LMA 3

LMA 3
La vida que habían vivido hasta ahora había sido peligrosa pero nunca se sentaron a ver lo que sucedía, sino que participaron activamente en todo ello. Ahora tenían que reconstruir sobre las cenizas de la tristeza y de la pérdida, y para poder seguir tenían que comenzar todo de nuevo. Nunca nada sucede como suponíamos o como teníamos previsto pero siempre el universo nos brinda una nueva oportunidad. La vida les había dado mil razones para llorar pero ahora se disponían a encontrar otras mil para reír, debían dejar descansar a los que se habían ido pero siempre tendrían un lugar en el recuerdo y en el corazón de todos, y disponerse a comenzar… Una nueva vida

jueves, 21 de agosto de 2014

Cap. 70 Inconsulta e Inesperadamente…



Los sentidos de Jonathan se pusieron alertas al advertir la amenaza, pero antes de abrir los ojos ya había determinado que no era tal y a pesar de que una punta filosa se clavaba en su garganta, una sonrisa se dibujó en sus labios. Con absoluta precisión aferró la muñeca de la mano que sostenía el arma, y con la otra mano sujetó el cuerpo dueño de la misma girándolo hasta quedar por encima de éste.

-          Una manera muy particular de dar los buenos días, señorita Clemmens  --  dijo dándole un fugaz beso en los labios

-          Al menos no puedes quejarte de la originalidad McKenzie

-          ¿Me estás escuchando quejarme?

-          Pero yo sí tengo una queja  --  dijo ella y él arrugó el entrecejo

-          ¿Y es...?

-          Que no sé qué demonios hiciste y no puedo abrir mi armario, ni salir de la habitación

-          Veamos  --  dijo él  --  Si me das una buena razón para hacer cualquiera de las dos cosas, es posible que lo considere

-          No seas estúpido McKenzie y…  --  pero no se enteró porque el cerró su boca sobre los labios de ella

-          Me parece que aun no has aprendido la lección  --  dijo separándose

-          ¿Qué lección?

-          Que no debes decir cosas desagradables de tu servidor o me veré en la obligación de silenciarte

-          Eres…  --  y él sonrió con malicia

-          ¿Sí…?  --  pero ella no dijo nada  --  Así está mejor, ahora estoy dispuesto a escuchar tus posibles  razones

-          En primer lugar necesito vestirme

-          No veo razón para ello, me gusta lo que veo tal y como lo veo  --  le dijo con tranquilidad

-          McKenzie…  --  pero lanzó un bufido exasperado  --  También necesitamos comer

Aquello fue peor aun, porque Jonathan se incorporó un poco y la miró con expresión del lobo que está por saltar sobre su presa, y aunque Daira era consciente de su desnudez, aquel infeliz se las arregló para hacérselo sentir con intensidad con su descarada mirada.

-          Pues yo tengo todo lo que necesito para alimentarme de momento

Dicho esto se movió hacia abajo y posó sus labios en el abdomen de Daira y comenzó el desesperante ascenso hasta quedar de nuevo a unos centímetros de los labios de ella.

-          Y debo decir  --  decía mientras acariciaba con los labios la comisura de los de ella  --  que es lo más dulce que he probado en mi vida

Daira renunció a razonar y en cualquier caso le habría quedado difícil, porque con aquel sujeto los sentidos le ganaban por amplio margen a una muy debilitada razón.

Sin embargo, el domingo en la noche él decidió mostrarse algo más razonable y la dejó salir de la habitación, pero se negó en redondo a permitirle colocarse ni un miserable trozo de tela encima. Fue tras ella y mientras Daira preparaba algo de comer, él la miraba desde el sillón.

-          ¿Qué sucede Mckenzie? ¿Piensas que voy a escapar de mi propia casa y en estas condiciones?

-          No, sé que no lo harás, pero me gusta el espectáculo  --  dijo él sonriendo

Aquello habría sido medianamente soportable, si él no estuviese en las mismas condiciones, lo que ponía decididamente nerviosa a Daira y aquella sonrisa burlona la sacaba de quicio al mismo tiempo que le producía cosquillas en los lugares más inconvenientes. De modo que decidió hablar en un intento por ignorar todo lo anterior.

-          Dijiste que me dirías las razones por las que te marchaste

La sonrisa de Jonathan desapareció y procedió a contarle dónde y lo que había estado haciendo. Daira no había esperado que en realidad le dijese dónde había estado o qué había estado haciendo, porque era consciente que la labor de Jonathan dentro de la Orden era clasificada. Sin embargo, él la había sorprendido al decírselo, y mientras escuchaba el relato había experimentado diversas emociones. Siendo tan sensible como era, sintió un enorme dolor por Mael y pensó que todo había sido sumamente injusto para un ser como aquel y no pudo evitar que las lágrimas escapasen de sus ojos cuando vio que en los de Jonathan había un sospechoso brillo cristalino. También sintió una gran admiración, un profundo respeto y el deseo de que la vida le deparara alguna clase de merecida felicidad futura a Mael. Al mismo tiempo, la imagen que tenía de Jonathan creció ante sus ojos, porque había exhibido una lealtad a toda prueba al dejar de lado su propia vida para dedicarse a ayudar a su amigo a recuperar la suya, con lo que quedaba demostrado que merecía el alto cargo que ostentaba dentro de la Orden.

El lunes en la mañana y después de ese agitado e intenso fin de semana, Jonathan envió un urgente mensaje a Mael después de la furiosa diatriba de Daria por no haberse interesado por Lizzy durante aquellos dos días.

-          Eso es injusto señorita Clemmens, porque según recuerdo tú tampoco lo hiciste

-          ¡McKenzie eres un…  --  el entrecerró los ojos y levantó un dedo

-          ¿Cómo termina esa frase?  --  preguntó acercándose peligrosamente

-          Termina de enviar el dichoso mensaje

Jonathan sonrió, le dio un fugaz beso aunque no por eso menos incendiario y le envió el mensaje a Mael. Unos segundos después le llegaba la información.

-          No te preocupes, está en Averdeen y la Nena se encargó de avisar a tus padres que se quedaría el fin de semana allí, al parecer es algo que sucede con frecuencia

-          ¿Lo ves señorita Clemmens? Todo está resuelto

Ella guardó prudente silencio dado que lo que quería decir le habría generado una situación que debía evitar si quería llegar al Hospital a una hora decente.


Marzo se había escapado a la velocidad de la luz y el primer día de abril Sam decidió que comenzaría a preparar la celebración del cumpleaños de Brendan, no quería que se le acumularan los pendientes porque estaba en el último semestre en el Instituto y estaba resultando extremadamente duro, razón por la cual apenas si tenía tiempo de nada.

Mael había sostenido una larga charla con ella acerca de lo que había descubierto de Elijah y sus habilidades, y aunque a Sam no le extrañó de manera especial, sí le extrañó que su hijo hubiese podido ocultárselo.


Los McKenzie los invitaron a una cena para celebrar el cumpleaños de Peter y Sam estuvo a punto de no asistir porque estaba verdaderamente cansada, pero se dijo que no podía hacerle aquello a los McKenzie, de modo que partió junto con el resto de su familia. Aquel día Peter estaba especialmente contento, porque los diferentes Consejos de Estado habían llegado a unos acuerdos importantes que mejorarían las relaciones entre los Arzhvaels de las diferentes naciones, por lo que estaba con ánimo de celebración, lo que se tradujo en la inmediata amenaza de Amy a Dan, en cuanto vio aparecer demasiadas botellas. Mientras que Sam se contentó con una mirada de advertencia que Giulian interpretó muy bien.

Ya todos se habían acostumbrado a ver a Daira y a Jonathan juntos y Anne estaba sumamente contenta, pero como de costumbre, su gran problema era que se dejaba llevar por sus emociones y no podía permanecer callada.

-          ¿Y cuándo comenzamos a preparar la boda?  --  les preguntó

Aquello pareció sentarles de lo peor a los dos Arzhaelíes que tenían la misma cara de horror, razón por la cual Peter cambió rápidamente de tema. Sin embargo, una vez concluida la cena, Elar y Amy arrinconaron a Daira.

-          ¿Qué sucede Daira?  --  preguntó Elar  --  Pensábamos que todo marchaba bien entre tú y Jonathan

-          Y así es, bueno tan bien como puedes llevarte con alguien a quien la mitad del tiempo quieres quitarle la cabeza  --  dijo ella 

-          ¿Y entonces?  --  preguntó Amy

-          ¿Y entonces qué?

-          Vamos Daira  --  dijo Elar con exasperación  -- ¿Por qué pusiste esa cara cuando Anne preguntó por la boda?

-          Vamos por partes, Jonathan y yo nos llevamos muy bien, pero eso no significa que esté tan loca como para querer casarme con ese individuo

Amy y Elar se miraron y parecieron llegar a la misma conclusión, y era que su amiga sí estaba definitivamente loca. No obstante, decidieron no decir nada más por el momento, porque quizá era mejor esperar un poco, ya que si bien era cierto que se habían habituado a verlos juntos, no era menos cierto que la mitad del tiempo estaban peleándose por una cosa o por otra, aunque estaban lejos de saber cómo terminaban todos sus pleitos.

Se marcharon relativamente temprano y con una Amy de muy mal humor, ya que Dan había ignorado olímpicamente su advertencia y había bebido más de lo recomendable. Los dejaron discutiendo en el salón y tanto los Natchzhrer como los Cornwall subieron a las suyas.

Sam estaba por meterse en la cama, cuando escucharon los gritos de su madre.

-          ¡Largo de aquí Daniel Douglas! ¡Te advertí que tendrías que dormir en otro lugar!

Giulian miró a Sam y ésta se encogió de hombros, de modo que él caminó hacia la puerta y asomó la cabeza. Dan estaba en medio del pasillo con cara de pocos amigos y seguía golpeando la puerta de su habitación. Giulian salió y se acercó a él.

-          Vamos hombre, hay muchas otras habitaciones  --  le dijo sujetándolo por un brazo

Pero Daniel Douglas era tan terco como el que más, de modo que seguía insistiendo tozudamente.

-          Yo quiero dormir en Mi cama con Mi mujer  --  dijo cual niño malcriado y Giulian rió por lo bajo

-          Dan, en tus condiciones te conviene mantenerte a distancia de esa amenaza  --  le dijo

-          ¡Ya dije que quiero…  --  pero la puerta se abrió y Amy salió apuntándolo con su Athame

-          ¡Lárgate ahora mismo Daniel Douglas!

Sam salió alarmada al escuchar gritar de aquel modo a su madre y ayudó a Giulian a llevarse a Dan de allí. Lo instalaron en la antigua habitación de Danny y se fueron a la suya.

-          Me alegra haber prestado atención  --  dijo Giulian cuando estaban en la cama

-          ¿A qué te refieres?

-          A que no me gustaría ser yo quien estuviese en otra cama  --  Sam sonrió y se acurrucó en sus brazos, algo que él aprovechó diligentemente.


A la mañana siguiente, Sam despertó sobresaltada pero luego recordó que era domingo, de modo que iba a acostarse de nuevo pero la notar que Giulian no estaba en la cama se levantó a  toda prisa. Que Giulian estuviese levantado tan temprano un domingo era algo de lo más insólito, ya iba camino a la puerta aun colocándose el salto de cama, cuando lo escuchó en el baño. Se detuvo y cambió de rumbo.

-          ¿Giulian estás bien?  --  preguntó, pero no recibió respuesta, y después de un momento perdió la paciencia  --  Si no me respondes ahora mismo…  --  pero la puerta se abrió en ese momento

Sam lo miró y se sintió alarmada, Giulian parecía realmente enfermo estaba pálido, sudoroso y se sostenía precariamente de la puerta. Ella se apresuró a ayudarlo a meterse en la cama de nuevo, comprobó que no tuviese fiebre y luego salió a toda prisa de la habitación, corrió por el pasillo pero luego se dijo que era un tonta. Desapareció y apareció a las puertas de la habitación de Iván que ahora ocupaba una en la otra ala del Castillo y llamó.

-          ¿Qué sucede linda?  --  preguntó él al verla allí parada con cara de susto

-          No sé Iván, pero Giulian parece muy enfermo

Iván no perdió el tiempo y fueron juntos a ver lo que ocurría. Pero después de examinar cuidadosamente a Giulian, determinó que en apariencia no le sucedía nada.

-          Puede ser algún virus que esté comenzando  --  dijo con duda  --  o tal vez algo de lo que comió le cayó mal  --  y luego lo miró  --  ¿Cuánto bebiste?

-          Casi nada

-          No confío en tus casi nada  --  dijo Iván

-          De veras no lo hizo  --  dijo Sam

-          Bueno, esperemos a ver cómo pasa las próximas dos horas y decidiremos si llevarlo a Arx o no

Sam agradeció a Iván y después que éste se marchó, le dio un beso en el frente a Giulian que se había quedado dormido y se metió a bañar. Pero mientras lo hacía, una idea cruzó por su mente, terminó de bañarse a toda prisa, se vistió, pasó un momento por la habitación de los niños y luego fue a buscar a Iván de nuevo pero Elar le dijo que acababa de recibir un mensaje urgente de Daira y había salido para Arx. Sam volvió sobre sus pasos pero se detuvo, llamó a Willow y le pidió que estuviese pendiente de Giulian que ella debía hacer algo y regresaría más tarde. Después de eso caminó hacia el salón y se metió en el Dver.

Llegó al Hospital y se fue directo hacia el despacho de Daira, estaba por llamar pero se detuvo al escuchar el grito enfurecido de esta.

-          ¡Voy a matar a McKenzie!

Sam pensó que lo mejor era esperar y estaba por volverse cuando la puerta se abrió con violencia.

-          ¡Daira espera no hagas una…!  --  estaba diciendo Iván que se detuvo al ver a Samantha  --  ¡Sam!  ¿Sucedió algo con Giulian?  --  preguntó alarmado

-          No, solo quería hablar contigo  --  dijo ella insegura mirando a uno y a otra

Sin embargo, en cuanto Sam había dicho que no sucedía nada, Iván había sujetado a Daira.

-          Ahora te calmarás antes de hacer nada estúpido Daira

-          ¡No haré nada estúpido, solo lo que debí hacer desde el primer día!  --  vociferó ella y Sam se preguntó que habría hecho Jonathan ahora

Pero Iván era diez veces más fuerte que Daira, de modo que la sujetó con firmeza y la condujo hasta la silla y una vez allí, colocó sus manos alrededor de la cabeza de la Arzhaelí hasta que ésta se tranquilizó un poco, aunque evidentemente seguía furiosa. Iván se volvió hacia Sam, pero ella estaba considerando dejar las cosas así de momento.

-          Podemos hablar luego  --  le dijo

-          No linda, está bien  --  le aseguró  --  ¿Qué sucede?

-          Es que lo estuve pensando Iván, y es posible que esté embarazada  --  Iván abrió mucho los ojos pero conservó la calma

-          Veamos Samantha  --  dijo con calma  --  ¿Cuántas faltas…?  --  pero ella estaba negando

-          Ninguna, pero ese extraño malestar de Giulian fue lo que me hizo pensarlo, tal vez solo sea una tontería y este equivocada pero…

-          Vamos a comprobarlo  --  la interrumpió él y la condujo hasta la camilla

Sam se recostó en ella mientras Iván efectuaba la comprobación y al cabo de unos minutos Iván la miró.

-          Felicidades señora Cornwall, tiene usted dos semanas de embarazo  --  le dijo mientras sonreía

-          ¡Lo sabía!  --  exclamó ella colgándose de su cuello, pero luego miró a Daira que seguía en actitud hostil

-          Bienvenida al club  --  dijo Daira en forma irónica, pero en cuanto Sam procesó la información, saltó de la camilla y corrió hacia ella y la abrazó

-          Felicidades Daira, seguramente Jonathan se pondrá muy contento

-          ¡No me hables de ese infeliz!

En ese momento Sam entendió la furia de Daira, pero le hizo gracia el asunto porque le recordó a Diandra. Iván las miraba a ambas y aunque se alegraba por las dos, se preguntaba cómo terminarían las cosas para Jonathan, porque al menos Samantha no quería asesinar a Giulian, mientras que si Daira veía  a Jonathan en aquel momento lo más probable era que le fuese muy mal,  aunque personalmente le parecía muy injusto porque tan responsable era el uno como la otra.  Iván suspiró con resignación esperando que el día terminase con menos agitación que como había comenzado. ¡Vaya domingo! Pensó antes de volver a casa.

Sam e Iván llegaron y ella emprendió la carrera hacia las escaleras pasando como un rayo al lado de sus asombrados padres que habían suspendido su discusión.

-          ¡Samantha!  --  exclamó Iván y ella se detuvo mirándolo  --  Haz el favor de no hacer eso

-          ¿Qué sucede?  --  preguntó Dan mirándolos a ambos

-          Luego te lo digo papá, debo hablar con Giulian primero  --  dijo ella

-          ¿Qué debes hablar conmigo?  --  preguntó el susodicho que venía entrando al salón

Pero en lugar de contestar, ella se lanzó en sus brazos y aunque eso siempre lo alegraba en grado superlativo, sentía curiosidad. Sam se separó un poco y lo miró.

-          Giulian, vamos a tener otro bebé  --  le dijo sin más preámbulo

Mientras Amy y Dan lanzaban gritos alborozados, la sonrisa de Giulian se había esfumado y tenía cara de auténtico terror. En cuanto Dan lo notó, comenzó la implacable sesión de burlas.

-          ¿Asustado Cray? Me pregunto por qué será si tus hijos son unos chicos tan buenos que uno ni se entera que están por ahí

Pero Iván que había visto con claridad lo que pasaba por la mente de Giulian, se abstuvo de decir nada, mientras que Sam lo estaba mirando en forma amenazante.

-          ¡Giulian Cornwall!  --  exclamó la chica sacudiéndolo por los hombros  --  Si te atreves a decir que no quieres a este bebé…

-          ¡No princesa!  -- se apresuró a decir él  --  ¿Cómo puedes pensar eso?

-          ¿Será por la cara que traes?  --  preguntó Dan en forma irónica

-          Princesa, no podría estar más feliz, te lo aseguro  --  le dijo abrazándola

Sin embargo, un rato más tarde cuando Sam subió a ver a los niños y mientras Dan seguía en su política de hostigamiento, Iván decidió intervenir.

-          ¡Cállate Dan!  --  le ordenó para sorpresa de éste y luego se acercó a Giulian  --  Escúchame Giulian, no tiene por qué ser así

-          ¿Cómo puedes estar seguro?

-          Primero porque no siempre es igual y segundo porque en esa oportunidad obedeció a una serie de factores que provocaron ese desenlace

-          ¿De qué demonios hablan?  --  preguntó Dan mirando a uno y a otro, pero ninguno de los dos le prestó atención

-          Iván, no me veo en capacidad de pasar por eso de nuevo, sentí que iba a morir de dolor

-          Préstame atención, Samantha tuvo un embarazo agitado desde el inicio. Primero la pelea contigo y los días que estuvo desaparecida, segundo estaba a finales de semestre con montones de trabajos por entregar  y por último el mal rato que pasó el día de tu cumpleaños, todo eso influyó en que tuviese un parto tan difícil

Dan finalmente había comprendido de qué hablaban y también recordó esas terribles horas, y al igual que Giulian no se veía en capacidad de pasar por eso otra vez.

-          Pero de nuevo está a finales de semestre  --  dijo Giulian

-          Sí, pero el embarazo apenas está iniciando, en dos meses más ella habrá terminado sus estudios y de ahí en adelante nos esforzaremos todos en que tenga un embarazo tranquilo

Giulian alcanzó cierto grado de serenidad, pero pensaba que lograr que Samantha se estuviese tranquila era un asunto difícil. Sin embargo, se propuso a hacerlo y para ello debía calmarse primero él como le dijo Iván.

-          Una cosa Giulian  --  dijo Dan  --  Solo espero que esta vez sea una niña, primero porque ya tenemos suficientes demonios y segundo porque tengo la esperanza de que sea más tranquila, y de preferencia solo UNA


Giulian abrió los ojos con desmesura, porque no había pensado en eso y ciertamente ese pensamiento no contribuía en forma especial a su tranquilidad, porque si su hipotética futura hija se parecía solo un poco a sus hermanos, estaba seguro que no los vería crecer, ya que con toda seguridad lo matarían de un susto. Mientras él pensaba en todo eso, Iván y Dan se partían de risa viendo su cara.   

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