche, porque mientras Nat apenas se sentía, la hija de Gail y Aderyn se hacía sentir tanto como le era posible y aun no caminaba, lo que estaba haciendo que la pobre Aderyn considerase seriamente ponerle carceleros a sus hijos en lugar de apacibles Nisser a los que no hacían ningún caso.

La única que normalmente no participaba en los desastres, y casi no se despegaba de su padre era Aelig, aunque nadie sabía si era porque en realidad era muy tranquila, o porque le tenía terror a Elijah y a los gemelos Cornwall que le hacían vida miserable cada vez que podían.

Cuando Eowaz llegó, sintió una gran alegría al ver tanta vitalidad correteando por ahí, mientras que Garlan se sintió horrorizado y se arrepintió de inmediato de haber aceptado la invitación que le había enviado Amy, pero en ningún caso pensó que dejarían participar a los críos en la velada, de modo que no se había imaginado verse rodeado de tantos demonios, porque aparte de que él no era especialmente afecto a los niños, estaba absolutamente seguro que aquellos  llevando sangre Cornwall, Douglas y McKenzie, no podían ser otra cosa que pequeñas amenazas y ciertamente tendría oportunidad de comprobarlo. No llevaban más de una hora de haber llegado cuando Garlan sintió que algo trepaba por sus piernas. Afortunadamente Alaric lo ayudó a  detener el crecimiento acelerado de la planta que se estaba enredando en forma amenazante en sus piernas y mientras  se deshacían de ello, escucharon unas risas y cuando bajaron la cabeza vieron un par de rostros muy familiares e idénticos, que sonreían en forma perversa desde detrás de una maseta.

-          Cornwall  --  pensó Garlan con ira

Tuvo la intención de marcharse en ese instante y tal vez habría sido mejor que Alaric lo dejara hacerlo, porque un momento después sintió un dolor punzante en la espalda y cuando se giraron, vieron a Lizzy con una Gwialen en la mano, pero cuando Jonathan se dirigía hacia ella con cara de pocos amigos, la vio desaparecer precedida de una estela veloz que Mael no tuvo duda ninguna duda que se trataba de Elijah que la apartaba del peligro y fue tras ellos. Sin embargo, los demás no tuvieron tiempo ni de quejarse ni de ir tras ellos en el caso de Jonathan, porque en ese momento los gemelos Douglas y Eurielle nadie sabía cómo, porque normalmente quienes podían alcanzar esas alturas eran los gemelos Cornwall, estaban subidos a unos salientes que servían de soporte a un conjunto de masetas que se encontraban a varios metros del piso. Mientras Gail y Danny corrían a bajarlos de allí Amy lanzó un chillido, porque vio a Dreo y a Vladimir entrar volando sobre una Glide, el asunto fue que nadie pudo hacer nada y los chicos colisionaron contra  Giulian que acababa de ponerse de pie buscando a los gemelos. Giulian recibió el golpe en la cabeza y cayó desplomado. Sam emitió un grito pensando que había sido alcanzado por la punta de la Glide, algo que podía ser tremendamente peligroso e intentó correr hacia él mientras Jonathan y Alaric auxiliaban a los chicos. Iván y Dan lógicamente habían llegado primero que Sam hasta Giulian y de hecho ella no pudo llegar, porque enseguida la acometió un fuerte dolor y tuvo que asirse al respaldo de una silla.

-          ¡Sam!  --  exclamó Diandra

Pero nadie pareció escucharla en medio del alboroto general, mientras del otro lado y cuando ya Danny casi había alcanzado a Ethan, cayó cuando sintió el mismo dolor de su hermana. Nadie sabía qué estaba sucediendo pero Garlan sí vio a Sam que de estar agarrada a una silla, había comenzado a caer.

-          ¡Diablos Niña!  --  exclamó acercándose con rapidez  --  ¿Por qué no puedes escoger otro momento en el que yo NO esté presente?

Pero Sam estaba mortalmente pálida y siendo que no parecía que hubiese nadie a quien llamar porque Iván seguía atendiendo a Giulian y en su opinión Daira ciertamente no estaba en condiciones de atender a nadie…

-          ¡Hay que llevarla al Hospital!  --  escuchó Garlan la voz de Diandra

-          ¿Qué? ¿Por qué?  --  preguntó él

-          Porque está en los días y seguramente con el susto…

-          Sí  --  alcanzó a decir Sam con voz ahogada  --  ha comenzado

-          ¡Maldita sea!  --  exclamó Garlan pero comenzó a caminar hacia el Dver  --  avisa a los demás, McKenzie  --  le ordenó a Diandra

Mientras Garlan desaparecía hacia el salón con Samantha en brazos, Diandra corría hacia donde estaban Iván y Dan.

-          ¡Iván!  --  exclamó la chica  --  ¡Sam acaba de entrar en trabajo de parto! ¡Garlan la está llevando al Hospital!

Iván normalmente calmado, en ese momento sintió que el piso se hundía bajo sus pies, aun no estaba seguro cómo estaba Giulian y ahora esto.

-          Ve con ella  --  escuchó que le decía Daira  --  yo me haré cargo de éste

Iván murmuró un apresurado gracias, corrió hacia el salón y casi choca con Mael que venía con Lizzy y Elijah, le informó con rapidez y con mayor rapidez aun Mael les llevó los niños a Jonathan y sin darle ninguna explicación salió hacia Arx rogando a los Dioses que ella estuviese bien.



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