LMA 3

LMA 3
La vida que habían vivido hasta ahora había sido peligrosa pero nunca se sentaron a ver lo que sucedía, sino que participaron activamente en todo ello. Ahora tenían que reconstruir sobre las cenizas de la tristeza y de la pérdida, y para poder seguir tenían que comenzar todo de nuevo. Nunca nada sucede como suponíamos o como teníamos previsto pero siempre el universo nos brinda una nueva oportunidad. La vida les había dado mil razones para llorar pero ahora se disponían a encontrar otras mil para reír, debían dejar descansar a los que se habían ido pero siempre tendrían un lugar en el recuerdo y en el corazón de todos, y disponerse a comenzar… Una nueva vida

viernes, 15 de agosto de 2014

Cap. 66 El Enemigo…



Muchos años habían pasado desde que Bastian encargara a  Menshikof el cuidado de su hijo. Este hombre había cumplido el encargo hecho por su señor con celo. Nunca llegó a sentir verdadero cariño por el niño, pero su vida dependía de cumplir esa orden.

Aunque Bastian nunca iba a ver a al niño, él creció sabiendo que los que cuidaban de él no eran sus parientes, y a pesar de que se preguntó muchas veces por qué lo mantenían alejado de su familia, nunca le dieron esas respuestas.

A medida que pasaron los años se fue haciendo evidente que Jared, que era el nombre que le habían colocado al niño, había heredado la crueldad de su progenitor. Los niños en general huían de  su compañía, y cualquier animal que se le acercara sufría horrorosas muertes.

Menshikof no se encargaba en forma personal del cuidado del chico, lo hacía su esposa y ésta no dejaba de quejarse en el sentido de que Jared mostraba un comportamiento cruel y de la arrogancia con la que se conducía.

Cuando se acercaba su décimo cumpleaños Jared fue informado de su verdadero nombre y origen, lo que no causó mayor sorpresa en él, ya que siempre se había sabido importante, lo que sí hizo fue aumentar su ya muy crecido ego.

Jared como era lógico, había sido  enviado a Reinheit. Desde su primer año en el colegio dio muestras de una extraordinaria inteligencia, pero por recomendación expresa de su padre se hizo notar lo menos posible. Era encantador con todos, por lo que era apreciado por sus maestros, pero se mantenía de bajo perfil. Uno que otro profesor llegó a vislumbrar el poder de aquel apuesto joven, por lo que se hicieron secretas apuestas entre ellos, de que el muchacho alcanzaría gran relevancia en el mundo Arzhvael.

Jared dedicó gran parte de sus años en el colegio para investigar acerca de su mundo y del mundo Firbolg, pero incluyó además en sus investigaciones  las diferentes formas de adquirir un poder superior, algo con lo que estaba de veras obsesionado.

Sus investigaciones lo llevaron hasta una antiquísima historia acerca del Señor de las Tinieblas. Esta trataba acerca de una poderosa fuerza que era ostentada por uno de los Señores de los Elementos que al volverse demasiado ambicioso, había sido desterrado de los dominios de sus hermanos y posteriormente apresado. La leyenda contaba que aquel que encontrara la prisión del Señor de las Tinieblas y lograra liberarlo, se haría acreedor a su gratitud y por tanto le serían otorgados sus poderes.

Jared dedicó incontables horas, noches y meses a la investigación de esta leyenda. Los profesores al verlo tan afanado en la biblioteca en lugar de andar haciendo travesuras como sus compañeros, llegaron a la conclusión de que era un alumno con mucha sed de conocimientos.

Fueron muchos los  días en que se sintió frustrado, se repetía a sí mismo Estoy cerca, estoy muy cerca, pero en esa época en realidad no estaba más cerca de hallar la información que buscaba que de alcanzar la luna con las manos.

No obstante, no se dio por vencido y ni siquiera en vacaciones cesaba su búsqueda. Gracias a eso, encontró una vieja librería que pocos Arzhvaels visitaban y en ella vio Jared el primer fruto de sus esfuerzos. El viejo dependiente le proporcionó información muy valiosa, que de ser cierta, lo colocaría en el camino correcto hacia su meta. Lamentablemente para el bibliotecario, se convirtió también en su primera víctima. Jared consideró imprudente dejarlo con vida y correr el riesgo de que la valiosa información que le había proporcionado fuese entregada a otros.

Cuando cumplió trece años, fue el día más feliz de su vida. Su padre le contó muchas cosas y le aseguró que era el Nemhain más poderoso del mundo y que no tardaría en alzarse con el poder absoluto,  él era el príncipe heredero y juntos gobernarían el mundo.

Desde que Jared cursaba el cuarto año en el colegio, había descubierto la enorme atracción que ejercía sobre el sexo opuesto. Las chicas lo perseguían con insistencia, por lo que en un momento determinado comenzó a relacionarse en serio con ellas, pero una vez que las conseguía dejaban de interesarle, si es que puede decirse que alguna le interesara realmente. Y hay que agregar que eso era extraordinariamente afortunado para las chicas, ya que en sus relaciones con ellas, demostró su sadismo y el poco valor que les concedía. Una vez que las poseía quedaban en tan malas condiciones que no hubiesen considerado volver a acercársele. El misterio del asunto es que ninguna lo denunció nunca.

Por esa misma época, cometió su segundo asesinato. Su segunda víctima fue la mujer que  hasta esos momentos había sido como su madre. El siempre supo que aquella despreciable criatura no era su madre y se sentía realmente enfermo cuando lo llamaba hijo. Una tarde, después de una desagradable discusión acerca de cierta chica a la que había cometido el error de llevar a su casa y de la que la mujer había escuchado gritos desesperados, sintió la ira crecer en su interior. ¿Quién se creía aquella estúpida para criticarlo o reclamarle nada? Con un odio frío apuntó su Gwialen y le quitó la vida.

Otra cualidad heredada de su nefasto padre, fue la habilidad para rodearse de individuos que gracias a su magnetismo, se convertían en sus satélites dispuestos a ejecutar cualquiera de sus órdenes. No consideraba amigo a ninguno, los veía como una especie de sirvientes complacientes.

Una mañana Menshikof había ido por él a la escuela y sin mayores explicaciones se lo había llevado. Aunque Jared estaba indignado, esto se le pasó muy pronto cuando fue conducido ante su padre. No había vuelto a verlo desde que cumpliese trece años, de modo que se emocionó mucho. Sin embargo, por algún motivo Bastian estaba furioso.

-          Hoy aprenderás una importante lección Mikael  --  le dijo mientras caminaban por los pasillos de una antigua construcción

Salieron a un patio exterior donde estaban alineados varios hombres y mujeres, y por sus expresiones, el chico supo que estaban muy asustados. Luego se enteró que habían fallado en una importante misión relativa a sus sobrinos, los gemelos Douglas y a los que había aprendido a odiar por encargo. Pero para lo que definitivamente no estaba preparado, era para la masacre que tuvo lugar ante sus ojos. A pesar de que aquel chico había demostrado ser muy cruel, lo que vio hacer a su padre lo superó. Lo que luego comprobaría que había sido un gran error, porque demostrar aquella debilidad ante Bastian, le había acarreado el ser encerrado en un calabozo durante varios meses, luego de lo cual había sido enviado nuevamente al colegio sin siquiera una palabra por parte de su padre.  Aquello convenció a Mikael de que no podía volver a demostrar debilidad, temor o piedad hacia nadie.

Su tercer asesinato fue cometido más por accidente que por verdadera intención de matar  y se trató de una mujer firbolg. Por lo general las firbolgs eran mucho más fáciles de seducir pero aquella tonta mujer seguía sin prestarle atención, porque supuestamente estaba muy enamorada de su novio. En realidad no era ni tan bonita ni tan seductora como para tomarse la molestia, pero lo enfurecía y no podía aceptar de buen grado el ser rechazado, esa palabra no figuraba en su diccionario particular, de modo que solo le quedó el camino de someterla por la fuerza. Pero que en aquella ocasión su sadismo llegó a límites que difícilmente habrían podido ser resistidos por nadie y la chica murió. De esta absurda manera cometió su tercer asesinato y solo tenía quince años. Pero lo más escalofriante fue que descubrió que lo había disfrutado mucho, lo que hizo que se sintiese absurdamente feliz al pensar que esto lo acercaba más a su progenitor.

Cerca de su decimosexto cumpleaños recibió la más trágica de las noticias. Su padre había muerto. Y no era que solo había muerto, sino que había sido asesinado por sus despreciables sobrinos, pero nada de eso habría tenido mayor importancia, porque no había tenido oportunidad de desarrollar una verdadera relación afectiva con su padre, lo que realmente lo golpeó fue el saber que Bastian lo había desheredado. Requirió de un gran esfuerzo de voluntad terminar el colegio pero ahora se encontraba mejor preparado para comenzar las dos cosas que ocupaban su mente, hacerse con el poder del Señor de la Tinieblas y su venganza en contra de los gemelos Douglas, a quienes hacía responsables de su desgracia.

Al salir de la escuela se fue  a Inglaterra, el idioma no sería un problema porque aunque había crecido en Rusia, tanto la asquerosa mujer que lo había criado como el marido de ésta hablaban inglés, de modo que era su segunda lengua.

Un día paseando en el St. James Park, se acercó a una chica francamente hermosa, ya la había visto el día anterior pero ese día decidió hablarle. Era evidente que aquella niña tenía un enorme problema, la tristeza de sus ojos no podía mentir. Viéndola más de cerca confirmó su impresión de que era extraordinariamente atractiva, tenía un sedoso cabello de un negro salvaje y unos ojos que parecían amatistas que brillaran bajo una intensa luz, un cuerpo perfecto y como pudo comprobar después, una voz musicalmente seductora. Pero no estaba lista, llevaría tiempo seducirla porque estaba sepultada por la tristeza, además que le tomó un par de segundos enterarse de que no era una firbolg sino una arzhvael. Rió para sus adentros, porque hacerle daño a ese cuerpo níveo, iba a ser extremadamente placentero.

Pero su suerte mejoró considerablemente cuando se presentaron y se enteró de que aquella adorable criatura era nada más y nada menos que Samantha Douglas, la odiada asesina de su padre y culpable de todos sus males, por lo que se sintió regocijado. Su venganza estaba a punto de comenzar.


Estefanía Lery era una mujer orgullosa, provenía de una de las familias que más se vanagloriaba de la pureza de su sangre pero a pesar de ello, había tenido que tragarse su orgullo para ir a hablar con el Presidente del Consejo, Peter McKenzie, ante quien no gozaba del favor que en otro tiempo les fuera brindado por anteriores Presidentes. Aún así, acudió a verlo pero fue tiempo perdido, porque aunque rogó, suplicó, intentó sobornar y  en suma, llegó más allá de lo que su mencionado orgullo le habría permitido en condiciones normales,  no consiguió nada.

Su esposo, Kristoff Lery, cumplía una condena de diez años en Fangelsi, que no había sido más larga porque no había podido demostrarse una participación más activa en los planes de Nurión. Sin embargo, por culpa de los odiosos y odiados gemelos Douglas, su hijo Frieg había sido encerrado por cinco años en el mismo lugar.

Era por todos conocida la historia de la relación de su familia con Bastian O’Neill. Por tanto, desde su caída y desde que todos descubrieran que él y Nurión eran la misma persona, y el posterior encarcelamiento de su esposo, la sociedad en general le había dado la espalda. Lo único que le quedaba era su hijo y ahora también lo había perdido.

Después de todos estos fatídicos sucesos, se fue a su casa de campo, lejos de todo y de todos. Un día un Nisser entró apresuradamente a la estancia.

-         Ama  --  dijo el sirviente  --  tiene una visita.

-         ¿Una visita?  --  era algo realmente extraño, nadie la visitaba hacía mucho tiempo  --  ¿De quién se trata?

-         Del joven amigo del amo Frieg  --  contestó  --  El señor Konstantin.

Estefanía sintió que la ira crecía en su interior. Ese mal nacido había sido quien empujara a su hijo a cometer aquella locura.

-         Dile que no es bienvenido en esta casa  -- le dijo al Nisser, pero ya el joven estaba ahí.

-         Me resisto a creer que una dama tan hermosa tenga tan malos modales en cuanto a hospitalidad  --  dijo el chico

Estefanía miró al Nisser y le hizo una seña para que se retirara. Ella sería una mujer hermosa de no ser por esa expresión de desprecio hacia todo y hacia todos. Sin embargo, ésta había sido sustituida por una de odio feroz. Aún así, a la persona a quien estaba dirigido ese odio no parecía preocuparle, más bien tenía una expresión de curiosa admiración. Esto, naturalmente sorprendió a la mujer pero no la hizo callar.

-         ¿Qué haces en mi casa?  Como ya escuchaste no eres bienvenido.

-         ¿Y puedo preguntar la razón?

Estefanía no podía creer que hubiese alguien tan desvergonzado.

-         ¿Crees que no sé que por tu culpa mi hijo está donde está?  --  preguntó indignada

-         Lo siento, pero me parece que está viendo las cosas de forma equivocada.

-         ¿Equivocada?  --  tenía deseos de golpearlo  --  Fuiste tú quien convenció a mi hijo para hacer lo que hizo.

-         Como dije, está equivocada. Frieg tomó su decisión solo. No voy a negar que teníamos ciertos planes pero las cosas no salieron como esperaba.

No podía creer lo que estaba oyendo, ni la tranquilidad con la que hablaba. El muchacho se había ido acercando, ya estaba al alcance de su mano y fue precisamente eso lo que levantó pero no pudo cumplir su cometido, porque el chico le aferró con fuerza la muñeca.

-         Eso sería una tontería, señora Lery  --  dijo --  podría olvidar que soy un caballero.

-         Solo eres un niño estúpido y cobarde que abandonó a mi hijo después de haberlo arrastrado a…

Pero calló súbitamente, el rostro del muchacho estaba muy cerca del suyo, su expresión había cambiado y un brillo asesino apareció en sus ojos.

Ciertamente Mikael estaba muy cerca, la ira de la mujer lo divertía, pero cuando lo llamó cobarde un odio frío lo invadió.

-         Cuidado Estefanía  --  dijo arrastrando las palabras  --  podrías arrepentirte de lo que estás diciendo.

-         ¿Te atreves a amenazarme?  --  escupió la mujer que se había recuperado de la impresión 

De pronto Mikael la empujó contra la pared y tomando su rostro por el mentón, lo apretó con rudeza.

-         Ya me cansé de este jueguito, ahora vas a escucharme. Si tu hijo está en la cárcel es por imbécil, por no haberse podido resistir a los encantos de una mujer. En este  momento podríamos estar haciendo cosas mucho más importantes pero no, él decidió revolcarse con la niña malcriada.  Si no hubiera estado perdiendo el tiempo, habría podido escapar como lo hice yo. Así que no me digas que yo tengo la culpa de la estupidez de tú hijo.

Estefanía estaba sorprendida y aterrorizada a partes iguales. Nunca nadie le había hablado de ese modo ni la había tratado con tanta violencia. Pero fue recuperando su compostura y su altivez.

-         Suéltame  --  le dijo  --  no tienes ningún derecho a venir a MI casa, a hablar mal de mi hijo, y mucho menos a gritarme, ni a…

Una sonrisa maligna se había ido dibujando en el rostro del muchacho.

-         Por si no lo has notado  --  dijo como si hablara del tiempo  --  no estás en posición de portarte con tanta arrogancia. Estás sola, eres mujer ¿qué me impide hacer lo que me plazca? Todavía eres hermosa Estefanía, y bien podría disfrutar mucho de tu compañía.

Y diciendo esto, había colocado la  mano libre en la cintura de la aterrorizada mujer. En ese momento Estefanía tuvo la certeza de que aquel individuo era positivamente peligroso y aun no sabía la peor parte.

Mikael por su parte, pensaba que aquella mujer podía servirle de diversión, pero en este momento no podía distraerse. De modo que la soltó.

-         Ahora siéntate y escucha  --  le dijo  --  Necesito tu casa.

-         Mi casa casi fue destruida la noche que…

-         Tu “otra” casa.

-         Te refieres a… ¿esta casa? ¿Te has vuelto loco? ¿Qué te hace…  --  pero el resto de la frase murió en sus labios al ver los ojos de él

-         Veo que comenzamos a entendernos  --  dijo  --  Como ya te dije, necesito la casa. Me quedaré aquí un tiempo  --  continuo mirándola con sorna  --  necesito reunirme con varias personas en un lugar discreto y apartado como éste. Y como veo que lo único bueno que hizo tu hijo, fue mantener en secreto mi identidad, en tu beneficio voy a revelártela. Mi verdadero nombre es Mikael O’Neill.

Estefanía abrió mucho los ojos y se llevó la mano al pecho.

-         Ya veo que te resulta familiar  --  continuó  --  mejor, así no tendré que hacer tediosos recuentos. Y mientras hagas lo que yo te diga, no tienes nada que temer --  agregó, pero la expresión de su rostro desmentía sus palabras  --  Ya sé que eres una traidora, fuiste a arrastrarte a los pies de Peter McKenzie pero estoy dispuesto a olvidar esa pequeña falta de tu parte si tu comportamiento me resulta útil y… satisfactorio  --  concluyó mirándola de arriba abajo.

Estefanía perdió el poco valor que le quedaba, si él era quien decía ser, y le quedaban pocas dudas de que así fuera, estaba perdida, no podía hacer nada.

-         Ahora con tu permiso  --  dijo – voy a prepararme para recibir a unas personas

Se quedó sentada allí pensando que su vida no podía ser peor. Primero Kristoff preso, después Frieg y su obsesión por esa niña estúpida que lo llevó a donde había acabado, y ahora esto. Pero no tenía idea de que lo peor ni siquiera había comenzado.

Mientras tanto en el salón.

-         No estoy seguro de que esto sea muy inteligente  --  decía uno de los asistentes a la reunión.

-         Supongo que no estarás cuestionando mis órdenes  --  dijo Mikael

-         ¿Para qué necesitamos a esos?

-         Mi padre lo único que me dejó fue la enseñanza de no cometer sus mismos errores. Primero no voy a irrumpir en el mundo Arzhvael sin tener las armas apropiadas para hacerme con el poder en forma definitiva. Segundo, me aseguraré de que mis enemigos estén bien muertos, y tercero si quiero someter a los firbolgs, tengo que atacarlos desde dentro, si hago que se destruyan entre ellos mismos, la mitad del trabajo estará hecho.

Nadie dijo más nada, de modo que pensando que había dejado bien establecido su punto, pasó a otro asunto.

-         Ahora pasemos a lo que les encargué. ¿Cómo va la investigación?

-         La lista es sorprendentemente corta  --  dijo un hombre  con voz de rana  -- para ser quienes son, me habría imaginado que sería más difícil.

-         Explícate  y se preciso, no me gustan los adornos  --  dijo Mikael con fastidio

-         No tienen más familia que ellos mismos. Es decir, los padres, los hijos, sus parejas y los críos. Sus únicos amigos son los McKenzie, y uno que otro miembro de la estúpida Orden. Y bueno, no sé si sirva de algo pero el chico está relacionado con unos firbolgs que al parecer son como una especie de familia, porque vivió con ellos hasta los siete años. No hay nada más.

-         Firbolgs  --dijo pensativo  --  ¿Y qué sabemos de ellos?

-         Una pareja, tres hijos y viven en algún lugar de Dublín.

-         ¿En algún lugar?  -- la pregunta sonaba a amenaza en vez de pregunta

-         Bueno…  --  dijo el hombre vacilante  --  puedo conseguir la información exacta pero no pensé que eso te interesaría.

-         Pues hazme y hazte un favor  --  dijo con voz venenosa  --  ¡No pienses!  Aquí el único que piensa soy yo. Y eso va con todos.

-         Mikael --  dijo otro hombre más joven  --  ¿por qué complicarse tanto la vida? Secuestremos a la chica primero, es la más joven y ha de ser la más débil, y luego nos encargamos de los padres, así solo quedaría el muchacho.

-         Cuando dije que no pensaran, lo hice por una razón  – siseo furioso  --  Ustedes no entienden, en primer lugar lo del secuestro ya se probó y no sirve, ellos tienen un sistema para comunicarse que yo desconozco pero que es efectivo y les permite localizarse. Segundo, los hijos ya tienen hijos a su vez, nadie puede quedar vivo. Por último, primero quiero verlos sufrir  y la mejor manera es atacando los que más quieren. Adam  --  se volvió hacia el hombre que le había dado la información  --  quiero la localización exacta de los firbolgs lo antes posible. Y esta vez no quiero errores como lo de los McKenzie ¿entendido?

-         Mikael  -- dijo otro de los que habían permanecido en silencio  -- Aquí están los mapas que me pediste  --  y le entregó unos pergaminos muy viejos  --  es todo lo que se conserva de esa zona.

-         Bien Webber, apenas termine con esto partimos. Espero que tengamos  más suerte esta vez. ¿Cuándo tenemos la luna en cuarto creciente?

-         En dos semanas.

Mikael sonrió e igual que su padre, este gesto en vez de hacerlo más atractivo hacía que sus facciones se vieran más duras y crueles.

Las cosas no habían salido como las había planeado, a la fecha no había podido tomar venganza y sus enemigos parecían crecer, porque  la hija de su hermano estaba viva, es decir la madre de los gemelos y eso desde luego no podía ser, aparte de ello, los mocosos parecían multiplicarse. Haber estado tan cerca de acabar con Samantha y que todo se hubiese ido al demonio por la estupidez de Frieg, lo enfermaba,  pero decidió olvidarse de los Douglas por el momento y concentrarse en el otro asunto.

Después de varias horas, Mikael iba maldiciendo su suerte. No podía creer que le estuviera tomando tanto tiempo algo que suponía debía ser si no sencillo, por lo menos no tan complicado. Al mismo tiempo una duda taladraba su cerebro ¿Lo habrían engañado? ¿Habría tomado por cierto un cuento para niños? Pero por otro lado se negaba a creer aquello. De pronto se detuvo con los ojos muy abiertos. Había visto claramente un destello a pocos metros de donde se encontraba. Se acercó sin despegar los ojos del lugar y lo volvió a ver. Caminó más deprisa, casi corriendo hasta llegar al sitio pero no había nada más que un gran árbol allí. Lo rodeó, el diámetro del tronco era bastante grande, buscando el origen de la luz pero no encontró nada y se sintió frustrado. Colocó ambas manos en el tronco del árbol y apoyó la frente en él. Entonces lo sintió.

La tierra comenzó a vibrar con violencia y una luz muy brillante lo rodeaba. Cayó al piso y en ese momento cesó el temblor. La luz había desaparecido. Su mente rápida analizó la situación y llegó a una igualmente rápida conclusión. Volvió a colocar las manos en el tronco del árbol pero está vez se afirmó bien para no volver a caer. Apenas sus manos tocaron el tronco, la tierra comenzó a vibrar nuevamente pero ya estaba preparado. La luz apareció de nuevo brillando con intensidad. Sintió que aquel enorme árbol estaba a punto de partirse pero no lo soltó. A continuación una puerta de oro sólido se materializó donde tenía las manos pero no tenía ninguna cerradura visible.

-         ¿Cómo la abro?  --  se preguntó

Y apenas las palabras terminaron de salir de su boca,  la respuesta apareció escrita sobre la puerta. Sonrió y pensó que era una suerte que sus estudios de Ocultismo le hubiesen proporcionado el conocimiento en idiomas antiguos también. Pronunció la palabra y la puerta se abrió. Se sintió exultante,  lo había conseguido.

Entró a un enorme salón, unos grandes pilares sostenían un techo abovedado y para su sorpresa, a través de este seguía viendo el cielo nocturno con la luna en cuarto creciente. Por precaución sacó su Gwialen y avanzó pero apenas había dado unos pasos se detuvo. Una figura muy peculiar apareció ante sus ojos. Su cuerpo era el de un  toro y unas alas le salían por los costados, pero lo realmente impresionante era que su cabeza, era la de un hombre. La criatura se desplazaba de un lado a otro, no parecía tener intenciones de atacarlo pero aún así no se sentía muy seguro de avanzar. Sin embargo, ya había llegado hasta allí, de modo que dio otro paso. Cuando había avanzado media docena de pasos, se detuvo bruscamente. Aquella cosa se había puesto en posición de saltar.

-         No puedes estar aquí 

Supuso que las palabras habían salido del hombre-animal, pero no lo vio mover los labios. Tenía un problema ¿Cómo se deshacía de aquello? Levantó su varita y lo atacó, lo cual fue un error, ya que el conjuro rebotó y se regresó hacia él que afortunadamente convocó un escudo a tiempo. Pero su situación empeoraba, porque desde arriba sintió un chillido. Se echó apresuradamente hacia atrás y fue sensato, porque la nueva criatura evidentemente iba a atacarlo, pero remontó el vuelo cuando él retrocedió. Dedujo que si traspasaba cierto límite sería atacado por aquella cosa. Se dedicó a pensar un momento, miró a su alrededor y se dijo que tenía que haber otro camino.

-         No  -- dijo una voz a sus espaldas  --  no lo hay

Sorprendido alzó su Gwialen y se volvió. Una mujer de extraordinaria belleza se acercaba. Su cuerpo estaba cubierto por una tela muy fina que dejaba ver las sinuosas curvas del mismo.

-         Baja eso,  no puedes hacerme daño  --  le dijo

-         ¿Quién eres?  --  preguntó desconcertado

-         ¿Eso importa? ¿Qué haces aquí?

Algo había en los ojos de aquella mujer que lo obligaba a decir la verdad.

-         Quiero liberar a AKHASHA

La mujer lo miró un largo momento y luego habló de nuevo.

-         Para eso necesitarías el Corazón de Diamante y no puedes llegar hasta él.

-         ¿Por qué? --  preguntó con enfado  --  Cuando consiga vencer a esas criaturas lo lograré  --  agregó con su habitual arrogancia

-         No, no lo harás  -- dijo la mujer con tranquilidad  --  Nadie puede. Solo una persona puede atravesar ese salón sin ser agredida.

-         ¿Quién?

-         No puedo decírtelo.

Pensó por un momento. Las cosas se estaban complicando mucho. En todo lo que leyó y lo que logró averiguar, nada decía que debía ser alguien específico quien pudiera lograr lo que él quería. Se le ocurrió una idea y aunque le parecía absurda, decidió ponerla en práctica.

-         ¿Puedes ayudarme?  --  le preguntó a la mujer

-         Puedo  --  contestó

-         ¿Lo harías?

-         Con una condición.

-         ¿Cuál?

-         Debes liberarme.

-         ¿Liberarte? ¿Estás aquí contra tu voluntad?  --  preguntó extrañado

-         Así es. Fui encerrada aquí como castigo.
Mikael pensó con rapidez. Había creído que aquella hermosa criatura era una guardiana, pero si no era así y estaba allí presa eso era ventajoso para él, ya que había dicho que estaba dispuesta a ayudarlo a cambio de su libertad. Tomó su decisión.

-         Muy bien, lo haré. ¿Cómo te llamas?

-         Es algo que debes pensar bien  --  dijo  --  Para liberarme debes unirte a mí y a partir de ese momento, no podrás amar a ninguna mujer. Perderás la capacidad de amar a nadie más.

El sonrió. Aquello mejoraba enormemente su situación. Teniendo en cuenta que nunca había amado a nadie ni tenía planes de hacerlo, se hacía muy fácil cumplir con la condición.

-         Estoy dispuesto a hacerlo  --  le dijo

-         Muy bien  --  dijo la mujer sonriendo  -- Mi nombre es Alseides.

-         De acuerdo, ahora dime cómo puedo pasar.

-         Tú no puedes pasar.

Se enfureció. ¿Acaso aquella mujer se estaba burlando de él? Pero ella continuo hablando.

-         Ya te dije que solo una persona puede hacerlo. Sin embargo, hay otra forma.

-         ¿Y es…?

-         Una criatura de corazón puro, que no haya sido contaminada con los vicios del mundo, cuyo corazón aún conserve la inocencia. Por sus venas debe correr sangre arzhvael legada por muchas generaciones. Debe ser mujer y no tener más de cinco años en la medida de tu dimensión. Solo una criatura así podrá pasar y no ser atacada. Y solo para ella será visible el Corazón de Diamante.

Su mente corría a toda velocidad, se le presentaba un serio problema con eso, pero ya lo resolvería.

-         ¿Pero, a una niña pequeña cómo se le dan instrucciones acerca de cómo llegar hasta el Corazón de Diamante?

-         Eso no debe preocuparte, su instinto natural y su espíritu no contaminado la guiarán y regresará a ti con la piedra.

Bien, pensó él. Solo tenía que conseguir a la niña y luego se desharía de ella de forma rápida.

-         No  --  dijo la mujer  --  no debes hacerle ningún daño. Al momento en que lo hagas, la piedra desaparecerá.

Bueno, esto complicaba un poco las cosas pero ya lo resolvería también. Pensó que debía tener cuidado con lo que pensaba, porque evidentemente ella podía penetrar en sus pensamientos.

-         Así es  --  dijo  --  puedo ver lo que estás pensando, así que nunca intentes engañarme, si lo haces sufrirás terribles consecuencias.

-         Siendo así  --  dijo  --  sabes para qué quiero liberar a AKHASHA

-         Lo sé. Los conflictos entre ustedes no me interesan. Lo que hagas con los poderes que te serán otorgados, es asunto tuyo. Mientras cumplas con tu compromiso conmigo, todo lo demás no me incumbe.

-         Volveré

-         Lo sé. Te estaré esperando.

Se encaminó hacia la salida saboreando de antemano su triunfo. Estaba a punto de conseguir lo que le hacía falta para alzarse con un poder más allá del que cualquiera hubiese soñado. Después de eso, el mundo temblaría ante el nombre de Mikael O’Neill.


2 comentarios:

  1. Tiembla Mikael Tiembla!
    Igual o peor q Bastian el hijito eh!
    Nos leemos en el siguiente :)

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    1. Hoola Keila...

      Pues sí, toda una "joya" el muchachito :-/...

      gracias Keila... nos leemos en el sig... kisses...

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