Los sentidos de Jonathan se
pusieron alertas al advertir la amenaza, pero antes de abrir los ojos ya había
determinado que no era tal y a pesar de que una punta filosa se clavaba en su
garganta, una sonrisa se dibujó en sus labios. Con absoluta precisión aferró la
muñeca de la mano que sostenía el arma, y con la otra mano sujetó el cuerpo
dueño de la misma girándolo hasta quedar por encima de éste.
-
Una manera muy particular de dar los buenos días, señorita Clemmens --
dijo dándole un fugaz beso en los labios
-
Al menos no puedes quejarte de la originalidad McKenzie
-
¿Me estás escuchando quejarme?
-
Pero yo sí tengo una queja
-- dijo ella y él arrugó el
entrecejo
-
¿Y es...?
-
Que no sé qué demonios hiciste y no puedo abrir mi armario, ni salir de
la habitación
-
Veamos -- dijo él
-- Si me das una buena razón para
hacer cualquiera de las dos cosas, es posible que lo considere
-
No seas estúpido McKenzie y…
-- pero no se enteró porque el
cerró su boca sobre los labios de ella
-
Me parece que aun no has aprendido la lección --
dijo separándose
-
¿Qué lección?
-
Que no debes decir cosas desagradables de tu servidor o me veré en la
obligación de silenciarte
-
Eres… -- y él sonrió con malicia
-
¿Sí…? -- pero ella no dijo nada -- Así
está mejor, ahora estoy dispuesto a escuchar tus posibles razones
-
En primer lugar necesito vestirme
-
No veo razón para ello, me gusta lo que veo tal y como lo veo -- le
dijo con tranquilidad
-
McKenzie… -- pero lanzó un bufido exasperado --
También necesitamos comer
Aquello fue peor aun,
porque Jonathan se incorporó un poco y la miró con expresión del lobo que está
por saltar sobre su presa, y aunque Daira era consciente de su desnudez, aquel
infeliz se las arregló para hacérselo sentir con intensidad con su descarada
mirada.
-
Pues yo tengo todo lo que necesito para alimentarme de momento
Dicho esto se movió hacia
abajo y posó sus labios en el abdomen de Daira y comenzó el desesperante
ascenso hasta quedar de nuevo a unos centímetros de los labios de ella.
-
Y debo decir -- decía mientras acariciaba con los labios la
comisura de los de ella -- que es lo más dulce que he probado en mi vida
Daira renunció a razonar y
en cualquier caso le habría quedado difícil, porque con aquel sujeto los
sentidos le ganaban por amplio margen a una muy debilitada razón.
Sin embargo, el domingo en
la noche él decidió mostrarse algo más razonable y la dejó salir de la
habitación, pero se negó en redondo a permitirle colocarse ni un miserable
trozo de tela encima. Fue tras ella y mientras Daira preparaba algo de comer,
él la miraba desde el sillón.
-
¿Qué sucede Mckenzie? ¿Piensas que voy a escapar de mi propia casa y en estas condiciones?
-
No, sé que no lo harás, pero me gusta el espectáculo --
dijo él sonriendo
Aquello habría sido
medianamente soportable, si él no estuviese en las mismas condiciones, lo que
ponía decididamente nerviosa a Daira y aquella sonrisa burlona la sacaba de
quicio al mismo tiempo que le producía cosquillas en los lugares más
inconvenientes. De modo que decidió hablar en un intento por ignorar todo lo
anterior.
-
Dijiste que me dirías las razones por las que te marchaste
La sonrisa de Jonathan
desapareció y procedió a contarle dónde y lo que había estado haciendo. Daira
no había esperado que en realidad le dijese dónde había estado o qué había
estado haciendo, porque era consciente que la labor de Jonathan dentro de la
Orden era clasificada. Sin embargo, él la había sorprendido al decírselo, y
mientras escuchaba el relato había experimentado diversas emociones. Siendo tan
sensible como era, sintió un enorme dolor por Mael y pensó que todo había sido
sumamente injusto para un ser como aquel y no pudo evitar que las lágrimas
escapasen de sus ojos cuando vio que en los de Jonathan había un sospechoso
brillo cristalino. También sintió una gran admiración, un profundo respeto y el
deseo de que la vida le deparara alguna clase de merecida felicidad futura a
Mael. Al mismo tiempo, la imagen que tenía de Jonathan creció ante sus ojos,
porque había exhibido una lealtad a toda prueba al dejar de lado su propia vida
para dedicarse a ayudar a su amigo a recuperar la suya, con lo que quedaba
demostrado que merecía el alto cargo que ostentaba dentro de la Orden.
El lunes en la mañana y
después de ese agitado e intenso fin
de semana, Jonathan envió un urgente mensaje a Mael después de la furiosa
diatriba de Daria por no haberse interesado por Lizzy durante aquellos dos
días.
-
Eso es injusto señorita Clemmens, porque según recuerdo tú tampoco lo
hiciste
-
¡McKenzie eres un… -- el entrecerró los ojos y levantó un dedo
-
¿Cómo termina esa frase? -- preguntó acercándose peligrosamente
-
Termina de enviar el dichoso mensaje
Jonathan sonrió, le dio un
fugaz beso aunque no por eso menos incendiario y le envió el mensaje a Mael.
Unos segundos después le llegaba la información.
-
No te preocupes, está en Averdeen y la Nena se encargó de avisar a tus padres
que se quedaría el fin de semana allí, al parecer es algo que sucede con
frecuencia
-
¿Lo ves señorita Clemmens? Todo está resuelto
Ella guardó prudente
silencio dado que lo que quería decir le habría generado una situación que
debía evitar si quería llegar al Hospital a una hora decente.
Marzo se había escapado a
la velocidad de la luz y el primer día de abril Sam decidió que comenzaría a
preparar la celebración del cumpleaños de Brendan, no quería que se le
acumularan los pendientes porque estaba en el último semestre en el Instituto y
estaba resultando extremadamente duro, razón por la cual apenas si tenía tiempo
de nada.
Mael había sostenido una
larga charla con ella acerca de lo que había descubierto de Elijah y sus habilidades, y aunque a Sam no le
extrañó de manera especial, sí le extrañó que su hijo hubiese podido
ocultárselo.
Los McKenzie los invitaron
a una cena para celebrar el cumpleaños de Peter y Sam estuvo a punto de no
asistir porque estaba verdaderamente cansada, pero se dijo que no podía hacerle
aquello a los McKenzie, de modo que partió junto con el resto de su familia.
Aquel día Peter estaba especialmente contento, porque los diferentes Consejos
de Estado habían llegado a unos acuerdos importantes que mejorarían las
relaciones entre los Arzhvaels de las diferentes naciones, por lo que estaba
con ánimo de celebración, lo que se tradujo en la inmediata amenaza de Amy a
Dan, en cuanto vio aparecer demasiadas
botellas. Mientras que Sam se contentó con una mirada de advertencia que
Giulian interpretó muy bien.
Ya todos se habían
acostumbrado a ver a Daira y a Jonathan juntos y Anne estaba sumamente
contenta, pero como de costumbre, su gran problema era que se dejaba llevar por
sus emociones y no podía permanecer callada.
-
¿Y cuándo comenzamos a preparar la boda?
-- les preguntó
Aquello pareció sentarles
de lo peor a los dos Arzhaelíes que tenían la misma cara de horror, razón por
la cual Peter cambió rápidamente de tema. Sin embargo, una vez concluida la
cena, Elar y Amy arrinconaron a Daira.
-
¿Qué sucede Daira? -- preguntó Elar
-- Pensábamos que todo marchaba
bien entre tú y Jonathan
-
Y así es, bueno tan bien como puedes llevarte con alguien a quien la
mitad del tiempo quieres quitarle la cabeza
-- dijo ella
-
¿Y entonces? -- preguntó Amy
-
¿Y entonces qué?
-
Vamos Daira -- dijo Elar con exasperación -- ¿Por qué pusiste esa cara cuando Anne
preguntó por la boda?
-
Vamos por partes, Jonathan y yo nos llevamos muy bien, pero eso no
significa que esté tan loca como para querer casarme con ese individuo
Amy y Elar se miraron y parecieron
llegar a la misma conclusión, y era que su amiga sí estaba definitivamente
loca. No obstante, decidieron no decir nada más por el momento, porque quizá
era mejor esperar un poco, ya que si bien era cierto que se habían habituado a
verlos juntos, no era menos cierto que la mitad del tiempo estaban peleándose
por una cosa o por otra, aunque estaban lejos de saber cómo terminaban todos sus pleitos.
Se marcharon relativamente
temprano y con una Amy de muy mal humor, ya que Dan había ignorado olímpicamente
su advertencia y había bebido más de lo recomendable. Los dejaron discutiendo
en el salón y tanto los Natchzhrer como los Cornwall subieron a las suyas.
Sam estaba por meterse en
la cama, cuando escucharon los gritos de su madre.
-
¡Largo de aquí Daniel Douglas! ¡Te advertí que tendrías que dormir en
otro lugar!
Giulian miró a Sam y ésta
se encogió de hombros, de modo que él caminó hacia la puerta y asomó la cabeza.
Dan estaba en medio del pasillo con cara de pocos amigos y seguía golpeando la
puerta de su habitación. Giulian salió y se acercó a él.
-
Vamos hombre, hay muchas otras habitaciones -- le
dijo sujetándolo por un brazo
Pero Daniel Douglas era tan
terco como el que más, de modo que seguía insistiendo tozudamente.
-
Yo quiero dormir en Mi cama
con Mi mujer --
dijo cual niño malcriado y Giulian rió por lo bajo
-
Dan, en tus condiciones te conviene mantenerte a distancia de esa amenaza
-- le dijo
-
¡Ya dije que quiero… -- pero la puerta se abrió y Amy salió
apuntándolo con su Athame
-
¡Lárgate ahora mismo Daniel Douglas!
Sam salió alarmada al
escuchar gritar de aquel modo a su madre y ayudó a Giulian a llevarse a Dan de
allí. Lo instalaron en la antigua habitación de Danny y se fueron a la suya.
-
Me alegra haber prestado atención
-- dijo Giulian cuando estaban en
la cama
-
¿A qué te refieres?
-
A que no me gustaría ser yo quien estuviese en otra cama -- Sam
sonrió y se acurrucó en sus brazos, algo que él aprovechó diligentemente.
A la mañana siguiente, Sam
despertó sobresaltada pero luego recordó que era domingo, de modo que iba a
acostarse de nuevo pero la notar que Giulian no estaba en la cama se levantó
a toda prisa. Que Giulian estuviese levantado
tan temprano un domingo era algo de lo más insólito, ya iba camino a la puerta
aun colocándose el salto de cama, cuando lo escuchó en el baño. Se detuvo y
cambió de rumbo.
-
¿Giulian estás bien? -- preguntó, pero no recibió respuesta, y
después de un momento perdió la paciencia
-- Si no me respondes ahora
mismo… -- pero la puerta se abrió en ese momento
Sam lo miró y se sintió
alarmada, Giulian parecía realmente enfermo estaba pálido, sudoroso y se
sostenía precariamente de la puerta. Ella se apresuró a ayudarlo a meterse en
la cama de nuevo, comprobó que no tuviese fiebre y luego salió a toda prisa de
la habitación, corrió por el pasillo pero luego se dijo que era un tonta.
Desapareció y apareció a las puertas de la habitación de Iván que ahora ocupaba
una en la otra ala del Castillo y llamó.
-
¿Qué sucede linda? -- preguntó él al verla allí parada con cara de
susto
-
No sé Iván, pero Giulian parece muy enfermo
Iván no perdió el tiempo y
fueron juntos a ver lo que ocurría. Pero después de examinar cuidadosamente a
Giulian, determinó que en apariencia no le sucedía nada.
-
Puede ser algún virus que esté comenzando --
dijo con duda -- o tal vez algo de lo que comió le cayó
mal --
y luego lo miró -- ¿Cuánto bebiste?
-
Casi nada
-
No confío en tus casi nada --
dijo Iván
-
De veras no lo hizo -- dijo Sam
-
Bueno, esperemos a ver cómo pasa las próximas dos horas y decidiremos si
llevarlo a Arx o no
Sam agradeció a Iván y
después que éste se marchó, le dio un beso en el frente a Giulian que se había
quedado dormido y se metió a bañar. Pero mientras lo hacía, una idea cruzó por
su mente, terminó de bañarse a toda prisa, se vistió, pasó un momento por la
habitación de los niños y luego fue a buscar a Iván de nuevo pero Elar le dijo
que acababa de recibir un mensaje urgente de Daira y había salido para Arx. Sam
volvió sobre sus pasos pero se detuvo, llamó a Willow y le pidió que estuviese
pendiente de Giulian que ella debía hacer algo y regresaría más tarde. Después
de eso caminó hacia el salón y se metió en el Dver.
Llegó al Hospital y se fue
directo hacia el despacho de Daira, estaba por llamar pero se detuvo al
escuchar el grito enfurecido de esta.
-
¡Voy a matar a McKenzie!
Sam pensó que lo mejor era
esperar y estaba por volverse cuando la puerta se abrió con violencia.
-
¡Daira espera no hagas una…!
-- estaba diciendo Iván que se
detuvo al ver a Samantha -- ¡Sam!
¿Sucedió algo con Giulian?
-- preguntó alarmado
-
No, solo quería hablar contigo
-- dijo ella insegura mirando a
uno y a otra
Sin embargo, en cuanto Sam
había dicho que no sucedía nada, Iván había sujetado a Daira.
-
Ahora te calmarás antes de hacer nada estúpido Daira
-
¡No haré nada estúpido, solo lo que debí hacer desde el primer día! --
vociferó ella y Sam se preguntó que habría hecho Jonathan ahora
Pero Iván era diez veces
más fuerte que Daira, de modo que la sujetó con firmeza y la condujo hasta la
silla y una vez allí, colocó sus manos alrededor de la cabeza de la Arzhaelí
hasta que ésta se tranquilizó un poco, aunque evidentemente seguía furiosa.
Iván se volvió hacia Sam, pero ella estaba considerando dejar las cosas así de
momento.
-
Podemos hablar luego -- le dijo
-
No linda, está bien -- le aseguró
-- ¿Qué sucede?
-
Es que lo estuve pensando Iván, y es posible que esté embarazada -- Iván abrió mucho los ojos pero conservó la
calma
-
Veamos Samantha -- dijo con calma --
¿Cuántas faltas…? -- pero ella estaba negando
-
Ninguna, pero ese extraño malestar de Giulian fue lo que me hizo pensarlo,
tal vez solo sea una tontería y este equivocada pero…
-
Vamos a comprobarlo -- la interrumpió él y la condujo hasta la
camilla
Sam se recostó en ella
mientras Iván efectuaba la comprobación y al cabo de unos minutos Iván la miró.
-
Felicidades señora Cornwall, tiene usted dos semanas de embarazo -- le
dijo mientras sonreía
-
¡Lo sabía! -- exclamó ella colgándose de su cuello, pero
luego miró a Daira que seguía en actitud hostil
-
Bienvenida al club -- dijo Daira en forma irónica, pero en cuanto Sam
procesó la información, saltó de la camilla y corrió hacia ella y la abrazó
-
Felicidades Daira, seguramente Jonathan se pondrá muy contento
-
¡No me hables de ese infeliz!
En ese momento Sam entendió
la furia de Daira, pero le hizo gracia el asunto porque le recordó a Diandra.
Iván las miraba a ambas y aunque se alegraba por las dos, se preguntaba cómo
terminarían las cosas para Jonathan, porque al menos Samantha no quería
asesinar a Giulian, mientras que si Daira veía
a Jonathan en aquel momento lo más probable era que le fuese muy
mal, aunque personalmente le parecía muy
injusto porque tan responsable era el uno como la otra. Iván suspiró con resignación esperando que el
día terminase con menos agitación que como había comenzado. ¡Vaya domingo!
Pensó antes de volver a casa.
Sam e Iván llegaron y ella
emprendió la carrera hacia las escaleras pasando como un rayo al lado de sus
asombrados padres que habían suspendido su discusión.
-
¡Samantha! -- exclamó Iván y ella se detuvo mirándolo -- Haz
el favor de no hacer eso
-
¿Qué sucede? -- preguntó Dan mirándolos a ambos
-
Luego te lo digo papá, debo hablar con Giulian primero --
dijo ella
-
¿Qué debes hablar conmigo?
-- preguntó el susodicho que
venía entrando al salón
Pero en lugar de contestar,
ella se lanzó en sus brazos y aunque eso siempre lo alegraba en grado
superlativo, sentía curiosidad. Sam se separó un poco y lo miró.
-
Giulian, vamos a tener otro bebé
-- le dijo sin más preámbulo
Mientras Amy y Dan lanzaban
gritos alborozados, la sonrisa de Giulian se había esfumado y tenía cara de
auténtico terror. En cuanto Dan lo notó, comenzó la implacable sesión de
burlas.
-
¿Asustado Cray? Me pregunto por qué será si tus hijos son unos chicos tan buenos que uno ni se entera que
están por ahí
Pero Iván que había visto
con claridad lo que pasaba por la mente de Giulian, se abstuvo de decir nada,
mientras que Sam lo estaba mirando en forma amenazante.
-
¡Giulian Cornwall! -- exclamó la chica sacudiéndolo por los
hombros -- Si te atreves a decir que no quieres a este
bebé…
-
¡No princesa! -- se apresuró a
decir él -- ¿Cómo puedes pensar eso?
-
¿Será por la cara que traes?
-- preguntó Dan en forma irónica
-
Princesa, no podría estar más feliz, te lo aseguro -- le
dijo abrazándola
Sin embargo, un rato más
tarde cuando Sam subió a ver a los niños y mientras Dan seguía en su política
de hostigamiento, Iván decidió intervenir.
-
¡Cállate Dan! -- le ordenó para sorpresa de éste y luego se
acercó a Giulian -- Escúchame Giulian, no tiene por qué ser así
-
¿Cómo puedes estar seguro?
-
Primero porque no siempre es igual y segundo porque en esa oportunidad
obedeció a una serie de factores que provocaron ese desenlace
-
¿De qué demonios hablan? -- preguntó Dan mirando a uno y a otro, pero
ninguno de los dos le prestó atención
-
Iván, no me veo en capacidad de pasar por eso de nuevo, sentí que iba a
morir de dolor
-
Préstame atención, Samantha tuvo un embarazo agitado desde el inicio.
Primero la pelea contigo y los días que estuvo desaparecida, segundo estaba a
finales de semestre con montones de trabajos por entregar y por último el mal rato que pasó el día de
tu cumpleaños, todo eso influyó en que tuviese un parto tan difícil
Dan finalmente había
comprendido de qué hablaban y también recordó esas terribles horas, y al igual
que Giulian no se veía en capacidad de pasar por eso otra vez.
-
Pero de nuevo está a finales de semestre
-- dijo Giulian
-
Sí, pero el embarazo apenas está iniciando, en dos meses más ella habrá
terminado sus estudios y de ahí en adelante nos esforzaremos todos en que tenga un embarazo tranquilo
Giulian alcanzó cierto
grado de serenidad, pero pensaba que lograr que Samantha se estuviese tranquila
era un asunto difícil. Sin embargo, se propuso a hacerlo y para ello debía
calmarse primero él como le dijo Iván.
-
Una cosa Giulian -- dijo Dan
-- Solo espero que esta vez sea
una niña, primero porque ya tenemos suficientes demonios y segundo porque tengo
la esperanza de que sea más tranquila, y de preferencia solo UNA
Giulian abrió los ojos con
desmesura, porque no había pensado en eso y ciertamente ese pensamiento no
contribuía en forma especial a su tranquilidad, porque si su hipotética futura
hija se parecía solo un poco a sus hermanos, estaba seguro que no los vería
crecer, ya que con toda seguridad lo matarían de un susto. Mientras él pensaba
en todo eso, Iván y Dan se partían de risa viendo su cara.
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