El día del cumpleaños de
Brendan, fue uno de los más alocados que Giulian recordaba haber vivido. La
primera noticia de la mañana fue para variar que ni Brendan ni Elijah estaban
en su habitación. En cuanto verificaron que ninguno de los dos estaba dentro
del Castillo, tuvieron pocas dudas de dónde se encontraba Elijah y menos aún de
dónde podía estar Brendan. De modo que Sam se encaminó hacia el Lago mientras
que Giulian lo hacía hacia el bosque.
Tal y como había imaginado,
Brendan se encontraba con Gwyn pero
no solo con ella, sino que para sorpresa de Giulian, había una impresionante
reunión de Dríades alrededor de su
hijo.
-
Saludos mi señor -- dijo Gwyn
en cuanto éste se acercó
-
Buenos días Gwyn --
correspondió él al saludo -- ¿Puedo preguntar a qué se debe esta reunión?
-
Solo han querido venir a presentar sus respetos al pequeño señor --
dijo ella
-
Bueno, se los agradezco mucho pero el pequeño señor ahora debe ir a desayunar
-
Estoy desayunando papi -- dijo Brendan
Y cuando Giulian se acercó,
vio que efectivamente había un gran festín
de frutas variadas sobre una piedra plana que hacía las veces de mesa natural.
Evidentemente las Dríades habían
obsequiado a Brendan con una gran cantidad de frutas, muchas de las cuales él
no había visto nunca antes.
-
Ven y come con nosotros papi
-- dijo el chico, y para no
parecer grosero Giulian se sentó a su lado
Sam por su parte, se había
acercado a la orilla del Lago, había llamado a Sealkie, y unos segundos después el elemental apareció ante ella.
-
¿Llamaste mi señora?
-
Sí Sealkie ¿podrías buscar a Elijah?
-
Por supuesto mi señora
El elemental se unió a las
aguas y unos minutos después salían de éstas Elijah y la que suponía sería Naiad, según lo que le había dicho Mael.
-
Saludos mi señora -- dijo la Ninfa haciendo una cortés reverencia
-
Hola Naiad, me alegra
conocerte -- dijo Sam mientras se agachaba para quedar a
la altura de su hijo que venía hacia ella
-
¿Me buscabas mami? -- preguntó mientras le daba un beso a su madre
-
Sí corazón, supongo que no has olvidado que hoy es el cumpleaños de
Brendan ¿verdad?
-
No, pero ya lo felicité y ahora él está con Gwyn -- respondió el niño con su calma característica
-
De acuerdo mi amor, pero debemos ir a que te cambies de ropa para el
desayuno -- Elijah no discutió con su madre y ambos se
despidieron de Naiad
-
Ha sido placer conocerte Naiad -- le
dijo Sam
-
Solo tienes que llamar si me necesitas mi señora y siempre acudiré a tu
llamado
-
Gracias
A Sam ya no lo sorprendía
mucho aquella actitud, ya que había escuchado el mismo asunto por parte de los
demás elementales, y por alguna razón Elijah se sintió contento de que su madre
no tuviese la misma expresión de sorpresa de su padre cuando había conocido a Naiad.
Sam y Giulian llegaron casi
al mismo tiempo al interior del
Castillo, y después que Elijah se cambió de ropa pudieron ir a desayunar. El
resto de la mañana fue relativamente tranquila y salvo por los ocasionales
gritos de los gemelos que parecían no poder expresarse con voces más bajas,
nada extraordinario sucedió, de modo que Giulian había comenzado a albergar esperanzas
de que fuese un día sin incidentes, pero no podía estar más equivocado.
Brendan y Elijah
normalmente se las arreglaban bastante bien para poner de cabeza a los
habitantes de Averdeen, pero con el
añadido de Vladimir y Dreo aquello se volvía catastrófico. En los últimos
tiempos los dos primeros habían desarrollado una actitud más pausada pero no
menos desestabilizadora, y Sam había concluido que aquellos dos pequeños
cerebros eran sumamente peligrosos. Mientras que Vladimir y Dreo aparte de que
parecían funcionar como uno solo, eran positivamente perjudiciales para
cualquiera que sufriese del corazón, ya que se las ingeniaban para que el vital
músculo de todos se detuviese con excesiva frecuencia.
Pero si aquellos cuatro
individuos constituían un peligro, la pequeña Lizzy McKenzie no era mucho
mejor, aquella dulce criatura de rizos dorados y rostro angelical, estaba
logrando que Anne perdiese el juicio a pasos acelerados. De modo que cuando Sam
la vio en compañía de Dreo y Vladimir conversando bajo un árbol y apartados de
los demás, decidió acercarse antes de que ocurriese una catástrofe, solo que en
ningún caso se esperaba lo que sucedió, porque mientras caminaba en dirección a
los chicos, vio que Lizzy era impulsada hacia arriba por los niños. Esto no
habría tenido por qué ser un mayor problema, ya que a Sam le habría bastado con
detener la indudable caída, el asunto fue que lejos de caer, la niña comenzó a
elevarse por los aires hasta alcanzar la copa del árbol bajo el que se
encontraban.
Nadie más parecía haber
prestado atención al asunto, porque Giulian y Dan intentaban que los gemelos no
tirasen la mesa, Danny y Gail tenían alzados en ese momento a los gemelos de
Danny, Iván había corrido a detener a Elijah y a Brendan antes de que se
escaparan de nuevo, y los demás conversaban animadamente. El único que a pesar
de estar haciendo esfuerzos por impedir que Jonathan se acercase mucho a Daira
porque ésta seguía en su política de agresión cada vez que el infortunado
Arzhaelí se le acercaba, fue Mael. Antes de que Sam lo notase estaba a su lado
no porque hubiese visto lo sucedido, sino porque sintió la repentina
preocupación de ella.
-
No te preocupes Nena, yo la bajaré
-- le dijo al ver lo que estaba
sucediendo, pero sin cuestionarse cómo había sucedido, ya se enteraría después
Pero ciertamente lo que
preocupaba, o más bien llamaba la atención de Sam no era cómo bajarla, sino cómo había subido hasta allí. Sin
embargo, ya Mael se había trepado al árbol y había llegado hasta la niña.
-
Vaya señorita, parece usted una gatita traviesa -- le
dijo sentándose a su lado en la rama
-
¿Estás enojado? -- preguntó la niña, aunque por su expresión
parecía que no había nada que le importase menos
-
Enojado no, preocupado
-
¿Por qué?
-
Porque podrías caer y lastimarte seriamente --
pero la niña rió con diversión
-
No me caigo nunca -- esa era una afirmación que implicaba que
aquello era una actividad constante
-
¿Entonces te gustan los árboles?
-
No, me gusta el aire -- Mael no estaba muy seguro de la lógica del
asunto, pero decidió no discutirlo, después de todo, aquella pequeña señorita
no llegaba a los dos años aun
-
De acuerdo, pero ahora si no te importa debemos bajar ¿me permites? --
dijo extendiendo los brazos para alzarla y ella asintió
Sin embargo, una vez en
tierra Mael no tuvo ocasión de comentarle nada a Sam de lo que le había dicho
la niña, porque finalmente Giulian fracasó estrepitosamente en su empeño de
evitar que los gemelos tiraran la mesa y acabó bajo ella lleno de dulce y
maldiciendo en todos los tonos mientras los demás se partían de risa.
Después de eso y mientras
Giulian subía a cambiarse, Amy, Sam y Elar se dedicaron a reparar el
estropicio, pero como los gemelos quedaron unos minutos sin supervisión, de
nuevo Mael en esta ocasión asistido por Iván, tuvieron que sujetarlos porque se
habían acercado a la pequeña Eurielle, la hija de Kenny y Anastasia, y
sujetándola por los bracitos ya se estaban elevando en el aire, y por otro lado
Dreo y Vladimir se habían subido a la balaustrada de la terraza más cercana y
caminaban en precario equilibrio por ella, de modo que Danny puso a Ian en
brazos de su madre, Gail le entregó a Ethan a Aderyn y ambos corrieron hacia
los niños antes de que cayesen al vacío.
Cuando creían que ya todo
estaba en orden, se suscitó un pleito entre Aelig y Lizzy aunque nadie supo
nunca por qué. Pero el asunto es que de pronto escucharon el grito enfurecido
de Lizzy y a continuación la vieron cargar en contra de su prima, aunque Aelig
era unos meses mayor que Lizzy, terminó derribada por la más pequeña. Esta vez
fueron Brendan y Elijah los primeros en llegar al lugar del conflicto porque
habían estado al lado de Lizzy, seguidos de Jonathan, Sam, Mael y Anastasia. Esta última estaba
visiblemente molesta al ver los rasguños en el rostro de su hija y se volvió
hacia Jonathan con furia.
-
¡Controla a tu pequeño demonio Jonathan McKenzie! --
pero antes de que él pudiese contestar lo hizo Daira
-
Anastasia, no suelo atacar a nadie que no sea este infeliz --
dijo señalando a Jonathan -- pero si vuelves a referirte a Lizzy en esos
términos, no me costará nada hacer una excepción -- le
advirtió en tono amenazante, Anastasia la miró con ira antes de hablar
-
¡Mira como le dejó la cara a Aelig!
-
Ella se lo buscó -- dijeron Elijah y Brendan al mismo tiempo
Mientras Sam se ocupaba de
curar los rasguños en el rostro de Aelig que seguía llorando, Mael había alzado
a Lizzy y junto con Jonathan apartaron a
los niños de allí
-
Definitivamente lo dicho señorita
-- le dijo Mael a Lizzy --
parece usted una gatita especialmente peligrosa
-
No padrino -- dijo Brendan
-- Aelig la estaba molestando
-
Aun así no debiste atacarla de esa forma Lizzy -- le
dijo Jonathan y la niña escondió el rostro en el cuello de Mael, con lo que
Jonathan se ganó una mirada peligrosa de los cuatro pequeños individuos que se
encontraban allí, que luego de mirarlo a él giraron las cabezas en dirección a
Aelig
Después de superada la
conmoción, no sucedió nada más hasta el momento de partir el pastel, apenas
Brendan había soplado las velitas, miró a Elijah y a sus primos. Sam captó
aquella peligrosa mirada con unos segundos de retraso que dieron como resultado
el no poder evitar que Aelig terminase con pastel hasta en los ojos. Todos sabían que los especialistas en aquella clase de desastres eran Dreo y Vladimir,
sin embargo, parecían decididos a cargar todos con la responsabilidad, porque
ni Brendan ni Elijah dejaron de participar.
-
Déjame ayudarte Aelig -- dijo Brendan con voz solícita, pero lo que
hizo fue esparcir el dulce aun más por el rostro de la niña
-
No seas tonto Bren, así no
-- dijo Elijah y a continuación
la niña emitió un chillido y todos vieron que
estaba bañada de pies a cabeza como si le hubiesen lanzado un cubo de
agua
Samantha y Mael se morían
de la vergüenza, porque con mucho, lo que acababa de hacer su hijo era todavía
peor que la salpicada de pastel.
La poco convencional fiesta
de cumpleaños terminó con los cuatro malhechores
castigados pero muy satisfechos, una Anastasia furiosa y marchándose sin
despedirse de nadie, y un Kenny que no sabía qué decir.
Ya en la noche y cuando
estaban en la cama, Giulian miró a Sam en cuanto esta regresó de darle las
buenas noches a los angelitos y se
acurrucaba a su lado.
-
¿Princesa, te parece bien si para el cumpleaños de los gemelos solo les
compramos muchos regalos y prescindimos de la celebración?
Pero Sam rió con regocijo,
le dio un beso y se dispuso a dormir porque estaba agotada.
Los meses parecían volar,
Sam estuvo my ocupada hasta julio cuando terminaron el semestre y sus estudios
formales en el Instituto, pero tal y como había pronosticado Giulian, eso no
hizo que se quedase más tranquila, porque cuando no tenía nada qué hacer se lo
inventaba.
Los niños crecían sanos y
felices, aunque los padres de las criaturas no siempre salían indemnes de las
locuras de sus hijos y Giulian seguía cuestionándose la salud de Nat que a sus
cinco meses aun no había causado ningún estropicio ni había dado ningún susto a
sus padres.
Al único que parecía no
irle muy bien era a Jonathan, pues pasaba más tiempo en el Hospital que en
ningún otro lugar. Cada vez que Daira lo veía y si se le ocurría hablarle,
invariablemente terminaba a varios metros de la Arzhaelí con alguna herida.
Esto por supuesto era celebrado, aplaudido y se había convertido en el tema de
conversación más discutido dentro del gremio de sus compañeros que pensaban que
o Jonathan dejaba de intentar acercarse a Daira, o realmente nunca conocería a
su hijo. Y además hacían apuestas cada una más escandalosa que la otra sobre el
tiempo que le quedaba de vida al Arzhaelí.
El próximo chequeo de Sam
coincidió con el cumpleaños de Giulian y los gemelos, y ella lo había olvidado
por completo atareada como estaba preparando la celebración.
-
¿Ya estás lista princesa? -- le preguntó Giulian cuando ella bajó a
desayunar
-
¿Lista? ¿Lista para qué?
-
Debemos ir al Hospital -- le dijo él
y ella puso cara de consternación --
¿Qué sucede?
-
Hoy no va a poder ser porque aun tengo muchas cosas por hacer
-
Amy y Elar pueden hacerse cargo un momento --
insistió él
-
No Giulian, esto es mi responsabilidad y no…
-
¡La salud de nuestra hija también lo es!
-- exclamó Giulian perdiendo la
paciencia
-
Giulian no va a suceder nada por ir mañana en lugar de hoy --
porfió ella
-
¡Eres… eres… imposible! -- exclamó y abandonó el comedor pateando todo
cuanto se encontró en el camino
-
Hija… -- comenzó Amy
-
Lo sé mamá -- la interrumpió ella y fue tras él, pero no lo
encontró por ninguna parte porque se había marchado
Sam se sintió terriblemente
culpable, de modo que cuando Iván ya se marchaba decidió ir con él a Arx. Sin
embargo, se alegró de haber ido solo con Iván dada la naturaleza de la noticia
que le dio el Läkare y que ella le pidió tanto a él como a Iván, no decirle
nada a Giulian, aunque con cierta preocupación pensó que existía la posibilidad
de que él no le perdonase aquello nunca.
Cuando Giulian regresó en
la tarde, ya se le había pasado la molestia y en cuanto ella le informó que
igual había ido, la riñó por no haberle avisado pero se sintió más tranquilo.
Para aquella ocasión y
teniendo en cuenta las pasadas experiencias, se habían organizado mejor y cada
uno tendría a su cargo a uno de los niños para evitar desastres. Esto demostró
ser una buena estrategia, y salvo una que otra caída, no hubo daños serios que
lamentar. En cambio sí tuvieron un motivo más de celebración cuando Iván y Elar
anunciaron que esperaban su segundo hijo, algo que no extrañó a nadie porque Elar
ya había dicho que quería otro bebé lo antes posible, aunque Diandra pensaba
que si bien era cierto que Nathaniel era un sol, después de las terribles horas
que había vivido Elar con su parto, parecía increíble que quisiese otro. Pero
aun así, los futuros padres estaban muy contentos.
Llegó octubre y Giulian y
Mael comenzaron a preocuparse seriamente por Jonathan. En los últimos meses su
amigo había perdido no solo su habitual alegría sino que estaba demacrado,
había perdido peso y parecía definitivamente enfermo. Ya casi no salía con sus
amigos y la última vez que lo había hecho se había marchado temprano y furioso,
por lo que Mael amenazó en los términos más directos y peligrosos con hacer
callar de forma muy dolorosa al próximo que mencionara la catastrófica relación
de Jonathan y Daira en presencia de su amigo, y como ciertamente nadie quería
ser víctima de la ira de Berserker, dejaron a Jonathan en paz.
El Arzhaelí por su parte,
estaba viviendo una de las peores épocas de su vida. En un principio no tenía
ni la más remota idea de lo que quería hacer, y no estaba seguro de lo que
sentía por Daira, porque él seguía
negándose neciamente la posibilidad de estar enamorado. Pero a medida
que fueron pasando los días, primero comenzó a echarla de menos, lo que
justificó diciéndose que se había acostumbrado a ella. Pero luego esa ausencia
comenzó a dolerle y para eso no tenía una justificación plausible.
En cuanto su madre se había
enterado del embarazo de Daira, había comenzado una intensa campaña a favor del
matrimonio, pero milagrosamente de la noche a la mañana lo había dejado en paz.
Lo que él no sabía, era que Anne lo había intentado con Daira y que la Arzhaelí
le había dicho en los términos más claros, que ni aunque su vida dependiese de
ello se casaría nunca con Jonathan. Anne entró en crisis y Peter tuvo que
recurrir a Iván, pero nadie le dijo nada de esto a Jonathan.
Pero para aquella inusual
pareja las cosas nunca serían fáciles y nuevamente un sábado en la tarde cuando
el paseo con los niños estaba a punto de concluir, Jonathan vio con inmensa ira
que Daira entraba a una tienda en compañía de Armel.
-
Jonathan -- lo detuvo Mael -- me
has dicho hasta el cansancio que tú no lo amas, de modo que déjala en paz
Mael sabía perfectamente
que aquello era una mentira descomunal, porque al igual que todos, él sabía que
Jonathan McKenzie estaba perdida e irremediablemente enamorado de Daira, aunque
nadie se lo mencionaba nunca porque era lo bastante idiota como para no
reconocerlo. Sin embargo, Mael había conversado con Iván y éste le había dicho
que era mejor esperar a que Daira saliese del embarazo, y tal vez entonces se
mostraría un poco más razonable, dejaría de atacar a Jonathan cada vez que lo
veía, y quizá podrían arreglarse las cosas entre ellos. Él a su vez había
intentado hacerle entender a Jonathan que por el bien del bebé, Daira debía
tener un embarazo tranquilo, por lo que era más prudente que dejase de molestarla
y en apariencia Jonathan había entendido y ya no la buscaba como en el
principio. Pero una cosa era no buscarla y esperar a que naciese el bebé, y
otra muy diferente era verla en compañía de Armel y pretender que se quedase
como si nada. De modo que se fue derecho hacia ellos sin tener en consideración
ninguna otra cosa.
-
Parece que tienes un muy especial interés en MI mujer Haider -- dijo con voz helada cuando llegó hasta ellos
-
Aclaremos algo McKenzie -- dijo Daira antes de que Armel pudiese decir nada -- NO soy nada tuyo, sigo siendo Daira
Clemmens
-
Algo que va cambiar en breve
-
¡Ja! -- se burló ella y tomando el brazo de Armel,
intentó seguir su camino
Pero bajo ningún concepto
Jonathan iba a quedarse sin hacer nada, de manera que intentó detenerla. Craso
error, porque al minuto siguiente había aterrizado varios metros más allá.
Armel decidió hacerse cargo de la situación a fin de evitar males mayores, de
modo que soltó a Daira y se acercó a Jonathan, lo asió por un brazo y lo sacó
del local.
-
Escúchame niño estúpido, ya me estoy cansando de salvar tu cuello. En
primer lugar si me interesara Daira y no es así, habría tenido muchas más
oportunidades que tú porque la conozco desde hace mucho más tiempo y
ciertamente tengo mejor carácter. Segundo, te lo dije una vez, si queremos algo
vamos por ello antes de que otro lo haga. Tercero, si tú no lo has notado te
aseguro que el resto de la humanidad sí, y todos sabemos que la amas, si eres tan cobarde que no estás dispuesto a
reconocerlo entonces déjala en paz, porque sucede que ella sí te ama y solo le
estás haciendo daño con esa actitud de “sí
pero no”. Y por último, si vuelves a amenazarme una vez más por esta
tontería, te aseguro que la temporada que pasarás en el hospital, no te
permitirá conocer a tu hijo hasta que sea mayor de edad.
Dicho esto lo soltó y se
marchó, pero si Jonathan no había dicho nada era porque se había quedado pegado
en dos frases: Todos sabemos que la amas,
y en: Ella SÍ te ama. En ese momento
ni Armel ni el mismo Jonathan lo sabían, pero aquella verdad que se había
negado con tanto empeño negar, probablemente a partir de ese momento comenzaría
a atormentarlo hasta derrumbar todas sus defensas, lo que restaba saber era si
no sería demasiado tarde.
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