LMA 3

LMA 3
La vida que habían vivido hasta ahora había sido peligrosa pero nunca se sentaron a ver lo que sucedía, sino que participaron activamente en todo ello. Ahora tenían que reconstruir sobre las cenizas de la tristeza y de la pérdida, y para poder seguir tenían que comenzar todo de nuevo. Nunca nada sucede como suponíamos o como teníamos previsto pero siempre el universo nos brinda una nueva oportunidad. La vida les había dado mil razones para llorar pero ahora se disponían a encontrar otras mil para reír, debían dejar descansar a los que se habían ido pero siempre tendrían un lugar en el recuerdo y en el corazón de todos, y disponerse a comenzar… Una nueva vida

viernes, 22 de agosto de 2014

Cap. 72 Cumpleaños…



El día del cumpleaños de Brendan, fue uno de los más alocados que Giulian recordaba haber vivido. La primera noticia de la mañana fue para variar que ni Brendan ni Elijah estaban en su habitación. En cuanto verificaron que ninguno de los dos estaba dentro del Castillo, tuvieron pocas dudas de dónde se encontraba Elijah y menos aún de dónde podía estar Brendan. De modo que Sam se encaminó hacia el Lago mientras que Giulian lo hacía hacia el bosque.

Tal y como había imaginado, Brendan se encontraba con Gwyn pero no solo con ella, sino que para sorpresa de Giulian, había una impresionante reunión de Dríades alrededor de su hijo.

-          Saludos mi señor  --  dijo Gwyn en cuanto éste se acercó

-          Buenos días Gwyn  --  correspondió él al saludo  --  ¿Puedo preguntar a qué se debe esta reunión?

-          Solo han querido venir a presentar sus respetos al pequeño señor  --  dijo ella

-          Bueno, se los agradezco mucho pero el pequeño señor ahora debe ir a desayunar

-          Estoy desayunando papi  --  dijo Brendan

Y cuando Giulian se acercó, vio que efectivamente había un gran festín de frutas variadas sobre una piedra plana que hacía las veces de mesa natural. Evidentemente las Dríades habían obsequiado a Brendan con una gran cantidad de frutas, muchas de las cuales él no había visto nunca antes.

-          Ven y come con nosotros papi  --  dijo el chico, y para no parecer grosero Giulian se sentó a su lado


Sam por su parte, se había acercado a la orilla del Lago, había llamado a Sealkie, y unos segundos después el elemental apareció ante ella.

-          ¿Llamaste mi señora?

-          Sealkie  ¿podrías buscar a Elijah?

-          Por supuesto mi señora

El elemental se unió a las aguas y unos minutos después salían de éstas Elijah y la que suponía sería Naiad, según lo que le había dicho Mael.

-          Saludos mi señora  --  dijo la Ninfa haciendo una cortés reverencia

-          Hola Naiad, me alegra conocerte  --  dijo Sam mientras se agachaba para quedar a la altura de su hijo que venía hacia ella

-          ¿Me buscabas mami?  --  preguntó mientras le daba un beso a su madre

-          Sí corazón, supongo que no has olvidado que hoy es el cumpleaños de Brendan ¿verdad?

-          No, pero ya lo felicité y ahora él está con Gwyn  --  respondió el niño con su calma característica

-          De acuerdo mi amor, pero debemos ir a que te cambies de ropa para el desayuno  --  Elijah no discutió con su madre y ambos se despidieron de Naiad

-          Ha sido placer conocerte Naiad  --  le dijo Sam

-          Solo tienes que llamar si me necesitas mi señora y siempre acudiré a tu llamado

-          Gracias

A Sam ya no lo sorprendía mucho aquella actitud, ya que había escuchado el mismo asunto por parte de los demás elementales, y por alguna razón Elijah se sintió contento de que su madre no tuviese la misma expresión de sorpresa de su padre cuando había conocido a Naiad.

Sam y Giulian llegaron casi al mismo tiempo  al interior del Castillo, y después que Elijah se cambió de ropa pudieron ir a desayunar. El resto de la mañana fue relativamente tranquila y salvo por los ocasionales gritos de los gemelos que parecían no poder expresarse con voces más bajas, nada extraordinario sucedió, de modo que Giulian había comenzado a albergar esperanzas de que fuese un día sin incidentes, pero no podía estar más equivocado.

Brendan y Elijah normalmente se las arreglaban bastante bien para poner de cabeza a los habitantes de Averdeen, pero con el añadido de Vladimir y Dreo aquello se volvía catastrófico. En los últimos tiempos los dos primeros habían desarrollado una actitud más pausada pero no menos desestabilizadora, y Sam había concluido que aquellos dos pequeños cerebros eran sumamente peligrosos. Mientras que Vladimir y Dreo aparte de que parecían funcionar como uno solo, eran positivamente perjudiciales para cualquiera que sufriese del corazón, ya que se las ingeniaban para que el vital músculo de todos se detuviese con excesiva frecuencia.

Pero si aquellos cuatro individuos constituían un peligro, la pequeña Lizzy McKenzie no era mucho mejor, aquella dulce criatura de rizos dorados y rostro angelical, estaba logrando que Anne perdiese el juicio a pasos acelerados. De modo que cuando Sam la vio en compañía de Dreo y Vladimir conversando bajo un árbol y apartados de los demás, decidió acercarse antes de que ocurriese una catástrofe, solo que en ningún caso se esperaba lo que sucedió, porque mientras caminaba en dirección a los chicos, vio que Lizzy era impulsada hacia arriba por los niños. Esto no habría tenido por qué ser un mayor problema, ya que a Sam le habría bastado con detener la indudable caída, el asunto fue que lejos de caer, la niña comenzó a elevarse por los aires hasta alcanzar la copa del árbol bajo el que se encontraban.

Nadie más parecía haber prestado atención al asunto, porque Giulian y Dan intentaban que los gemelos no tirasen la mesa, Danny y Gail tenían alzados en ese momento a los gemelos de Danny, Iván había corrido a detener a Elijah y a Brendan antes de que se escaparan de nuevo, y los demás conversaban animadamente. El único que a pesar de estar haciendo esfuerzos por impedir que Jonathan se acercase mucho a Daira porque ésta seguía en su política de agresión cada vez que el infortunado Arzhaelí se le acercaba, fue Mael. Antes de que Sam lo notase estaba a su lado no porque hubiese visto lo sucedido, sino porque sintió la repentina preocupación de ella.

-          No te preocupes Nena, yo la bajaré  --  le dijo al ver lo que estaba sucediendo, pero sin cuestionarse cómo había sucedido, ya se enteraría después

Pero ciertamente lo que preocupaba, o más bien llamaba la atención de Sam no era cómo bajarla, sino cómo había subido hasta allí. Sin embargo, ya Mael se había trepado al árbol y había llegado hasta la niña.

-          Vaya señorita, parece usted una gatita traviesa  --  le dijo sentándose a su lado en la rama

-          ¿Estás enojado?  --  preguntó la niña, aunque por su expresión parecía que no había nada que le importase menos

-          Enojado no, preocupado

-          ¿Por qué?

-          Porque podrías caer y lastimarte seriamente  --  pero la niña rió con diversión

-          No me caigo nunca  --  esa era una afirmación que implicaba que aquello era una actividad constante

-          ¿Entonces te gustan los árboles?

-          No, me gusta el aire  --  Mael no estaba muy seguro de la lógica del asunto, pero decidió no discutirlo, después de todo, aquella pequeña señorita no llegaba a los dos años aun

-          De acuerdo, pero ahora si no te importa debemos bajar ¿me permites?  --  dijo extendiendo los brazos para alzarla y ella asintió

Sin embargo, una vez en tierra Mael no tuvo ocasión de comentarle nada a Sam de lo que le había dicho la niña, porque finalmente Giulian fracasó estrepitosamente en su empeño de evitar que los gemelos tiraran la mesa y acabó bajo ella lleno de dulce y maldiciendo en todos los tonos mientras los demás se partían de risa.

Después de eso y mientras Giulian subía a cambiarse, Amy, Sam y Elar se dedicaron a reparar el estropicio, pero como los gemelos quedaron unos minutos sin supervisión, de nuevo Mael en esta ocasión asistido por Iván, tuvieron que sujetarlos porque se habían acercado a la pequeña Eurielle, la hija de Kenny y Anastasia, y sujetándola por los bracitos ya se estaban elevando en el aire, y por otro lado Dreo y Vladimir se habían subido a la balaustrada de la terraza más cercana y caminaban en precario equilibrio por ella, de modo que Danny puso a Ian en brazos de su madre, Gail le entregó a Ethan a Aderyn y ambos corrieron hacia los niños antes de que cayesen al vacío.

Cuando creían que ya todo estaba en orden, se suscitó un pleito entre Aelig y Lizzy aunque nadie supo nunca por qué. Pero el asunto es que de pronto escucharon el grito enfurecido de Lizzy y a continuación la vieron cargar en contra de su prima, aunque Aelig era unos meses mayor que Lizzy, terminó derribada por la más pequeña. Esta vez fueron Brendan y Elijah los primeros en llegar al lugar del conflicto porque habían estado al lado de Lizzy, seguidos de Jonathan, Sam,  Mael y Anastasia. Esta última estaba visiblemente molesta al ver los rasguños en el rostro de su hija y se volvió hacia Jonathan con furia.

-          ¡Controla a tu pequeño demonio Jonathan McKenzie!  --  pero antes de que él pudiese contestar lo hizo Daira

-          Anastasia, no suelo atacar a nadie que no sea este infeliz  --  dijo señalando a Jonathan  --  pero si vuelves a referirte a Lizzy en esos términos, no me costará nada hacer una excepción  --  le advirtió en tono amenazante, Anastasia la miró con ira antes de hablar

-          ¡Mira como le dejó la cara a Aelig!

-          Ella se lo buscó  --  dijeron Elijah y Brendan al mismo tiempo

Mientras Sam se ocupaba de curar los rasguños en el rostro de Aelig que seguía llorando, Mael había alzado a Lizzy y junto con Jonathan  apartaron a los niños de allí

-          Definitivamente lo dicho señorita  --  le dijo Mael a Lizzy  --  parece usted una gatita especialmente peligrosa

-          No padrino  --  dijo Brendan  --  Aelig la estaba molestando

-          Aun así no debiste atacarla de esa forma Lizzy  --  le dijo Jonathan y la niña escondió el rostro en el cuello de Mael, con lo que Jonathan se ganó una mirada peligrosa de los cuatro pequeños individuos que se encontraban allí, que luego de mirarlo a él giraron las cabezas en dirección a Aelig

Después de superada la conmoción, no sucedió nada más hasta el momento de partir el pastel, apenas Brendan había soplado las velitas, miró a Elijah y a sus primos. Sam captó aquella peligrosa mirada con unos segundos de retraso que dieron como resultado el no poder evitar que Aelig terminase con pastel hasta en los ojos.  Todos sabían que los especialistas en aquella clase de desastres eran Dreo y Vladimir, sin embargo, parecían decididos a cargar todos con la responsabilidad, porque ni Brendan ni Elijah dejaron de participar.

-          Déjame ayudarte Aelig  --  dijo Brendan con voz solícita, pero lo que hizo fue esparcir el dulce aun más por el rostro de la niña

-          No seas tonto Bren, así no  --  dijo Elijah y a continuación la niña emitió un chillido y todos vieron que  estaba bañada de pies a cabeza como si le hubiesen lanzado un cubo de agua

Samantha y Mael se morían de la vergüenza, porque con mucho, lo que acababa de hacer su hijo era todavía peor que la salpicada de pastel.

La poco convencional fiesta de cumpleaños terminó con los cuatro malhechores castigados pero muy satisfechos, una Anastasia furiosa y marchándose sin despedirse de nadie, y un Kenny que no sabía qué decir.

Ya en la noche y cuando estaban en la cama, Giulian miró a Sam en cuanto esta regresó de darle las buenas noches a los angelitos y se acurrucaba a su lado.

-          ¿Princesa, te parece bien si para el cumpleaños de los gemelos solo les compramos muchos regalos y prescindimos de la celebración?

Pero Sam rió con regocijo, le dio un beso y se dispuso a dormir porque estaba agotada.


Los meses parecían volar, Sam estuvo my ocupada hasta julio cuando terminaron el semestre y sus estudios formales en el Instituto, pero tal y como había pronosticado Giulian, eso no hizo que se quedase más tranquila, porque cuando no tenía nada qué hacer se lo inventaba.

Los niños crecían sanos y felices, aunque los padres de las criaturas no siempre salían indemnes de las locuras de sus hijos y Giulian seguía cuestionándose la salud de Nat que a sus cinco meses aun no había causado ningún estropicio ni había dado ningún susto a sus padres.

Al único que parecía no irle muy bien era a Jonathan, pues pasaba más tiempo en el Hospital que en ningún otro lugar. Cada vez que Daira lo veía y si se le ocurría hablarle, invariablemente terminaba a varios metros de la Arzhaelí con alguna herida. Esto por supuesto era celebrado, aplaudido y se había convertido en el tema de conversación más discutido dentro del gremio de sus compañeros que pensaban que o Jonathan dejaba de intentar acercarse a Daira, o realmente nunca conocería a su hijo. Y además hacían apuestas cada una más escandalosa que la otra sobre el tiempo que le quedaba de vida al Arzhaelí.

El próximo chequeo de Sam coincidió con el cumpleaños de Giulian y los gemelos, y ella lo había olvidado por completo atareada como estaba preparando la celebración.

-          ¿Ya estás lista princesa?  --  le preguntó Giulian cuando ella bajó a desayunar

-          ¿Lista? ¿Lista para qué?

-          Debemos ir al Hospital  --  le dijo él  y  ella puso cara de consternación  --  ¿Qué sucede?

-          Hoy no va a poder ser porque aun tengo muchas cosas por hacer

-          Amy y Elar pueden hacerse cargo un momento  --  insistió él

-          No Giulian, esto es mi responsabilidad y no…

-          ¡La salud de nuestra hija también lo es!  --  exclamó Giulian perdiendo la paciencia

-          Giulian no va a suceder nada por ir mañana en lugar de hoy  --  porfió ella

-          ¡Eres… eres… imposible!  --  exclamó y abandonó el comedor pateando todo cuanto se encontró en el camino

-          Hija…  --  comenzó Amy

-          Lo sé mamá  --  la interrumpió ella y fue tras él, pero no lo encontró por ninguna parte porque se había marchado

Sam se sintió terriblemente culpable, de modo que cuando Iván ya se marchaba decidió ir con él a Arx. Sin embargo, se alegró de haber ido solo con Iván dada la naturaleza de la noticia que le dio el Läkare y que ella le pidió tanto a él como a Iván, no decirle nada a Giulian, aunque con cierta preocupación pensó que existía la posibilidad de que él no le perdonase aquello nunca.

Cuando Giulian regresó en la tarde, ya se le había pasado la molestia y en cuanto ella le informó que igual había ido, la riñó por no haberle avisado pero se sintió más tranquilo.

Para aquella ocasión y teniendo en cuenta las pasadas experiencias, se habían organizado mejor y cada uno tendría a su cargo a uno de los niños para evitar desastres. Esto demostró ser una buena estrategia, y salvo una que otra caída, no hubo daños serios que lamentar. En cambio sí tuvieron un motivo más de celebración cuando Iván y Elar anunciaron que esperaban su segundo hijo, algo que no extrañó a nadie porque Elar ya había dicho que quería otro bebé lo antes posible, aunque Diandra pensaba que si bien era cierto que Nathaniel era un sol, después de las terribles horas que había vivido Elar con su parto, parecía increíble que quisiese otro. Pero aun así, los futuros padres estaban muy contentos.

Llegó octubre y Giulian y Mael comenzaron a preocuparse seriamente por Jonathan. En los últimos meses su amigo había perdido no solo su habitual alegría sino que estaba demacrado, había perdido peso y parecía definitivamente enfermo. Ya casi no salía con sus amigos y la última vez que lo había hecho se había marchado temprano y furioso, por lo que Mael amenazó en los términos más directos y peligrosos con hacer callar de forma muy dolorosa al próximo que mencionara la catastrófica relación de Jonathan y Daira en presencia de su amigo, y como ciertamente nadie quería ser víctima de la ira de Berserker, dejaron a Jonathan en paz.

El Arzhaelí por su parte, estaba viviendo una de las peores épocas de su vida. En un principio no tenía ni la más remota idea de lo que quería hacer, y no estaba seguro de lo que sentía por Daira, porque él seguía  negándose neciamente la posibilidad de estar enamorado. Pero a medida que fueron pasando los días, primero comenzó a echarla de menos, lo que justificó diciéndose que se había acostumbrado a ella. Pero luego esa ausencia comenzó a dolerle y para eso no tenía una justificación plausible.

En cuanto su madre se había enterado del embarazo de Daira, había comenzado una intensa campaña a favor del matrimonio, pero milagrosamente de la noche a la mañana lo había dejado en paz. Lo que él no sabía, era que Anne lo había intentado con Daira y que la Arzhaelí le había dicho en los términos más claros, que ni aunque su vida dependiese de ello se casaría nunca con Jonathan. Anne entró en crisis y Peter tuvo que recurrir a Iván, pero nadie le dijo nada de esto a Jonathan.

Pero para aquella inusual pareja las cosas nunca serían fáciles y nuevamente un sábado en la tarde cuando el paseo con los niños estaba a punto de concluir, Jonathan vio con inmensa ira que Daira entraba a una tienda en compañía de Armel.

-          Jonathan  --  lo detuvo Mael  --  me has dicho hasta el cansancio que tú no lo amas, de modo que déjala en paz

Mael sabía perfectamente que aquello era una mentira descomunal, porque al igual que todos, él sabía que Jonathan McKenzie estaba perdida e irremediablemente enamorado de Daira, aunque nadie se lo mencionaba nunca porque era lo bastante idiota como para no reconocerlo. Sin embargo, Mael había conversado con Iván y éste le había dicho que era mejor esperar a que Daira saliese del embarazo, y tal vez entonces se mostraría un poco más razonable, dejaría de atacar a Jonathan cada vez que lo veía, y quizá podrían arreglarse las cosas entre ellos. Él a su vez había intentado hacerle entender a Jonathan que por el bien del bebé, Daira debía tener un embarazo tranquilo, por lo que era más prudente que dejase de molestarla y en apariencia Jonathan había entendido y ya no la buscaba como en el principio. Pero una cosa era no buscarla y esperar a que naciese el bebé, y otra muy diferente era verla en compañía de Armel y pretender que se quedase como si nada. De modo que se fue derecho hacia ellos sin tener en consideración ninguna otra cosa.

-          Parece que tienes un muy especial interés en MI mujer Haider  --  dijo con voz helada cuando llegó hasta ellos

-          Aclaremos algo McKenzie  --  dijo Daira antes de que Armel pudiese decir nada  --   NO soy nada tuyo, sigo siendo Daira Clemmens

-          Algo que va cambiar en breve

-          ¡Ja!   --  se burló ella y tomando el brazo de Armel, intentó seguir su camino

Pero bajo ningún concepto Jonathan iba a quedarse sin hacer nada, de manera que intentó detenerla. Craso error, porque al minuto siguiente había aterrizado varios metros más allá. Armel decidió hacerse cargo de la situación a fin de evitar males mayores, de modo que soltó a Daira y se acercó a Jonathan, lo asió por un brazo y lo sacó del local.

-          Escúchame niño estúpido, ya me estoy cansando de salvar tu cuello. En primer lugar si me interesara Daira y no es así, habría tenido muchas más oportunidades que tú porque la conozco desde hace mucho más tiempo y ciertamente tengo mejor carácter. Segundo, te lo dije una vez, si queremos algo vamos por ello antes de que otro lo haga. Tercero, si tú no lo has notado te aseguro que el resto de la humanidad sí, y todos sabemos que la amas,  si eres tan cobarde que no estás dispuesto a reconocerlo entonces déjala en paz, porque sucede que ella sí te ama y solo le estás haciendo daño con esa actitud de “sí pero no”. Y por último, si vuelves a amenazarme una vez más por esta tontería, te aseguro que la temporada que pasarás en el hospital, no te permitirá conocer a tu hijo hasta que sea mayor de edad.


Dicho esto lo soltó y se marchó, pero si Jonathan no había dicho nada era porque se había quedado pegado en dos frases: Todos sabemos que la amas, y en: Ella SÍ te ama. En ese momento ni Armel ni el mismo Jonathan lo sabían, pero aquella verdad que se había negado con tanto empeño negar, probablemente a partir de ese momento comenzaría a atormentarlo hasta derrumbar todas sus defensas, lo que restaba saber era si no sería demasiado tarde.

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